martes, julio 20, 2004


Si existe ese territorio donde la sangre se mezcla - como canta Daniel Viglietti -, seguramente queda en la Triple Frontera. Sobre la tierra misionera, roja de sangre guaraní, se encuentran los pueblos de países que llamamos Brasil, Paraguay y Argentina. Allá donde se juntan los ríos, allá donde se cruzan los caminos, allá donde la selva guarda leyendas y mitos, muy cerca de aquel lugar en donde fue gestado e inició su vida Teté (quien años después sería el Che), se realizó durante los últimos días 25, 26 y 27 de junio el Primer Foro Social de la Triple Frontera.

Quienes de pequeños o pequeñas nos asustábamos con la lectura de los "Cuentos de la Selva", de Horacio Quiroga, conocimos en directo el terror que en los pobladores del lugar (especialmente en la inmigración de origen árabe), generaron los cuentos del tío (Sam), que crearon leyendas sobre supuestas células terroristas que se ocultaban, no en un almohadón de plumas, sino entre la gente misma del lugar. Lo cierto es que la imaginación de los cuentistas del norte, transformó en pesadilla la vida cotidiana de los hombres y mujeres de la región, que viven prácticamente bajo un régimen de libertad vigilada.

Según la administración estadounidense, la Triple Frontera no debería ser "admirada" como el lugar de maravillas que es (por las cataratas y por la belleza natural de la zona), sino que debiera ser "observada" por los eternos buscadores de conspiraciones no demostradas, que justifican sus guerras de exterminio, sus invasiones, sus genocidios, y el continuo y desmesurado crecimiento de la carrera armamentista.

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