Uruguayos y argentinos, buscando unirse contra el saqueo y por un futuro para todas y todos
Se encuentra circulando una convocatoria de organizaciones sociales argentinas, dirigida a las organizaciones populares uruguayas y, en general, de América Latina
El propósito es oponerse a la instalación de las papeleras sobre la costa del Río Uruguay, y más ampliamente, "debatir acciones que unan a los pueblos contra el saqueo y la depredación de nuestros recursos naturales, no solo del agua sino también del suelo, los bosques y el petróleo" según declararon las agrupaciones firmantes del comunicado, el que, descuentan, encontrará eco en organizaciones de Uruguay y otros países vecinos, algunas de las cuales se reunirán este fin de semana -precisamente en Montevideo- a debatir "la construcción de poder popular". Las primeras firmas incluyen a diversas organizaciones, como Galpón Sur, la UTD de Gral. Mosconi, la Mesa de Escrache Popular de La Plata, el Frente Darío Santillán y varios movimientos campesinos, agrupaciones estudiantiles y centros culturales. A continuación difundimos la convocatoria, que según señalaron se mantiene "abierta a que más organizaciones la hagan suya, firmándola y haciéndola circular, y también acercando nuevas propuestas, de manera de seguir ampliando el debate entre las comunidades".
Declaración de Organizaciones del pueblo argentino - Convocatoria al pueblo uruguayo y sus organizaciones
Por el presente y el futuro de todas y todos
Las organizaciones sociales argentinas que firmamos este texto, abajo y a la izquierda, queremos hacer una convocatoria al pueblo uruguayo, a sus organizaciones populares, para participar juntos en una discusión que nos concierne a todos y a todas. El tema emergente es el de las papeleras y la reacción del pueblo en Entre Ríos, pero pensamos que se trata de mucho más que eso. Se trata de qué queremos hacer con nuestros recursos, se trata de permitir o no el saqueo que vienen perpetrando las empresas desde hace muchos años. Se trata de aquellos bienes que no son ni argentinos ni uruguayos, se trata de la calidad de vida de argentinos y uruguayos y de todos nuestros hermanos explotados, allí donde se encuentren; se trata, en definitiva, de un río que deberá ser una línea de confluencia, no de división.
En estos momentos, entre Argentina y Uruguay se ha instalado un debate que no es precisamente entre la gente de a pie, entre los que somos iguales, sino entre las trasnacionales de un lado y las comunidades del otro, mediados por los gobiernos y las grandes empresas de comunicación. Ante esta situación, nos proponemos tejer la unidad entre los pueblos, entre sus organizaciones de base; y para esto queremos señalar algunas cosas ocultas en medio de las declaraciones rimbomabantes de los gobiernos, habitualmente duros con los pueblos pero blanditos con las multinacionales y los organismos de crédito, con los que cumplen puntualmente.
No conocemos en profundidad la forma en que la gente de Entre Ríos se organiza. Sabemos que hay asambleas y celebramos que el pueblo se reúna a debatir y accionar sobre sus problemas, porque solamente la participación de todos, la democracia real, puede garantizar mejores condiciones de vida. También podemos decir que desconfiamos abiertamente de los funcionarios de gobierno que ahora dicen una cosa pero se han mostrado encabezando políticas probadamente antipopulares, incluso permitiendo y alentando la instalación de otras empresas contaminantes en muchas regiones de nuestro país. Pese a esto, lo fundamental es que consideramos legítima la protesta de las comunidades entrerrianas, porque pensamos que más allá de los alineamientos coyunturales que se cuelan en este conflicto, intentando controlarlo y desviarlo, la contradicción primaria, oculta en algunos discursos, está en otra parte. Porque lo que hay que discutir es otra cosa: que lo que se está enfrentando es, por una parte, el interés de los pueblos, y por otra parte, el interés de las empresas por generar o aumentar sus ganancias estropeando nuestros recursos naturales, los bienes que son de la comunidad, de todos. La misma contradicción que existe en el sur y en el norte con el gas y el petróleo; en toda la cordillera con la minería; en toda la llanura con el desmonte y el monocultivo sojero. Allí, donde se expulsa mano de obra y se desplaza a las comunidades y se envenenan lastierras, el aire y el agua.
