El representante en América Latina de la organización GRAIN, disertó en la UNLP sobre la semilla como patrimonio de los pueblos al servicio de la humanidad.
“En Argentina hay 16 millones de hectáreas de soja transgénica. El 99,9 por ciento de la soja que se cultiva es controlada por la corporación Monsanto, y de la exportación de granos casi el 90 por ciento lo maneja la multinacional Cargill, que se dedica a diseñar las políticas agrícolas de cada país”. Estos son sólo algunos de los ejemplos que citó Carlos Vicente, investigador que trabaja arduamente sobre estos temas. “Este modelo provoca la destrucción del suelo y de la agricultura”, sostuvo
Vicente es representante para América Latina de GRAIN (Acción Internacional por los Recursos Genéticos), una ONG que promueve el uso sustentable de la biodiversidad agrícola basado en el control de la gente sobre los recursos genéticos y el conocimiento tradicional. La organización trabaja en regiones como África, Asia y América Latina.
Vicente disertó en la Cátedra de Libre de Soberanía Alimentaria de La Universidad Nacional de La Plata (UNLP). “Las corporaciones multinacionales ejercen control sobre nuestros territorios a través de distintas herramientas: corporativamente, mediante derechos de propiedad intelectual y de la tecnología”, explicó. “El control de las semillas deja de estar en manos de los agricultores y pasa a manos de las multinacionales, el 90 por ciento de las semillas transgénicas las controla Monsanto. Los recursos naturales no son renovables, se terminan, va ser el fin de la era del petróleo, del gas, y las corporaciones sólo ven la posibilidad de seguir haciendo negocio con nuestra biodiversidad planetaria”, explicó.
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