sábado, mayo 17, 2008

Protocolo de Bioseguridad y Convenio sobre la Biodiversidad: No a la privatización de la biodiversidad


Tuesday, 13 May 2008
La agricultura campesina, solución a los retos de la biodiversidad y el cambio climático

Posición de La Via Campesina


En mayo de 2008 se celebrarán en Bonn, en Alemania, la 4e Reunión de las Partes del Protocolo de Bioseguridad (MOP4, por eso llamado "Protocolo de Cartagena") y la 9.o Conferencia de las Partes del Convenio sobre la Diversidad Biológica (CBD, COP9).

Las campesinas y los campesinos del mundo conservan y renuevan desde milenios la biodiversidad vegetal y animal. Ante las graves amenazas que pesan hoy sobre la biodiversidad a la vez salvaje y agrícola, pedimos a los Gobiernos signatarios del Convenio sobre la Biodiversidad reconocer el papel primordial de las agriculturas campesinas para luchar contra la erosión de la biodiversidad y los cambios climáticos y reorientar de manera radical las políticas nacionales e internacionales que destruyen a las comunidades rurales del mundo entero. Los ponemos en guardia contra las falsas soluciones - la OGM, los agrocarburants y los monocultivos forestales sea -decir "trampas a carbono", que, lejos responder a los problemas, empeoran más la situación marginalizando aún a los pequeños productores. El MOP: un timo
El punto central en debate en la Reunión de las Partes (MOP) del Protocolo de Bioseguridad de 12 al 16 de mayo se tomará el en consideración las compensaciones por los daños causadas por las contaminaciones genéticas. , Campesinos y campesinos de África, Europa, América y Asia nos negamos categóricamente a discutir de compensaciones. No queremos OGM del conjunto. No intercambiaremos nuestra agricultura autónoma, nuestra salud y la calidad de nuestro medio ambiente contra algunos dólares de compensación.
Se identifica a los responsables de las contaminaciones genéticas perfectamente. Monsanto, Dupont, Syngenta, Limagrain, Bayer y Pionneer intentan por la OGM y de otras semillas patentadas asumirse el monopolio mundial sobre las semillas, destruyendo la diversidad de las semillas campesinas entre las manos de las comunidades rurales y comercializando semillas protegidas por derechos de propiedad intelectual que contaminan el resto de las plantas. Más que de discutir de las compensaciones que deben darse a las víctimas contaminaciones, los Estados miembros del Protocolo sobre la Bioseguridad deberían impedir la contaminación desmontando a estas seis multinacionales y afirmando la prohibición del brevetage del vivo.

El COP: falsas soluciones para problemas reales

Los transgenicos empeoran el cambio climático y la desaparición de la biodiversidad

Contrariamente a los discursos de las empresas portagranos, la OGM y las semillas híbridas de la industria no son la solución milagro para garantizar que mañana, las semillas sabrán responder a condiciones climáticas profundamente trastornadas y así garantizar la alimentación de las generaciones futuras. En efecto, las semillas "estables y uniformes" de la industria - las únicas semillas autorizadas en la mayoría de los países industrializados - son incapaces de adaptarse, puesto que no pueden sino multiplicarse al idéntico.

Al contrario, las semillas campesinas, gracias a su variabilidad y a su diversidad intravariétale, pueden evolucionar y así adaptarse a fuertes cambios y a la diversidad de las tierras en que están vueltas a sembrar cada año en los campos y en que estado mejoradas por la selección participativa de las comunidades rurales ellas -mismas.

Sin embargo, las multinacionales portagranos hacen para destruir todo las semillas campesinas e imponer su monopolio sobre lo que appelent los "recursos fitogenéticos". En la mayoría de los países industrializados, impulsaron a los Gobiernos a adoptar leyes que prohíben a las campesinas y a los campesinos volver a sembrar su cosecha, de intercambiar sus semillas de explotación y productos resultantes de semillas campesinas. A otra parte, los programas de subvención de las "revoluciones verdes" impulsan a los campesinos a abandonar sus semillas tradicionales para semillas híbridas u OGM muy dependientes de productos químicos. En paralelo, las empresas portagranos desarrollan instrumentos legales y técnicos para garantizar el respeto de su "propiedad intelectual" sobre las semillas. Terminator es uno de estos instrumentos.

En la última reunión del COP en 2006 en Brasil, los Estados signatarios adoptaron, bajo la presión de los movimientos sociales y, en particular, de las mujeres campesinas, una prórroga sobre Terminator (las tecnologías de restricción genética, o de GURT). _ el objetivo de.la de la tecnología Terminator ser de impedir a los campesino y a las campesina de volver a sembrar su cosecha en volver las semilla estéril y así de los obligar a readquirir cada año semilla para industria.

Las industrias portagranos pretenden hoy superar la prórroga desarrollando soluciones tecnológicas a los efectos similares a Terminator, pero que no se presentaría a la prórroga. Desde marzo de 2006, la Unión Europea financia un proyecto de investigación trienal del nombre de "Transcontenedor" encaminado a desarrollar una nueva generación de semillas-suicidio, plantas genéticamente modificadas cuya fertilidad puede activarse o desactivarse por agentes químicos. Estas semillas se presentan como la solución milagro para permitir la coexistencia entre cultivos OGM y cultivos no OGM. En verdad, su principal razón de ser consiste en obligar a las campesinas y a los campesinos a pagar cada año para restablecer por productos químicos la fertilidad de las semillas. Así Transcontenedor permitirían a las industrias portagranos lograr el mismo resultado que con Terminator.

Tanto mediante las patentes, el certificado de obtención vegetal como la OGM, el objetivo de las multinacionales portagranos consiste en imponer su derecho de propiedad sobre todas las semillas existentes, eliminando para eso la parte fundamental de la biodiversidad cultivada que podría hacerles competencia. ¿Es porque piensan llevar a cabo su proyecto de destrucción total de toda la biodiversidad cultivada en los campos que financian hoy el almacenamiento de las semillas robadas a los campesinos y al pueblo indígena en el banco de genes de Svalbard en Noruega?

Nosotros, las campesinas y los campesinos del mundo, no necesitamos Monsanto o Limagrain para proporcionarnos semillas. Desde milenios, conservamos, vuelven a sembrar, adaptan e intercambian nuestras semillas. Las comunidades rurales tienen derecho de uso colectivo sobre las semillas y su privatización por dispositivos más fraudulento los unos que el otros está un ruebo.

Por otra parte, la destrucción de las semillas campesinas pone en peligro la capacidad de la humanidad de adaptarse al reto del cambio climático ya que las semillas vendidas por la industria están vinculado a métodos de producción industriales codiciosos en energía (en particular, en insumos) y destructores de los suelos. Los suelos, y más específicamente la materia orgánica dns los suelos, almacenan cantidades importante del carbono. Los modelos industriales de agricultura, al empobrecer los suelos y al remplacant el matu orgánico por insumos sintéticos, liberan el carbono almacenado en los suelos que así viene a aumentar el nivel de CO2 en el aire. Al contrario, la agricultura campesina contribuye a enriquecer los suelos y a preservar la materia orgánica, sin la cual la producción no puede ser duradera. Contribuye pues a conservar el carbono en los suelos y así a limitar el cambio climático.

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