Contra acaparamiento de tierras
El proceso de acaparamiento de tierras está sucediendo a escala global y se ha intensificado a partir de las crisis alimentaria, climática y financiera que han creado los grandes capitalistas con sus propias políticas neoliberales. Ahora, los mismos que crearon las crisis han puesto la mira en los bienes naturales y los territorios, en lo que constituye una nueva fase de expansión del capitalismo con el objetivo de lograr el control de los bienes naturales del planeta.
El acaparamiento de tierras va en línea con el modelo de desarrollo industrial basado en la gran escala, que ya ha provocado numerosos impactos negativos sobre las comunidades y los ecosistemas. Por lo tanto, la lucha para frenar el acaparamiento de tierras es urgente. Se trata de una lucha entre el modelo industrial versus el modelo campesino e indígena. Se trata de la defensa del derecho básico a la tierra, al territorio, a poder producir alimentos. Se trata de la defensa de el derecho a la soberanía alimentaria.
Es por este motivo que La Vía Campesina organizó en Nyéléni (Mali) un encuentro histórico en el que participaron alrededor de 300 personas con el objetivo de intercambiar experiencias acerca de lo que está sucediendo a escala mundial con relación al acaparamiento de tierras. Desde allí se lanzó un llamamiento para la creación de una Alianza Global contra el Acaparamiento de Tierras. A continuación l@s invitamos a leer la declaración de la reunión y a adherir al llamamiento:
Declaración de la Conferencia
Detengamos el acaparamiento de Tierras, ya!
Nosotros, campesinas y campesinos, pastores, pueblos indígenas y nuestros aliados reunidos en Nyeleni del 17 al 19 de noviembre de 2011, hemos venido de todas partes del mundo para compartir por primera vez nuestras experiencias de lucha contra el acaparamiento de tierras. El año pasado apoyamos el Llamamiento de Kolongo de las organizaciones campesinas de Malí que han tomado el liderazgo en organizar la resistencia local al apoderamiento de las tierras campesinas en África. Hoy, hemos venido a Nyeleni a dar respuesta al Llamamiento de Dakar que convoca una alianza global contra el acaparamiento de tierra pues estamos decididos a defender la soberanía alimentaria, los bienes comunes y el derecho a los recursos naturales de los/as productores/as de alimentos a pequeña escala.
En Malí, el gobierno se ha comprometido a entregar 800 mil hectáreas de tierra a inversionistas empresariales. Se trata de tierras que han pertenecido a las comunidades durante generaciones, incluso siglos, mientras que el Estado de Malí existe sólo desde los años 1960. Despojar a las comunidades de sus tierras es una violación de sus derechos históricos y consuetudinarios.
El acceso seguro y el control de la tierra y los recursos naturales están íntimamente ligados al disfrute de los derechos consagrados en la Declaración Universal de los Derechos Humanos - y en otros tratados regionales e internacionales - tales como el derecho a la libre determinación, el derecho a un estándar adecuado de vida, a vivienda, a alimentación, a salud, a la cultura, la propiedad y la participación. Constatamos con suma preocupación que los Estados no cumplen con sus obligaciones en esta materia y ponen los intereses de negocios por encima de los intereses de los pueblos.
El acaparamiento de tierras es un fenómeno global promovido por las élites y los inversionistas locales, nacionales y transnacionales, y los gobiernos con el objetivo de controlar los recursos más preciados del planeta. Las crisis alimentarias, financieras y climáticas globales han desatado un apuro entre inversionistas y gobiernos pudientes por adquirir y apropiarse tierras y recursos naturales ya que éstos son los únicos puertos a salvo que quedan para garantizar rendimientos financieros. Fondos de pensiones y otros fondos de inversión se han convertido en poderosos actores en el acaparamiento de tierras, al mismo tiempo que sigue habiendo guerras para apoderarse del control de las riquezas naturales.
El Banco Mundial y los bancos regionales de desarrollo están facilitando el acaparamiento de la tierra y el agua al promover políticas y leyes convenientes a las corporaciones empresariales, al facilitar acceso a capital y garantías para los inversionistas, y al fomentar un modelo de desarrollo económico extractivo y destructivo. El Banco Mundial, el FIDA, la FAO y la Conferencia de la ONU sobre Comercio y Desarrollo han propuesto siete principios que legitiman el acaparamiento de tierra por parte de empresas comerciales y estados inversionistas. Dirigida por varias de las corporaciones transnacionales más grandes, la Alianza por la Revolución Verde en África apunta a transformar la agricultura campesina en agricultura industrial y a integrar a los/as campesinos/as a las cadenas globales de valor aumentando así enormemente su vulnerabilidad al despojo de tierras.
