La nanotecnología: un problema muy pequeño
Carmelo Ruiz Marrero
CLARIDAD, 20 de enero 2005
En estas páginas hemos hablado mucho acerca de las implicaciones y riesgos de los cultivos y alimentos genéticamente alterados (transgénicos). Aquellos interesados en esta problemática deben saber que los transgénicos son sólo parte de un paquete de nuevas tecnologías que los gobiernos de los países industrializados y las corporaciones transnacionales pretenden introducir en los próximos años. Estas tecnologías cambiarán la economía mundial, la vida humana y el planeta entero de manera más drástica y dramática aún que la biotecnología.
La más impactante de estas nuevas tecnologías es la nanotecnología. La nanotecnología, o nanotec, es la manipulación de la materia a nivel nanométrico (un nanómetro es una millonésima parte de un milímetro), una escala en la cual es posible discernir átomos individuales.
La nanotecnología es a la materia inanimada lo que la biotecnología es a los seres vivos, explica el teórico canadiense Pat Mooney, director del Grupo de Acción sobre Erosión, Tecnología y Concentración (Grupo ETC). 40% de la economía mundial se basa en la explotación de recursos biológicos, como por ejemplo la agricultura, la pesca, la tala de árboles para obtener madera y papel, textiles basados en el algodón, y la derivación de químicos industriales y drogas farmacéuticas de plantas. El otro 60% se basa en la explotación de materia no viviente, como la minería, el petróleo y sus productos derivados, y la manufactura. La nanotecnología busca manipular ese 60% de la economía mundial de la misma manera que la ingeniería genética lo hace con seres vivos. Los científicos involucrados en investigación en este nuevo campo buscan crear nanorobots, o nanobots, máquinas microscópicas capaces de realizar faenas de nanotecnología y hasta fabricar copias de sí mismas, lo cual extendería sus capacidades prácticamente hasta el infinito.
La nanotecnología se discute en círculos científicos por lo menos desde 1959, cuando el físico Richard Feynman (Premio Nobel, 1965) propuso la manipulación de átomos individuales en una lectura titulada “There’s Plenty of Room at the Bottom”. En 1986 el científico Eric Drexler publicó The Engines of Creation, todavía hoy considerado la biblia de los nanotecnólogos.
En teoría, las nanomáquinas podrían transformar basura y hasta moléculas de aire en objetos útiles y variadísimos, como diamantes, secadores de pelo o alimentos. Podrían manufacturar productos más resistentes, duraderos y versátiles que cualquier cosa conocida hoy día. Los proponentes de esta tecnología prometen, entre otras cosas:
* Fin a las enfermedades (nanobots dentro de nuestros cuerpos combatirán los patógenos y células cancerosas)
* Fin al envejecimiento (nanocirujanos reconstruirán nuestros tejidos dañados)
* La erradicación de la contaminación (nanobots transformarán los contaminantes en sustancias benignas)
* Fin al hambre (fin de la agricultura también)
“Nanobots introducidos a nuestro flujo sanguíneo podrían complementar nuestro sistema inmunológico, y buscar y destruir patógenos, células cancerosas y otros agentes causantes de enfermedades”, dice el entusiasta inventor Ray Kurzweil. “Podremos reconstruir cualquiera o todos nuestros órganos y sistemas, y hacerlo a nivel celular.”
“”Comida, ropa, anillos de diamante y edificios, todos podrían autoensamblarse molécula por molécula”, continúa Kurzweil. “Cualquier tipo de producto podría ser instantáneamente creado cuando y donde lo necesitemos. De hecho, el mundo podría autoreensamblarse para atender nuestras cambiantes necesidades, deseos y fantasías. Para fines del siglo XXI, la nanotecnología permitiría a objetos, como muebles, edificios, ropa, hasta gente, cambiar su apariencia y otras características- esencialmente cambiar a otra cosa- en una fracción de segundo.”
Cambiar la agricultura
En diciembre de 2002, el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) publicó su visión nanotecnológica: la agricultura será más automatizada e industrializada, y se reducirá a funciones fragmentadas, eliminando aún más personas del trabajo agrícola. Según Silvia Ribeiro, del Grupo ETC, "Siguiendo la tendencia que se potenció con la ingeniería genética, de control corporativo desde la semilla hasta el producto en el supermercado, la agricultura nanotecnológica controlaría incluso los átomos que componen esos productos."
