lunes, diciembre 06, 2010

Articulo de Martinez Alier sobre Peru

Joan Martínez Alier

El triunfo con casi el 40 por ciento de los votos en las elecciones municipales en Lima en octubre del 2010 de Susana Villarán, una demócrata defensora de los derechos humanos, feminista, dirigente del pequeño partido descentralista Fuerza Social, fue una sorpresa para muchos porque dos meses antes apenas aparecía en las encuestas de opinión. Pero no lo fue para quienes siguen de cerca la política peruana de fondo, ya que el crecimiento económico tan pregonado por Alan García ha despertado una oleada de conflictos en distintas zonas del país por el abuso que se está haciendo de los recursos naturales. Al expolio de la Amazonía (con más de 100,000 km de líneas sísmicas de exploración de petróleo) se unen conflictos mineros en la Sierra y conflictos por el uso del agua para cultivos de exportación en la Costa. El crecimiento económico está mal medido, al no restarle los daños a la naturaleza, y además está muy mal repartido socialmente. Todo eso se refleja en la población de Lima (una tercera parte de la población total) y más se nota en lo que los limeños llaman “las provincias”.

Aumenta la consciencia indígena aunque con retraso respecto a lo ocurrido en Bolivia y Ecuador. Eso se expresa en organizaciones como AIDESEP en la Amazonía (cuyo líder Alberto Pizango tuvo que exiliarse durante más de un año, a partir de junio del 2009, por la violencia desatada en Bagua en las protestas contra las leyes de privatización de la selva al amparo del tratado de libre comercio con Estados Unidos). Hay también la Conacami, la coordinadora de comunidades afectadas de la minería, y otros grupos. Se ha formado el APHU, un partido (que no tiene aun registro oficial) con Pizango de líder.

La confluencia del APHU, Fuerza Social y otros grupos está fomentada por Tierra y Libertad, un nuevo movimiento nacido de los conflictos ambientales. El coordinador nacional de Fuerza Social, Gustavo Guerra García, anunció el 30 de noviembre que estaban a punto de sellar una coalición electoral con Tierra y Libertad de Marco Arana y esperaba concretar una confluencia con otras 13 organizaciones regionales. Esa coalición y confluencia, si se produjera en los próximos días, podría designar por votación interna como candidato presidencial a Marco Arana. Dentro de Fuerza Social hay quienes, crecidos por el triunfo en las elecciones municipales de Lima, sueñan en ir solos a las elecciones presidenciales. Sería una lástima.

Esta posible candidatura de Confluencia, con Marco Arana de candidato, sería totalmente distinta de la del Partido Nacionalista de Ollanta Humala, que es “nac-pop” (nacionalista y populista). Tendrá mucho contenido ecologista aunque el programa mínimo de la Confluencia propuesto por Tierra y Libertad todavía habla de desarrollo sostenible y no del Sumaq Kawsay (buen vivir, como en la Constitución de Ecuador de2008) , y no habla tampoco todavía de los Derechos de la Naturaleza ni del post-extractivismo. El desarrollo es una ruta uniforme donde los “subdesarrollados” han de seguir el ejemplo de los “desarrollados”. Ese sería el camino político de Vargas Llosa más que el de Marco Arana (o el de intelectuales peruanos que le han precedido como José María Arguedas y Alberto Flores Galindo). La candidatura de Marco Arana defendería la plurinacionalidad, exigiría Evaluaciones de Impacto Ambiental hechas por el estado y no por las multinacionales, defendería la despenalización del aborto con indicación terapéutica, pediría reformas fundamentales en el régimen fiscal de las compañías mineras, pediría también que se respeten los resultados de los referendums locales o consultas previas sobre proyectos de minería, combustibles fósiles, de hidroeléctricas, y grandes proyectos de plantaciones para agrocombustibles o productos de exportación.

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