Reivindicamos también los métodos de lucha de los pueblos, que al no apelar a los lobbies asépticos y silenciosos necesitamos del ruido de las actividades públicas, en las calles, para que los poderosos lo noten y se preocupen, para que otros sectores del pueblo puedan conocer, también, que hay un problema y nos puede afectar a todos. Por eso reivindicamos las actividades decididas en asambleas por los vecinos de Gualeguaychú, Colón y otras ciudades afectadas. Como vecinos de muchas otras localidades del país, más de una vez hemos tenido que cortar una calle o un acceso, para pedir por lo que es justo: vivir mejor, o incluso como en este caso, no pasar a vivir aún peor.
Nos parece que la pregunta principal no es si el Estado uruguayo tal o si el argentino cual, sino si vale la pena, si esta bien, si es razonable, dejar que las empresas destruyan el medio ambiente, un patrimonio que es común, para que una o varias multinacionales se lleven millones de dólares o euros de nuestros territorios, y al cabo de algunos años queden poblaciones devastadas, empobrecidas y al costado de la ruta. Como apenas una muestra, ya tenemos lo que hizo Repsol (compradora de YPF) en nuestro país, tanto en Gral. Mosconi y Tartagal (Salta), como en Neuquén, en Santa Cruz y en otras provincias, siempre con el auxilio de los gobiernos que garantizan el retorno del modelo agro-extractivo exportador, esencial para la continuidad del neoliberalismo que tanto daño –lo sabemos- nos ha hecho.
Este es el debate que los gobiernos y medios ocultan: en toda América Latina están saqueando nuestros territorios y comprometiendo nuestro futuro. Con el monocultivo, con el desmonte, con la extranjerización del gas y el petróleo, con la extracción de minerales, con la apropiación de las fuentes de agua potable (cuando la necesitan) o su envenenamiento (cuando dejan de necesitarla), con un uso extractivo y destructivo de nuestros suelos, abandonando todo cuando ya no queda un árbol para talar o un nutriente en el suelo para cultivar. Todo ese saqueo y destrucción es para que las empresas ganen más dinero. Las consecuencias para todos nosotros son desastrosas. Por eso hay que oponerse a la instalación de las papeleras, y sobre todo, tenemos que debatir y unirnos entre los pueblos, sin dejar que los poderes económicos nos dividan para sacar una mayor tajada.
Nos preocupa enormemente la posibilidad de vernos como enemigos, cuando estamos seguros que todos y todas tenemos los mismos intereses y merecemos el uso y disfrute de nuestro patrimonio, ese que nos pertenece a los pueblos, el que no tiene bandera, el que no queremos que se transforme en una marca registrada.
No le hagamos el juego a los que nos oprimen, no dejemos que nos dividan. Ejerzamos, unidos, presión sobre nuestros gobernantes, para construir una América unida en rechazo a la explotación y al saqueo. Invitamos al debate y a la acción conjunta de argentinos, uruguayos y todos los pueblos hermanos, por una América Latina unida, libre, justa y solidaria.
- Por la vida y la soberanía. Contra el saqueo y la contaminación.
- Por la tierra, el agua y el aire. Por los recursos naturales, que son de la comunidad; y contra la apropiación privada, que los degrada y los destruye.
- Por nuestro patrimonio: por la defensa de lo que aún no nos han quitado y por la recuperación de lo que está en manos privadas.
- Contra el hambre, el desempleo y la represión. Por la libertad y la justicia.
¡América Resiste!
Adhesiones y otras comunicaciones a: porelfuturodetodasytodos@gmail.com
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