"Todas las corporaciones que dominan el negocio mundial de los transgénicos están invirtiendo en nanotecnología", dijo Ribeiro en un artículo publicado en el diario mexicano La Jornada en 2004. "Monsanto tiene un acuerdo con la empresa nanotecnológica Flamel para desarrollar su herbicida Roundup en una nueva formulación en nanocápsulas… Pharmacia (ahora parte de Pfizer), tiene patentes para fabricar nanocápsulas de liberación lenta usadas en 'agentes biológicos como fármacos, insecticidas, fungicidas, plaguicidas, herbicidas y fertilizantes'. Syngenta patentó la tecnología Zeon, microcápsulas de 250 nanómetros que liberan los plaguicidas que contienen al contacto con las hojas. Ya están a la venta con el insecticida Karate, para uso en arroz, pimientos, tomates y maíz. Syngenta también tiene una patente sobre una nanocápsula que libera su contenido al contacto con el estómago de ciertos insectos."
Syngenta argumenta que estas nanocápsulas harán más seguro el manejo de plaguicidas peligrosos, pero advierte el Grupo ETC que éstas justifican el que se sigan usando agrotóxicos y que se reintroduzcan plaguicidas de alta peligrosidad. En un informe sobre las aplicaciones nanotecnológicas en la agricultura, la organización plantea que debido a su minúsculo tamaño las nanopartículas pueden pasar por el cuerpo humano desapercibidas por el sistema inmunológico, y moverse a través de la piel, los pulmones y otros órganos.
El USDA también está desarrollando nanosensores que se liberan en los campos de cultivo para medir los niveles de agua, nitrógeno, posibles plagas, polen y agroquímicos, emitiendo señales que son captadas por computadoras remotas. Esta aplicación fue diseñada originalmente para la industria bélica bajo el nombre de Smart Dust, para monitorear las condiciones de los campos de batalla, presencia enemiga, armamento, y más.
Las transnacionales de la industria de los alimentos buscan usar la nanotecnología para cambiar la estructura de sus productos. Kraft está desarrollando bebidas "interactivas" que cambian de color y sabor, por ejemplo un líquido con átomos suspendidos que se convierte en la bebida requerida (café, jugo de naranja, whisky, leche u otras) al someterlo a ciertas frecuencias de onda. Nestlé y Unilever desarrollan emulsiones en nanopartículas para cambiar la textura de helados y otros alimentos.
¿Se puede detener la nanotecnología, o es ya muy tarde? Mooney advierte que, dado el gran apoyo económico y político que goza esta tecnología, sí se utilizará, para bien o para mal. Considerando la tendencia actual de las megacorporaciones a fusionarse en conglomerados más grandes y polifacéticos, es de esperarse que las industrias de biotecnología y nanotec se fusionen en los próximos años. Una vez eso ocurra será natural y lógico que fusionen también sus líneas de productos, dando lugar a la creación de híbridos nanobiológicos inconcebibles hoy día (¿Binano Republic?).
En las palabras de los profesores españoles Nicolás García García y José Antonio Rausell Colóm:
Se está intentando producir robots mixtos; i.e con chips de silicio para las unidades de memoria y con componentes moleculares autoreplicantes para algunas de sus partes móviles. El camino actual es el de la interdisciplinaridad para la fabricación de tales productos mixtos, explorando posibilidades. Se van a utilizar conjuntamente las técnicas de la experimentación genética y de la manipulación nanotecnológica para la producción de moléculas más sencillas que el ADN y que se puedan autoreplicar mas rápidamente y autoensamblarse con las unidades de memoria en diminutos robots con un funcionamiento predeterminado. A esto es a lo que se le denomina GNR (genética-nanotecnología- robótica) en el siglo XXI. Tales robots se obtendrán por billones, o en el numero deseado de unidades, por procedimientos genéticos de replicación y autoregulación, una vez que se haya logrado obtener el primer prototipo. Este es el procedimiento que sigue la pauta de la naturaleza, pero tendrá lugar a mayor velocidad, y será difícil de controlar.
