Para el periodista y ex líder estudiantil Manolo Coss, el conjunto de profesores encabezados por Juan Duchesne que ayer se pronunció abiertamente en contra de la huelga por el aumento en la matrícula, no ofrece alternativas al problema y se limita a criticar a los estudiantes, a quienes acusan de turbas. Por el contrario, Coss entiende que los profesores deben orientar a los alumnos para ayudar a la solución del problema.
Acabo de escuchar al profesor Rubén Ríos Ávila en una entrevista radial (WRTU) y no salgo de mi asombro. Este distinguido intelectual, muy justamente, nos dice que estamos en una situación parecida a la de la huelga universitaria de 1981, cuando se presentó un cuadro similar: la administración de la UPR -sin encomendarse, consultar ni dialogar con la comunidad universitaria- decretó un aumento en los costos de la matrícula y otras cuotas, a lo que el movimiento estudiantil respondió con paros y huelga.
Es cierto que presenciamos un escenario parecido al de hace 25 años, y las propuestas y respuestas son similares… pero qué alternativa nos presentan como algo nuevo…para combatir su “aburrimiento”, un grupo de profesores que ve en esta repetición un latoso deja vue…?, ¡romper huelga!, genial, imagino que agotaron el posmodernísimo libro de las innovaciones para llegar a tan brillante modernidad!
El profesor Ríos Ävila, junto a otras y otros académicos han convocado a “todos los que quieren estudiar y enseñar” a ingresar al recinto por el portón principal, que desde el jueves pasado es custodiado por un grupo de estudiantes huelguistas.
Este grupo de profesores citó su manifestación el mismo día, a la misma hora y en el mismo lugar que los Consejos de Estudiantes del sistema de la UPR hicieron para reunirse y marchar en contra de los aumentos anunciados (¿no es ésto también un deja vue de las “novedosas” tácticas de la ex senadora Miriam Ramírez, en su lucha contra la “minoría revoltosa” que pedía la paz para Vieques?)
Bueno, si la repetición de eventos fuera el problema, a nadie se le hubiera ocurrido realizar en Vieques una lucha de desobediencia civil en el 2000, pues duplicaba una campaña similar del 1985 (el mismo problema: los bombardeos de la Marina y la misma respuesta: desobediencia civil pacífica).
Si la innovadora alternativa que proponen los distinguidos profesores se extendiera, se acabaría el derecho a la huelga, después de todo, y por lo general, los conflictos son repetitivos: los patronos se enriquecen, la calidad de vida de los trabajadores desmerece, piden aumentos salariales y derechos laborales, que son negados y se declara la huelga… Según la novel iniciativa de estos académicos, lo que hay que hacer es abolir las huelgas y buscar otras soluciones, que no proponen.
Ofende además el desprecio y la vulgar generalización que algunos profesores hacen del movimiento estudiantil, cuando lo califican de “turbas”. Tuve la oportunidad de escuchar y luego ver la grabación de la asamblea de estudiantes que decretó la huelga y podemos diferir del resultado final, pero el comportamiento de esa juventud, en términos de respeto, tolerancia y democracia, superó por mucho algunas asambleas claustrales que he observado.
De paso, el liderato estudiantil, en lugar de ser agraviado, debería ser encomiado por su actitud auténticamente democrática, pues, a pesar de que su posición fue derrotada, son los primeros en respetar la voluntad mayoritaria. En última instancia, el profesorado debería poner su talento, intelecto y experiencia al servicio del movimiento estudiantil para ayudarlo a superar la difícil coyuntura que enfrenta.
Creo que la huelga decretada por los estudiantes es prematura y debilita su potencial de lucha y triunfo… que hay que explorar de inmediato nuevas y novedosas alternativas para abrir espacios de diálogo universitario, pero los actos “simbólicos” de provocación no aportan nada nuevo, ni son la solución. |
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