ÁLVARO GARCÍA LINERA: EVO, EL ESTADO Y LA REVOLUCIÓN. Por Pablo Stefanoni
http://lalineadefuego.info/2015/10/06/13371/
En estos años, el gobierno de Evo Morales ha evidenciado una tensión entre, por un lado, los discursos sobre la Pachamama, el “vivir bien” y la armonía con la naturaleza y, por el otro, los imaginarios y políticas desarrollistas que forman parte del núcleo duro del proyecto, que incluso habla de “ambientalismo colonial”. García Linera la incluye entre las “tensiones creativas de la revolución”. El conflicto por la frustrada construcción de una carretera en el Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure (Tipnis) en 2011 fue para algunos una pequeña Kronstadt boliviana. Claro que, a diferencia de la masacre bolchevique contra los marineros disidentes, en este caso la represión no provocó muertos. Pero sí fue, en cierto sentido, la muerte simbólica del paraíso del alterdesarrollismo –para unos, una necesidad; para otros, una utopía sin actores que la impulsen–. Algunos intelectuales, como el ya mencionado Raúl Prada o el ex viceministro de Tierras Alejandro Almaraz, se alejaron y pasaron a la oposición, proclamando la necesidad de “reconducir el proceso de cambio”.
—El último jacobino se inviste de Robespierre, pero del Robespierre de la época del terror. Acusa de derechistas a quienes se oponen a sus proyectos delirantes de industrialización, a sus formas elitarias y cupulares de tomar decisiones, al procedimiento grupal de redactar leyes y decretos sin consulta popular, mandando a obedecer a parlamentarios que tienen la obligación de levantar las manos y aprobar –escribió Prada, quien ocupó los cargos de asambleísta constituyente y viceministro de Planificacción Estratégica.
Más recientemente, un grupo de intelectuales, entre quienes se encuentran la argentina Maristella Svampa y Raquel Gutiérrez –distanciada políticamente de su ex esposo casi desde el inicio de su mandato en 2006–, firmaron una carta pública en la cual expresaron su preocupación “por las acusaciones y amenazas de expulsión” lanzadas por el segundo mandatario del país contra cuatro organizaciones no gubernamentales (ONG) a las que acusó de mentir. “En virtud de ello –agregaba la carta–, en nombre del pensamiento crítico que usted mismo dice representar, quisiéramos hacer un llamado a la reflexión. Como bien sabe el vicepresidente, la disidencia o la crítica intelectual no se combate a fuerza de censura y efecto de amenazas y descalificaciones, sino con más debate, más apertura a la discusión política e intelectual; esto es, con más democracia”.
García Linera respondió con otra carta, en la que niega querer echar a esas ONG bolivianas,defiende el derecho de ellas “a mentir” y señala que “no existe autoritarismo en Bolivia y lamenta que los intelectuales hayan sido utilizados por cuatro ONG (y por la derecha) en su intento de simular una imagen autoritaria de uno de los países más democráticos del mundo”.
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