lunes, abril 07, 2008

LA ÚLTIMA (ES)CENA / de Gazir Sued
UNAS PALABRAS ANTES DE LA ÚLTIMA FUNCIÓN
Esta noche (viernes 4 de abril) será la última función.
…quiérase o no, cada vez que ideas como ésta se dan al intento de hacerse realidad, se pone en juego mucho más que una puesta en escena. El resultado será siempre el saldo de cuanto se haya hecho, pero más aún, quizá, de todo cuanto se dejó de hacer…
Espíritus estreñidos, voluntades mezquinas, burócratas y usureros, hipócritas y envidiosos tienen sus partes protagónicas en este gran teatro de la vida, de la realidad tras bastidores… Inexcusable, frustrante y doliente es la realidad enmascarada tras este evento del que hoy presenciaremos su final…
Pienso que el valor del Arte y su realización, en cualquiera de sus dimensiones, no puede pensarse posible si el dinero es su condición primera y última a la vez. Mañana será la última función y entre todas apenas dará para cubrir los costos de arrendamiento del Teatro, el salario de los técnicos contratados y el alquiler de equipo. Mientras tanto, todo el elenco trabajó, cada cual a su manera, literalmente por amor al arte…
Instituciones como la Corporación de Cine y el Departamento del Trabajo rechazaron nuestra propuesta y ni siquiera se dignaron en darnos audiencia para presentarla. Los bancos nos ignoraron… El Instituto de Cultura Puertorriqueña, por varios años ignoró nuestra propuesta, y apenas un mes antes de la producción aprobó diez mil dólares, que es una ínfima parte de los costos de la producción…
La administración del Teatro de la Universidad como empresa privada tiene por principio generar capital antes que facilitar la creación cultural y su realización. Lo evidencia los costosísimos precios por arrendamiento y las condiciones de contrato, que hasta nos fuerzan a pagar empleados aunque no los necesitemos… y hasta a regalarle 160 boletos para que se los repartan, sabrá Dios entre quienes…
De veinte mil estudiantes, rectoría compró cien boletos y nosotros tuvimos que regalarle 160. La cuenta no es difícil de sacar... Al director del Teatro, José Félix Gómez, le solicitamos formalmente que nos permitiera realizar al menos alguna lectura, previa a los ensayos… y su insensible respuesta fue como la de cualquier burócrata capitalista: si quieres usar el Teatro, paga por él… La directora de Actividades Culturales, Lianel Mirabal, se negó a prestarnos unas tarimas para escenografía, aunque están pudriéndose sin uso alguno en un almacén bajo su custodia… Tuvimos que construir las nuestras… La directora de Radio Universidad se negó a permitirnos filmar en una cabina, aunque la misma no se usa la mayor parte del día… Filmamos ahí porque nos colamos.... Y así, la lista de quienes nos entorpecieron el camino, nos negaron ayuda o nos imposibilitaros trabajar, se extendería brutalmente: el Director del Centro Universitario nos abría el local que teníamos para ensayar, cuando le daba la gana… me dijo cuando le reproche que tenía otras prioridades… Las demás veces teníamos que brincar la verja… El Párroco de la Iglesia de la Plaza de Río Piedras nos botó de su casa privada de Dios; la policía nos sacó varias veces del Cementerio de San Juan y nos botaron del Tren Urbano; En todas partes, los permisos tenían su costo en dinero, que no siempre podíamos pagar…
Aunque paradójico, en estos tiempos parece que la Cultura conspira contra el Arte, la Ley se troca impedimento para su realización y las razones institucionales y las gentes que las encarnan, en enemigos mortales de la creación cultural y sus artes; del cine, que a duras penas construimos para hacerlo valer; y del teatro, que a pesar de los pesares, lo hacemos aparecer. Me pregunto si acaso es el capitalismo el gran mal de estos tiempos, o acaso son las gentes que lo encarnan, que afilan sus garras y dan vida inmortal a sus venenos…
En este escenario de época, de insensibles razones de ley, de excusas y arbitrariedades, en fin, de mala fe, hemos tenido que abrirnos el paso entre transgresiones y locuras, (muy lejanas de ser éstas meramente un recurso poético, dramático o metafórico para adjetivar un lamento…) Esta realidad no pertenece a la naturaleza del Teatro, al mundo del Cine o las artes, sino a la de la gente, porquería de gente, que hacen del ánimo de lucro el principio de esta realidad… Pienso que los demás, los burócratas, estorban por pura mala fe, porque no quiero imaginar que sea por razones políticas...
Contra todo ello y contra las mediocridades que suelen ser la resulta de tantos entorpecimientos, montamos esta experiencia de la que hoy algunos de ustedes serán testigos, y hasta disfrutarán.
Quizá lo más importante de las cosas que tienen que ver con la vida y con las artes, para bien o mal, es lo que cada cual aporte o no a ellas, ya para que sean o ya para que dejen de ser…
Y así, de todo cuanto quede por decir y de entre todo cuanto falte por hacer, por lo que sea que alguna vez pueda recordarse, sépase que lo que más valor tiene y tendrá es la apuesta solidaria de esos cuantos buenos amigos y del elenco, que se dieron a la hazaña de realizar este gran proyecto.
Sirva de ejemplo en este tiempo inmediato, y de esperanza para el incierto porvenir, que si la terquedad comprometida de nuestras locuras pudo realizar éstas funciones, las terquedades comprometidas de todos los bien dispuestos pueden hacer posible un mundo mejor…
A quienes ya hayan asistido y los que vayan a asistir, sepan que les entregamos lo mejor que hasta ahora hemos hecho posible ser…
Un abrazo,
gazir

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