El acaparamiento de tierras va más allá de las estructuras imperialistas tradicionales Norte-Sur; las corporaciones transnacionales pueden tener sus sedes en Estados Unidos, Europa, Chile, México, Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica, Tailandia, Malasia y Corea del Sur, entre otros países. Se están acaparando tierras en Asia, África, las Américas y Europa para la agricultura industrial, las plantaciones forestales, la minería, los proyectos de infraestructuras, los embalses, el turismo, los parques naturales, la industria, la expansión urbana y los fines militares. Pueblos indígenas y minorías étnicas están siendo expulsadas de sus territorios por fuerzas armadas, aumentando su vulnerabilidad y en algunos casos incluso resultando en su esclavización. Las falsas soluciones de mercado al cambio climático están creando nuevas formas de alienar a las comunidades locales de sus tierras y recursos naturales.
A pesar del hecho que las mujeres producen la gran mayoría de los alimentos en el mundo, y de que son responsables del bienestar familiar y comunitario, las estructuras patriarcales existentes siguen provocando que ellas se vean despojadas de las tierras que cultivan y de su derecho a los recursos. Teniendo en cuenta que la mayoría de campesinas no tienen derechos a la tierra seguros y legalmente reconocidos, están particularmente expuestas a sufrir desalojos.
La lucha contra el acaparamiento de tierras es una lucha contra el capitalismo, el neoliberalismo y contra un modelo económico destructivo. Los testimonios de nuestras hermanas y hermanos de Africa del Sur, Brasil, Burkina Faso, Colombia, Francia, Ghana, Guatemala, Guinea Bissau, Honduras, India, Indonesia, Malí, Mauritania, Mozambique, Nepal, Níger, República Democrática de Congo, Senegal, Tailandia y Uganda, nos mostraron cómo el acaparamiento de tierras amenaza a la agricultura familiar a pequeña escala, la naturaleza, el medio ambiente y la soberanía alimentaria. El acaparamiento de tierras desplaza y dispersa a las comunidades, destruye las economías locales y el tejido socio-cultural y pone en peligro las identidades de las comunidades, ya sean de campesinos/as, pastores/as, pescadores/as artesanales, trabajadores/as, dalits o pueblos indígenas. Los que se alzan para defender sus derechos están siendo golpeados, encarcelados y asesinados. No hay forma alguna de mitigar los impactos de este modelo económico y las estructuras de poder que lo promueven. Nuestras tierras no están en venta ni para el arriendo.
Pero no estamos vencidos. A través de la organización, la movilización y la unidad en nuestras comunidades, hemos sido capaces de parar el acaparamiento en muchos lugares. Además, nuestras sociedades reconocen cada vez más que la agricultura familiar y la producción de alimentos en pequeña escala es el modelo más sostenible desde el punto de vista económico, social y ambiental de usar recursos y garantizar el derecho a la alimentación para todos/as.
Recordando el Llamamiento de Dakar, reiteramos nuestro compromiso a resistir al acaparamiento de tierras con todos los medios posibles, a apoyar a todos aquellos y aquellas que luchan contra los acaparamientos de tierra y a ejercer presión sobre los gobiernos nacionales y las instituciones internacionales para que cumplan sus obligaciones con los derechos de los pueblos. Nos comprometemos específicamente a:
Organizar a las comunidades rurales y urbanas contra todas las formas de acaparamiento de tierras.
Reforzar las capacidades de nuestras comunidades y movimientos para reclamar y defender nuestros derechos, tierras y recursos.
Reclamar y asegurar los derechos de las mujeres en nuestras comunidades a la tierra y los recursos naturales.
Concientizar a la opinión pública sobre cómo el acaparamiento de tierras está causando una crisis para toda la sociedad.
Construir alianzas entre diferentes sectores y regiones, y movilizar a nuestras sociedades para detener el acaparamiento de tierras.
Fortalecer nuestros movimientos para lograr y promover la soberanía alimentaria y una auténtica reforma agraria.
Etiquetas: Acaparamiento de tierras, esp
0 Comentarios:
Publicar un comentario
Suscribirse a Comentarios de la entrada [Atom]
<< Página Principal