El ART BEMBE de GEMA Y PAVEL

Carmelo Ruiz Marrero
Publicado en CLARIDAD, 9 de diciembre 2004

Después de escuchar gozosamente sus grabaciones estos últimos años, finalmente el dúo de Gema Corredera y Pável Urquiza vino a Puerto Rico. En el viernes después San Guivin en el Museo de Arte de Puerto Rico nos dieron un conciertazo en el que hicieron gala de su chispa, erudición musical y buen humor.

Naturalmente el repertorio resaltó el material de su último disco, "Art Bembé", un genial cedé doble del que hablaremos en un momento. El concierto comenzó con "Mamá Perfecta", canción anónima sometida a una nueva y flamante versión de Pável, una vitrina sónica de la maestría y dominio de los dos- y sus excelentes instrumentalistas acompañantes- sobre una ancha gama de estilos.

Yo como que no soy de etiqueta
Canto mi canto antiguo
Ambojo bella
Tumba la curibanga mi negra y tumba

Deleitaron la audiencia con otras piezas de "Art Bembé", como "Locura", "Sé Feliz", "La Zorra y el Cuervo", "No Te Vayas" y "La Lengua". Esta última canción, un alegato contra el chisme y la cizaña, es la que más potencial tiene para ser un éxito radial.

Si los rumores no te dejan ya vivir
tanto veneno que no puedes dormir.
Oiga madrina, dígame qué puedo hacer
pa' que esa lengua deje de joder.

También recorrieron material de sus tres discos anteriores, como "El Bobo", que Pável compuso junto con Rubén Pérez, y "Lo Feo" de Teresita Fernández, la cual puso la audiencia a cantar.

Alita de cucaracha llevada hasta el hormiguero.
Así quiero que en mi muerte me lleven al cementerio.
A las cosas que son feas ponles un poco de amor
y verás que la tristeza va cambiando de color.

Durante un silencio entre canciones un exaltado miembro de la audiencia pidió a gritos que cantaran "Helado Sobre Ruedas". Pobrecito, se quedó con las ganas.

Y con broche de oro cerraron con su canción más famosa: "Dejar de Fumar", la cual interpretaron en versión un tanto más extensa que en el disco. Gema nos dio un recuento algo más detallado de su encuentro imaginario con Monserrat Caballé.


Los que no fueron tendrán que comprar el disco "Art Bembé" (los que fueron me imagino que ya lo hicieron). Este disco es un esfuerzo realmente transnacional, que envuelve músicos y estudios de grabación en Madrid, Nueva York y La Habana. En este cedé doble de veinte canciones y casi hora y media de duración, Gema y Pável brincan con gracia entre variadísimos estilos, se escucha la influencia del jazz, el afropop, nueva canción, filin y estilos españoles.

Sus expertos acompañantes están a la altura de la tarea musical. José Ramón Mestre y Roberto Carcassés en teclados, el percusionista Fernando Favier tocando desde batería, cajón y djembe hasta zurdo, bongó y berimbau. Ahmed Barroso en la guitarra y Descemer Bueno en el bajo.

Empieza con "Mamá Perfecta", la pieza más ambiciosa, panorámica y kaleidoscópica del disco entero. Ahí los acompañan el trompetista Carlos Puig, Moisés Porro en las congas y bongoses, y las voces de Alberto Fabián y Francis del Río. Y por la magia del "sampling" oímos fragmentos de Miguelito Valdés, Bola de Nieve y la Orquesta de Chapotín y Barbarito Díaz.

A través de la grabación, desde principio a final, aparecen colaboraciones de todo un batallón creativo. Hay bajistas invitados en algunas piezas, como Yelsey Heredia en contrabajo, Javier Kilez, Juan Carlos Formell y Junior Terry. Gladys Silot aporta su violín en varios de los momentos más tiernos e introspectivos, mientras que el filo metálico lo ponen trompetistas como Carlos Sarduy y el saxofón de Alexander Batista. Román Díaz y Tany Allende añaden a la muralla de percusión, y Haydée Milanés ofrece su dulce voz en "Flor de Agua". Y en la pieza "Bolero Filin" oímos la voz de Elena Burke extraída del documental "Y Me Gasto La Vida" de Jorge Luis Sánchez.

