lunes, diciembre 05, 2005

Pamela Damia y Emiliano Guido

Desde Iquitos hasta Manaos. Navegamos el río más largo del mundo para conocer la región que Estados Unidos> pretende declarar "protectorado internacional". Washington quiere controlar sus recursos estratégicos

Según la mitología griega, hubo una raza de guerreras que se mutilaban un pecho para mejor disponer del arco y de la flecha. Con el paso del tiempo, la palabra Amazonas cobró otra significación y se convirtió en río: un surco líquido de 3.850 kilómetros que atraviesa cinco países, desde la Cordillera de los Andes hasta el océano Atlántico. El Amazonas llega a tener 67 metros de profundidad y con sus 62 mil metros cúbicos de agua transporta arcilla, arenas, sedimentos de madera, lodo y la certeza de gigantes riquezas que están en peligro.

Esos son algunos de los datos que ilustran el torrente indetenible del río más largo del mundo, el mismo que bautiza a una región incomparable como manantial de recursos, con un futuro que puede ser apocalíptico si Estados Unidos logra su propósito: convertirla en "protectorado internacional", para asegurarse el control de sus entrañas y el poder sobre el destino de toda la América Latina.

Esa última aseveración no es consecuencia de una reflexión geopolítica ni mucho menos obra de calenturientas especulaciones. Consta en un texto escolar estadounidense aprobado por la autoridades federales y en el cual la Amazonía aparece coloreada como "reserva bajo protección internacional, al resguardo del accionar depredador de los gobiernos corruptos que imperan en la región". Ni los textos clásicos sobre "espacios vitales" pergeñados en la Alemania nazi llegaron a tanto atrevimiento.

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En la actualidad, Estados Unidos dispone de bases militares en 9 países de América Latina. Pero como un jugador voraz del clásico entretenimiento Táctica y Estrategia de la Guerra (TEG), pretende seguir desparramando fichas hacia el Sur, para ganar el continente. En pos de ese objetivo, informes no tan> secretos del Pentágono, de la Secretaría de Estado y de la Central de Inteligencia (CIA), revelaron que Washington prepara tres nuevos desembarcos para sus marines: en el Chapare, Bolivia; en la Triple Frontera entre Argentina, Brasil y Paraguay, y la ciudad de Tolhuin, Tierra del Fuego. No podemos dejar de mencionar que Bolivia se ha transformado en prioridad uno para Washington en atención de sus reservas gasíferas, sobre todo a partir de una constatación severa para el futuro de la economía estadounidense: el agotamiento de las cuencas propias, en particular el de las que yacen en el subsuelo de California.

Estados Unidos consolidaría así sus posiciones militares en toda el área, conforme lo demanda la doctrina oficial sobre Guerra de Baja Intensidad (GBI), y ejercería el control directo sobre territorios ricos en recursos naturales: fuentes de agua, yacimientos petrolíferos y zonas estratégicas en biodiversidad, claves a la hora de aportar> importantes caudales en el marco del programa económico para la región, basado en el Acuerdo de Libre Comercio para las Américas (ALCA).

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