Comentario del amigo argentino Jorge E. Rulli, del Grupo de Reflexión Rural, sobre el documental El Segundo Desembarco: Multinacionales españolas en América Latina:

Luego de ver con detenimiento la película sobre las Corporaciones españolas, que nos envía nuestro amigo puertoriqueño Carmelo, tengo algunas observaciones, reflexiones e interrogantes que ella me suscita. Me pregunto cuánta mala conciencia española y sentimientos de culpa, existe en quienes han hecho esta película acerca de la repetida conquista de América y hasta dónde por buenas intenciones y debido al tradicional menoscabo de si mismos, de los hispanos, no estamos sirviendo una vez más, la tradicional leyenda negra de los anglo sajones... Me pregunto concretamente si esas empresas españolas, son españolas o acaso son capitales británicos encubiertos que utilizaron a España ahora, debido a la cultura y al idioma, tal como lo hicieran en el siglo XVI. Me pregunto si son británicos o aún por detrás de ellos no estará el Poder sionista que rige el mundo corporativo ahora por su poder de loby totalmente adueñado de los EEUU...Observo asimismo que el video expresa el discurso y los sentimientos de una militancia onegeista global sin duda bien intencionada, pero profesionalizada en un tipo de activismo dado, no siempre rentado, que deposita importantes expectativas en el trio Correa, Chavez y Evo sin plantearse mayores dudas sobre lo correcto de la repetición tardía del modelo europeo en América Latina. Precisamente, se manifiesta en más de una oportunidad como destacado y positivo, que los nuevos gobiernos progresistas insisten y coinciden en fijarles nuevas reglas a las Corporaciones y en aumentar los dividendos que a los Pueblos dejan sus inversiones. Desde las nuevas perspectivas que alentamos como GRR, estamos refiriendo evidentemente a modelos de alternativa no a unas alternativas al modelo, aunque en la confusión reinante y en la complejidad de procesos que generan sus propias tensiones internas como en Bolivia, y que van aprendiendo sobre la marcha, debemos reconocer que raramente todavia, ambos caminos aparecen como contradictorios, exepto en situaciones puntuales y dolorosas en que los ecologistas y las comunidades que defienden los bienes comunes de su entorno, son cuestionadas como trabas al progreso y al desarrollo. Jorge

Recibido el 23 de junio 2010