(Más sobre Burke aquí)

La diversidad exuberante es algo que distingue a Gema y Pável, y "Art Bembé" sigue la misma línea. Hay lo mismo baladas como "Flor de Agua" y "Sé Feliz", como vibra urbana como lo es "La Zorra y el Cuervo", que no tiene que ver con la fábula de Esopo sino que es más bien un homenaje a la escena bohemia jazzística de la Habana nocturna.

La zorra y el cuervo cruzaron la calle
La noche estaba mágica y entraron en un bar.
El gato los vio, con su único ojo
Saludo de aguardiente
y los invitó a tocar.

La zorra en el piano
Y el cuervo, contrabajo
lograron sincopar un mambochá celestial.

"No Te Vayas" es un relato sobre las ilusiones y desdichas de la inmigración y los llamados "ilegales", que contiene un rap de Telmary Díaz y el toque "funkeao" del bajo eléctrico de Descemer Bueno.

El se fue pa' la frontera
persiguiendo a esa mujer
que se había comprado un boleto
para irse a Nueva York.
No lo pensó dos veces
y saltó por la barrera.
Logró burlar el control
y montarse en el avión.

Los piratas van a sufrir con este disco porque no es música solamente. Art Bembé es un proyecto de multimedios que también tiene literatura y artes plásticas. El estuche contiene entre los dos cedés un librazo de sobre cien páginas con las letras de todas las canciones, numerosas fotos de Madrid, Nueva York y la Habana, y estampas de trabajos plásticos de Carlos Quintana, Armando Mariño, Jaime Bravo, Juan Segura, Luis Rapela, Andrea Urquiza y otros. Y como si esto fuera poco, también hay escritos de María Elena Cruz Varela, Enrique del Risco, Manuel Francisco Rodríguez, Marta Valdés y poemas de Santiago Méndez Alpízar.

(Uno podrá quemar los dos cedés o bajar las canciones de la internet para compartir la música con amigos, pero reproducir el estuche, que tanto añade a la experiencia musical, ya eso es otra cosa. ¡Que los piratas se chupen esa! Jé, jé!)

Es preciso mencionar que Gema y Pável se conocieron y se formaron como dúo literalmente en el balcón de la gran Marta Valdés, en esas bohemias memorables que ahí se arman y hacen surcos duraderos en el mar de la música, el único mar que se deja arar. Dice Valdés:

Nunca me he explicado dónde puede haber terminado el momento de componerse una de esas canciones (de Pável) y dónde habrá comenzado para Gema el aprendizaje. La impresión real que tengo, lo aseguro, es que cada vez que cantan algo, aunque no le estén cambiando una nota o una inflexión en relación con otra ocasión en que hayan cantado lo mismo, lo están improvisando.

Ellos se desdoblan y nos obligan a desdoblarnos en cada sacudida del espíritu. Por ellos conocí, a esta altura de la vida, tantos rostros de la incertidumbre, del frío, el hambre y el miedo, tantas trampas del tiempo, que nunca voy a poder aburrirme. Por ellos me llegan todos los dioses a la vez reunidos y entrelazados en un lenguaje que desconozco y a la vez reconozco, que me lleva a mirar lo que está por detrás de la selva de Lam o en cada recinto de mi ciudad favorita de Portocarrero o desde un balcón habanero de la entrañable Mirta Cerra. Por ellos olfateo un Madrid oloroso a nostalgia de frijoles negros servidos con amor en medio de ilusiones que se arman y se desarman para desembocar en los descubrimientos insólitos que nos ayudan a resistir el peso de la lejanía.