viernes, marzo 18, 2016

Ciénaga Tiburones, reportaje de 1998


FOTO: http://delcanofoto.com/Cano_Tiburones_Page_003.html


Ahora que la lucha contra la incineración en Arecibo está tan candente, he decidido compartir con todos este reportaje que hice en 1998 sobre un tesoro natural que sería afectado de manera irreparable por el incinerador propuesto, la ciénaga Tiburones.

NOTA: El artículo contiene información pasada de fecha, especialmente en lo referente a las antenas de Cornell.



La Ciénaga Amenazada

Carmelo Ruiz Marrero
CLARIDAD, 25 de septiembre 1998

Entre Arecibo y Barceloneta, entre las desembocaduras de los ríos Arecibo y Manatí, se encuentra un enorme y majestuoso recurso natural desconocido por muchos puertorriqueños: la Ciénaga Tiburones.

Este ecosistema único, el humedal herbáceo más grande de Puerto Rico, bordea al norte con la carretera 681 y al sur con la 682, cubre casi siete mil cuerdas y mide sobre diez kilómetros a lo largo de este a oeste. A pesar de sus dimensiones, es invisible desde la carretera 2, y es visible desde el expreso De Diego sólo en un breve segmento, entre Barceloneta y Arecibo mirando hacia el norte.

Una excursión en kayak auspiciada por el grupo Ciudadanos en Defensa del Ambiente (CEDDA) nos llevó a conocer la ciénaga. La travesía se realizó por el Caño Tiburones, arteria principal de un sistema de canales excavado hace décadas para drenar la ciénaga y hacerla apta para la agricultura. Pero en ella la agricultura nunca funcionó.

Adentrarse en la ciénaga es entrar en un mundo en el que el "progreso" no ha hecho su estrepitosa llegada. Una hilera de mogotes en el horizonte sureño es lo único visible más allá de este ecosistema anegado. Choca el silencio. No se oye ese perpetuo ruido de fondo de automóviles que pasan. Sin las distracciones del mundo moderno uno cobra conciencia aquí del susurro de la vegetación sacudida por las brisas, de los distintos tipos de nubes y de cómo periódicamente tapan el sol a su paso por el cielo. En el caño estas cosas no sólo son perceptibles, son obvias.

Impresiona la variedad de aves. Aquí se ve el pato dominico, la gallareta azul, el gorrión chicharra, y en ocasiones se ha avistado el pico de tijera. Nos dicen que en la parte boscosa al norte del caño, poblada de mangle botón, pueden verse reinitas migratorias, como la trepadora, la picatierra y la pechidorada.

Desafortunadamente la caza en Puerto Rico es legal (excepto en Culebra) y la ciénaga Tiburones es paradero predilecto de cazadores. Es legal cazar tórtolas y varias especies de palomas y patos migratorios. Pero Pablo Santos, de CEDDA, señala que en realidad los cazadores le disparan a todo lo que ven volando.

Otro recordatorio de los serios problemas ambientales de Puerto Rico se nos aparece en el caño: los pequeños vertederos clandestinos que encontramos esporádicamente por el trayecto. Nos informa CEDDA que ahora que se cobra por el recogido de basura en Arecibo, ha surgido un auge de los vertederos clandestinos. Para ciudadanos irresponsables la ciénaga es un buen lugar para botar basura a escondidas.

Hace muchos años el municipio también vio en la ciénaga una solución al problema de la basura. Ahí mismo instaló el vertedero municipal. Ante el cierre inminente de los vertederos regionales de Toa Alta y Barranquitas, se ha planteado expandir el de Arecibo para acomodar la basura del área metropolitana. CEDDA se opone a tal expansión, que sería a costa del ecosistema de la ciénaga.



Por insólito que parezca, la lista de enemigos de la ciénaga incluye la Universidad de Cornell. Esta institución opera en la ciénaga, en una parcela de 118 cuerdas, un complejo de antenas para experimentos con la ionosfera. Cornell, por supuesto, asegura que sus antenas no representan riesgo alguno. ¿Por qué, entonces, no las pusieron en Virginia o Massachusetts? 

Pero el daño inmediato de las antenas a la ciénaga es de otra naturaleza. Para que se mantenga seca la parcela en que están, el contrato de arrendamiento que tiene Cornell con la Autoridad de Tieras- la cual administra y arrienda los terrenos de la ciénaga- compromete a esta agencia a bombear el agua de la ciénaga para mantenerla en un nivel artificialmente bajo (3.5 pies bajo el nivel del mar). Así se altera el flujo del agua y el balance natural de este humedal.

Se espera que en el futuro cercano se declare la ciénaga área natural protegida, en cuyo caso será transferida al Departamento de Recursos Naturales. Los terrenos propuestos para la reserva (3,428 cuerdas) no incluyen las tierras de Cornell. Pero excluir la parcela de las antenas del área propuesta para protección no obedece a criterio científico alguno, sostiene CEDDA, ya que es un humedal como el resto de la ciénaga.

Contrario a la imagen de "protestones que no proponen" que se ha pretendido proyectar sobre los ambientalistas, CEDDA tiene propuestas concretas para manejar la ciénaga de manera sustentable:

* Paseos tablados y parques pasivos, para fomentar el disfrute de los escenarios y la observación de aves.
* Areas de remo y sus instalaciones de servicio.
* Instalaciones para pesca recreativa y comercial.
* Areas de acampar y de excursiones ecológicas
* Competencias deportivas nacionales e internacionales de kayak y canoa, deportes compatibles con la conservación.
* Desarrollo de turismo ecológico.

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