En Sélingué, Malí, en medio de la ''realidad cruda'', se celebra el encuentro mundial
Luchar por la soberanía alimentaria, alternativa al modelo neoliberal
Este no es un foro social como otros, dicen organizadores, aquí se viene con visión de largo plazo; se trabaja en forjar nuevos modos de movilización y de convivencia
''Hemos venido a Sélingué porque queremos partir de la realidad cruda y dura'', dice Paul Nicholson. ''Se podía haber hecho este foro en un hotel, en una capital del mundo. Habría sido más fácil y más barato. Pero aquí estamos construyendo nuestro futuro, nuestras casas. Nos estamos alimentando con la comida de aquí. Es un esfuerzo ímprobo, fatigoso, de una ambición enorme. Ambicionamos construir un nuevo horizonte de lucha y esperanza. Y lo estamos haciendo aquí''.
Paul sabe de lo que habla. El es agricultor en un caserío en la región de Vizcaya, en el país Vasco. Y podría convertirse en preso político. Desde Brasil se le acusa de haber participado junto a 2 mil mujeres en el destrozo de Aracruz, una multinacional de celulosa, el pasado 8 de marzo. La empresa pide entre ocho y 30 años de prisión para él.
Durante las protestas los manifestantes destruyeron miles de brotes de eucaliptos que eran clonados. El objetivo de la acción era denunciar las miles de hectáreas que posee la trasnacional para el cultivo de eucalipto, acacia y pino, destinados a fabricar celulosa blanca, con lo que se deja sin tierra a las poblaciones indígenas.
''Es una lucha contra el modelo de los monocultivos, contra el desierto verde, contra el modelo empresarial de la agricultura que expulsa a los campesinos y destruye el medio ambiente. Aracruz es una empresa asesina: expulsa pueblos indígenas y campesinos, ocupa enormes territorios''.
Etiquetas: Soberanía alimentaria
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