José Saavedra: Lo trovesco y lo trovado |
Carmelo Ruiz Marrero/ESPECIAL PARA EN ROJO
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Saavedra se estrenó en lo que él llama “lo trovado y lo trovesco” para eso de 1993 cuando estudiaba en el Recinto Universitario de Mayagüez. Ya para entonces se valía de la canción para describir e interpretar la realidad puertorriqueña del momento. Durante esos años estudió Educación de Adultos y Agricultura, y como estudiante graduado se dedicó a trabajar en movimientos de educación popular con cortadores de caña y migrantes en el área oeste de la isla.
En esa época Saavedra tuvo un sinnúmero de salidas musicales en la música típica nacional pero también en el rock y el jazz. Fue bajista del grupo de rock Wicked Waldo, al igual que integrante de la orquesta cuerdas de la Universidad de Puerto Rico. Formó junto con su futura esposa Elise y otros compañeros el conjunto Borikén, estuvo en la tarima del Grito de Lares de 1994, y compartió escenarios con baluartes de la onda sonora como Roy Brown, El Topo, Noel Hernández y Tony Croatto. Uno de sus lugares favoritos de peña, y música fue La Tertulia, la cual describe como “nuestro querido rincón mayagüezano lleno de sueños, poesía, y eternos debates”.
Después comenzó un ciclo de peregrinajes y mudanzas que llevó a Saavedra y Dubord a lugares tan lejano y como Minnesota y Guatemala. En el país centroamericano laboró en proyectos de agricultura orgánica, educación popular y autogestión comunitaria con campesinos y víctimas de la guerra y la violencia.
Ahora en su nuevo hogar en Tucson, Saavedra continúa trabajando con comunidades, esta vez junto a niños con necesidades especiales y sus familias. Y sigue haciendo música y apareciendo regularmente en la emisora radial comunitaria local KXCI. Ahora con su discompacto de 13 canciones Veredas Verdes podemos gozar de su música acá en la isla.
Veredas Verdes, por José Saavedra
El silencio de las hojas al caer encierra tanto
Que quien bebe el agua en que reposan
Deberá romper cadenas
E invocar en breve un canto
Veredas verdes verdades verdes
Veredas de veras verdes
Veredas verdes verdades verdes
De veras veredas verdes
Y mira que si que no
Que en lo que no, que en lo que sí
Pendiente de la madrugada
Contando hojas en abril
Y fue así de esta manera, que el sediento caminante
Quedó atado a aquellas hojas que aunque secas
Con su sabor a rocío lo ataron eternamente
Junto a piedras y caminos
Ahora eres árbol y por ahí viene el leñero
Escucho al viento decir y entendió que tenía ramas,
Daba sombra, tenía nidos, y raíces, no pudo correr,
sólo caer
Y como todo lo que comienza tarde o temprano,termina
Adiós
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