miércoles, noviembre 03, 2004


Nelson Álvarez Febles

Se trata de pensar en estos bolsillos de resistencia como las semillas para el futuro, semillas de esperanza para los nuevos tiempos. Para ir creando y gestando estas semillas, hace falta construir hacia lo que desde hace algunos años se viene llamando la soberanía alimentaria. Ésta incluye la seguridad alimentaria, lo cual representa alimento en cantidad y calidad suficiente durante todo el año, alimentos que sean producidos, comercializados y consumidos en formas que resulten culturalmente afines a los pueblos y comunidades.

Estos bolsillos de resistencia los podemos catalogar en tres áreas, aunque objetivamente existen integrados en una única realidad:

a) Territoriales o ecosistémicos: el quehacer agrícola se da en el espacio físico, del cual es inseparable. Lo que llamamos agricultura está íntimamente ligado a sistemas naturales, con su fauna y flora, que son modificados para hacerlos productivos de acuerdo a las necesidades humanas. Esto son los agroecosistemas: cuencas, bosques (distintos tipos), praderas, costas, ríos. A través de la vida en estos lugares las comunidades y pueblos desarrollan sistemas culturales que son inseparables de la gestión de los recursos;

b) Biológicos: flora y fauna silvestre, plantas medicinales, cultivos y semillas (frutales, hortalizas, cereales), árboles, microorganismos, insectos; y

c) Culturales: tecnologías, conocimientos, cosmovisiones, idiomas, rituales, costumbres.

Se trata de pensar en estos bolsillos de resistencia como las semillas para el futuro, semillas de esperanza para los nuevos tiempos.

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