Según un informe co-escrito por García García y el científico Heinrich Rohrer, Premio Nobel de Física, los adelantos inminentes de la nanotecnología harán posibles dentro de pocos años integraciones en terabits (un millón de millón de bits) por centímetro cuadrado. Según ambos científicos, un terabit es igual a la cantidad de memoria de un cerebro humano. “Con tal memoria será posible mantener conversaciones audiovisuales mientras paseamos o ver la televisión con un chip integrado en el ojo, por ejemplo. La conversación podría ser entre un chino y un español cada uno en su propio idioma.”
¿Qué tal si nanobots autorreplicantes se reproducen fuera de control? Enfrentaríamos en ese caso peligros y formas de contaminación ambiental imposibles de imaginar hoy. Ya en 1991 el autor Jerry Mander, un favorito de los lectores ecologistas y oponentes de la globalización neoliberal, advirtió sobre los riesgos de la nanotecnología en su libro In the Absence of the Sacred. Bill Joy, científico principal de la corporación Sun Microsystems, expresó preocupación sobre los peligros potenciales de esta tecnología en un ensayo que lleva el título tétrico de “Why the Future Doesn’t Need Us”, publicado en la revista tecnófila Wired en el 2000.
Según Joy, “Las tecnologías del siglo XXI- genética, nanotecnología y robótica (GNR)- son tan poderosas que pueden dar lugar a nuevos tipos de abusos y accidentes”. En su ensayo, sostiene que todavía no hemos caído en cuenta de que estas tres tecnologías “representan una amenaza distinta de otras tecnologías que han venido antes”, ya que los nanobots y los organismos transgénicos pueden autorreplicarse. “Una bomba sólo puede estallar una vez. Pero un bot se puede convertir en muchos, y rápidamente salirse de control.”
Mooney plantea que “En un mundo biónico donde se funden la nanotecnología y la biotecnología, veremos biocomputadoras a nanoescala y biosensores capaces de monitorear todo, desde reguladores del crecimiento en las plantas hasta asambleas políticas... ¿Qué pasa si no se puede detener a los nanobots? ¿Qué implicaciones tiene esto para los planes militares y el terrorismo, especialmente el terrorismo de estado? El propio poder de la nanotecnología de hacer todas las cosas físicas, visibles e invisibles, en forma barata e inagotable, es también la mayor amenaza que conlleva.”
Pero la historia no termina ahí. Hay más adelantos tecnológicos a la vuelta de la esquina que también prometen tener impactos sin precedente: informática, inteligencia artificial, robótica, vigilancia desde el espacio, sistemas de posicionamiento global, neurociencia y modificación del comportamiento humano (human performance enhancement). El uso combinado de estas tecnologías en manos de corporaciones cada vez más grandes y consolidadas harán que el mundo que George Orwell dibujó en su clásica novela 1984 parezca un día de playa.
Nanoagricultura y nanoalimentos
Un puñado de productos y complementos alimentarios que contienen aditivos de nano escala, sin especificarlo en la etiqueta, se encuentran ya en los anaqueles de los supermercados. Además, una cantidad de plaguicidas que contienen materiales de nano escala ya se liberaron en el ambiente y se pueden adquirir en cualquier parte. Las sustancias y compuestos en nano escala presentan propiedades diferentes a las de los mismos materiales en escalas más grandes -y los científicos están descubriendo que los materiales de nano escala son mucho más reactivos y móviles cuando entran en el cuerpo. Solo existen algunos estudios toxicológicos.
La mayoría de las más grandes empresas de alimentos y bebidas en el mundo -incluyendo Unilever, Nestlé y Kraft- están desarrollando tecnologías de nano escala para diseñar, procesar, empacar y suministrar los alimentos y los nutrientes. Las más importantes firmas en los agronegocios, como Syngenta, BASF, Bayer y Monsanto están rediseñando sus plaguicidas en la nano escala para volverlos más activos biológicamente y lograr nuevas patentes monopólicas. (Existe) un amplio espectro de actividades de investigación y desarrollo, que van desde las semillas atómicamente modificadas, nano sensores para agricultura de precisión, plantas diseñadas para producir nano partículas metálicas, nano vacunas para los criaderos de peces, nano códigos de barras para monitorear y controlar los productos comestibles y mucho más.
- Tomado de comunicado de prensa del Grupo ETC, diciembre de 2004.
Etiquetas: Nanotechnology
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