OJOS EN EL CIELO: ESPIONAJE AMBIENTAL
Según un artículo recién publicado en Tierramérica, titulado El Caribe bajo el ojo satelital:
El que se envíen sus datos e imágenes de alta resolución de Centroamérica y sus recursos naturales al gobierno de Estados Unidos- bajo el pretexto de la protección ambiental- causa ronchas entre sectores progresistas en la región, entre otras razones, porque históricamente Wáshington ha usado esa información para conocer los recursos naturales de América Latina mejor que los latinoamericanos mismos.
Dijo Eduardo Galeano en Las Venas Abiertas de América Latina que en 1964 Brasil y Estados Unidos firmaron un acuerdo que le permitió a aviones de la Fuerza Aérea estadounidense a sobrevolar y fotografiar la jungla amazónica:
Este espionaje económico-ambiental de alta tecnología también lo documentaron Gerard Colby y Charlotte Dennett en su libro Thy Will Be Done: The Conquest of the Amazon (Harper Collins, 1995):
Consideren también lo que dice el Grupo de Acción sobre Erosión, Tecnología y Concentración sobre la observación satelital:
Según un artículo recién publicado en Tierramérica, titulado El Caribe bajo el ojo satelital:
América Central controla desde fines de los años 90 sus recursos naturales desde el espacio, a través de un proyecto de la NASA. Ahora busca integrar a los 15 países del Caribe.
La Comisión Centroamericana de Ambiente y Desarrollo firmó con la estadounidense Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA, por sus siglas en inglés) un convenio para ver su territorio gratis desde satélites. El acuerdo es financiado por el Banco Mundial y la estadounidense Agencia para el Desarrollo Internacional, con contrapartidas de los gobiernos usuarios.
Se busca la protección del Corredor Biológico Mesoamericano, donde hay 589 áreas protegidas, 14 biosferas, ocho sitios declarados patrimonios de la humanidad y 45 millones de habitantes en cerca de 760 mil kilómetros cuadrados, resume un documento del programa. El programa que permite "navegar" sobre la región desde computadores emplea los sistemas de Información Ambiental Mesoamericano y de Monitoreo y Visualización regional.
El que se envíen sus datos e imágenes de alta resolución de Centroamérica y sus recursos naturales al gobierno de Estados Unidos- bajo el pretexto de la protección ambiental- causa ronchas entre sectores progresistas en la región, entre otras razones, porque históricamente Wáshington ha usado esa información para conocer los recursos naturales de América Latina mejor que los latinoamericanos mismos.
Dijo Eduardo Galeano en Las Venas Abiertas de América Latina que en 1964 Brasil y Estados Unidos firmaron un acuerdo que le permitió a aviones de la Fuerza Aérea estadounidense a sobrevolar y fotografiar la jungla amazónica:
Habían utilizado equipos de cintilómetros para detectar los yacimientos de minerales radiactivos por la emisión de ondas de luz de intensidad variable, electromagnetómetros para radiografiar el subsuelo rico en minerales no ferrosos y magnetómetros para descubrir y medir el hierro. Los informes y las fotografías obtenidas en el relevamiento de la extensión y la profundidad de las riquezas secretas de la Amazonia fueron puestos en manos de las empresas privadas interesadas en el asunto, gracias a los buenos servicios del Geological Survey del gobierno de Estados Unidos. En la inmensa región se comprobó la existencia de oro, plata, diamantes, gipsita, hematita, magnetita, tantalio, titanio, torio, uranio, cuarzo, cobre, manganeso, plomo, sulfatos, potasios, bauxita, cinc, circonio, cromo y mercurio. (p. 223)
Este espionaje económico-ambiental de alta tecnología también lo documentaron Gerard Colby y Charlotte Dennett en su libro Thy Will Be Done: The Conquest of the Amazon (Harper Collins, 1995):
Un avión Carvelle propiedad de la firma texana Litton Industries comenzó vuelos a 4,000 pies sobre el Amazonas a 500 millas por hora. Usando cámaras espectrales, sensores infrarrojos y radar lateral (side-winding radar), tomando imágenes de radar, reveló los contornos topográficos bajo la jungla, incluyendo anomalías geológicas que sugerían depósitos minerales. El proyecto RADAM (Radar del Amazonas) ya estaba en operación. Cuando la creación de mapas terminó seis años después, el Amazonas había perdido muchos de sus últimos secretos. Por $7 millones, Litton había conseguido detalles cartográficos de los minerales y su densidad, y los tipos de vegetación de un área que cubría de cuatro a cinco millones de kilómetros cuadrados, que incluía el suelo de la jungla y hasta los minerales debajo. (p. 671)
Consideren también lo que dice el Grupo de Acción sobre Erosión, Tecnología y Concentración sobre la observación satelital:
Hoy, una nueva constelación de satélites comerciales más pequeños, más baratos y ágiles, están siendo financiados, construidos y operados por firmas privadas que esperan lucrarse de la comercialización de productos de información geoespacial y servicios relacionados. El mercado de sensores remotos, de la mano con las tecnologías de información geoespacial, se está expandiendo rápidamente y sus aplicaciones potenciales son virtualmente ilimitadas.
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