jueves, febrero 23, 2006


ALAI AMLATINA 21/02/2006, Managua.- Las organizaciones de la Vía Campesina, movimiento internacional de campesinos y campesinas, pequeños y medianos productores, mujeres rurales, indígenas, sin tierra, jóvenes rurales y trabajadores agrícolas de Asia, África, Europa y el continente americano, consideramos de mucha importancia la realización de Conferencia de Reforma Agraria y Desarrollo Rural que se desarrollará del 7 al 10 de marzo en Porto Alegre, Brasil.

Después de dos décadas de la última conferencia en 1979, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO, por sus siglas en inglés), en coordinación con el gobierno de Brasil, se plantean impulsar esta conferencia, en consecuencia reconocemos que su aporte nos indica que la Reforma Agraria viene de regreso, que es una de las más importantes tareas que deben promover los gobiernos, agencias internacionales y el movimientos social para erradicar el hambre y la pobreza.

¿Que Reforma Agraria exigimos?

Una Reforma Agraria genuina e integral, que incorpore una cosmovisión entre el espacio, el territorio, el agua y la biodiversidad, una Reforma Agraria que empiece por un amplio proceso de distribución de la propiedad de la tierra. La posesión y uso de la tierra deben estar subordinados al principio de que sólo tiene derecho a la tierra, quien en ella trabaja, depende de ella y en ella reside con su familia.

Una Reforma Agraria que ayude a la reinserción de los campesinos a su tierra y que regule la migración campo - ciudad y a terceros países.

La Reforma Agraria no es sólo reparto de tierras, su aplicación implica el desarrollo humano, la generación de empleos, la producción campesina de alimentos para abastecer el mercado local.

Defendemos el principio de la propiedad social de la tierra. No puede haber especulación, y se debe impedir que las empresas capitalistas (industriales, comerciales, financieras) se apoderen de grandes extensiones de tierra.

Toda reforma agraria genuina e integral se caracteriza por democratizar la estructura agraria, lo que presupone transformar las relaciones de poder económico y político, causantes de la reproducción de la concentración agraria.

Esta reforma agraria, debe prohibir la mercantilización del derecho a producir y a realizar un control de la producción que limite la producción especializada para la exportación y que garantice la soberanía alimentaria de sus respectivos pueblos.

Mientras la política redistributiva implica, antes que todo, la desapropiación obligatoria de tierras privadas que no cumplen su función social. Redistribuir tierra y poder, alterando las relaciones de fuerza en la sociedad en favor del campesinado y de las coaliciones que la apoyan, nada tiene que ver con las transacciones patrimoniales privadas financiadas por el Estado.

Un proceso que no excluye a pescadores, indígenas, campesinos sin tierra, pastores, pequeños y medianos productores, una Reforma Agraria que garantice el acceso total sobre la tierra y sus recursos.

Una Reforma Agraria que dé garantías legales a los y las campesinos que han recurrido a la toma de tierras para sobrevivir, una reforma agraria que garantice la propiedad real sobre la tierra y aleje el fantasma de la contrarreforma agraria.

¿Por qué nos oponemos a la Reforma Agraria que promueve el Banco Mundial?

Consideramos inaceptable la ingerencia que promueve el Banco Mundial para ejercer programas de política agraria en nuestros países, cuyas consecuencias son una política de liberalizar los mercados agrarios, una extensión de los planes de ajuste estructural que tiene a nuestros países en la extrema pobreza, aumentando la brecha entre pobres y ricos. Lleva a la mercantilización de los servicios básicos y de la tierra, el agua y la biodiversidad, disminuyendo el papel del Estado dejan ese control en manos de la oligarquía financiera, promoviendo paliativos focalizados de “alivio” de la pobreza.

La visión de una nueva política de Reforma Agraria y desarrollo rural pro-pobre que ha aparecido en una declaración anticipada de la conferencia mundial de Porto Alegre, nos parece un concepto lleno de trampas, una polisemia que su propósito es disfrazar ante la sociedad la injerencia del Banco Mundial.

No podemos aceptar una declaración, enmascarada entre la injerencia y la aparente ingenuidad de que si estamos hablando de una verdadera Reforma Agraria.

Es inaceptable que un organismo de la calidad de la FAO y el gobierno de Brasil hagan apología del fracaso, ya estudiosos del tema y la práxis misma reflejan que las Reformas Agrarias de mercado experimentada en Sudáfrica, Colombia, Brasil y en Guatemala quedaron muy por debajo de las expectativas; indicar que este modelo es exitoso es negar la Reforma Agraria.

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