Declaración sobre Deuda en el Foro Social Mundial 2007
Nairobi, Kenia, 24 de enero de 2007
Nairobi, Kenia, 24 de enero de 2007
1. Campañas, movimientos sociales, organizaciones no-gubernamentales, comunitarias y religiosas y activistas de todo el mundo se encontraron en Nairobi, Kenia, para el Foro Social Mundial 2007. Juntos, las y los abajo firmantes tenemos la firme determinación de lograr el fin de la dominación ejercida a través de la deuda. Es escandaloso que el mundo rico reclame del Sur cientos de millones de dólares todos los días, en el pago del servicio de “deudas” que han surgido de las relaciones económicas injustas que empobrecen al Sur y enriquecen al Norte. Este endeudamiento es ilegítimo y continua robando a los pueblos de África, América Latina y Asia sus derechos a la independencia y la autonomía política, así como también a la salud, la educación, el agua y a todos los bienes esenciales y servicios básicos que tendrían que estar disponibles para todos y todas.
2. La crisis de la deuda no es sólo un problema financiero para los países del Sur. Es además un problema político que se basa en, y a la vez refuerza, relaciones de poder desiguales: la deuda continua siendo utilizada como un instrumento de control, a través de las condiciones que acompañan los créditos e iniciativas de alivio. Es un instrumento de presión usado por los países prestadores, intereses e instituciones del Norte para favorecer el ingreso de sus corporaciones multinacionales; ejecutar sus políticas externas, sus estrategias militares y de invasión; lograr acuerdos comerciales favorables; y promover la extracción de los recursos de los países que reciben créditos.
3. Esta deuda es también responsabilidad del Norte: ha promovido la crisis al otorgar préstamos de manera arbitraria, auto-interesada, irresponsable y explotadora, y al imponer sus políticas la ha profundizado. Los gobiernos ricos, corporaciones transnacionales e instituciones como el FMI, el Banco Mundial y la OMC tienen que asumir la responsabilidad por su papel en la creación y mantenimiento de esta situación.
Reconocemos asimismo el papel de gobiernos irresponsables y corruptos en el Sur en la creación de esta deuda. Estos gobiernos tienen el deber de restituir lo que han robado y explotado a los pueblos del Sur.
4. Aplaudimos a los y las activistas que han hecho campaña en Noruega, en colaboración y solidaridad con los movimientos en el Sur, y que han logrado convencer al gobierno de dicho país a convertirse en el primer prestador en anular reclamos de deuda sobre la base del reconocimiento de la irresponsabilidad de sus propias prácticas crediticias. Sabemos que han sido años de intensa acción lo que ha llevado el gobierno de Noruega a esta posición. Llamamos a otros prestadores a examinar las deudas que reclaman, a cuestionar la justicia y legitimidad de esos reclamos y reconocer su propia responsabilidad. Todos los prestadores – gobiernos, instituciones financieras y corporaciones privadas – deben asumir este desafío.
5. Sabemos que nuestra fuerza reside en el compromiso y determinación de los movimientos sociales, campañas e individuos trabajando solidariamente en todo el mundo. El desafío a la injusticia de la dominación de la deuda ha venido y viene de estos esfuerzos incansables y vocales. Estos, después de muchos años, ha logrado transformar la crisis de endeudamiento de un tema poco conocido, que muchos gobiernos no admitieron, a un asunto de debate mundial. También ha resultado en logros como los de Noruega y la realización de auditorías oficiales en Ecuador y otros países. Como movimientos populares y organizaciones del Sur y del Norte, tenemos la determinación de trabajar y levantar nuestras voces de manera conjunta, hasta lograr que nuestra demanda de poner fin a la dominación de la deuda devenga irresistible.
6. Dado el sufrimiento humano causado por la explotación colonial y actual de los países del Sur, el desequilibrio del poder económico y político y la devastación ecológica infligida al Sur por los intereses comerciales, gobiernos e instituciones financieras del Norte, no cabe duda que el Norte tiene una deuda con el Sur. Afirmamos que el Sur es acreedor de una enorme deuda histórica, social, cultural, política y ecológica, que sigue acumulándose. Hay que reconocer esta deuda y exigir su restitución y reparación.
7. Hacemos un llamado por el establecimiento de relaciones económicas justas entre países y en lo interno. NO estamos pidiendo iniciativas controladas por los prestadores, como el PPAE (Países Pobres Altamente Endeudados) o el PRSP (Estrategia para la Reducción de la Pobreza), para aliviar los flujos financieros de algunos países empobrecidos, ni tampoco pedimos reducciones de deuda dependientes de las condiciones establecidas por las instituciones del Norte. Llamamos a los países ricos y poderosos del mundo a reconocer que se benefician de la explotación del Sur y que no asumen su responsabilidad al respecto. Afirmamos el derecho de los pueblos a exigir responsabilidad a sus propios gobiernos y hacemos un llamado a los gobiernos a respetar ese derecho. Llamamos a realizar auditorias oficiales y ciudadanas de las deudas, y a la realización de una auditoría ciudadana de las instituciones financieras internacionales. Llamamos a anular la deuda sin la imposición de condiciones por parte de los prestadores y a hacer restitución y reparaciones. Hacemos un llamado especial para que se anule la deuda reclamada a países que sufren situaciones de crisis y/o conflicto. Comprometemos nuestra solidaridad con aquellos gobiernos que deciden repudiar la deuda ilegítima. Demandamos la eliminación total de la deuda ilegítima, odiosa, injusta e impagable.
2. La crisis de la deuda no es sólo un problema financiero para los países del Sur. Es además un problema político que se basa en, y a la vez refuerza, relaciones de poder desiguales: la deuda continua siendo utilizada como un instrumento de control, a través de las condiciones que acompañan los créditos e iniciativas de alivio. Es un instrumento de presión usado por los países prestadores, intereses e instituciones del Norte para favorecer el ingreso de sus corporaciones multinacionales; ejecutar sus políticas externas, sus estrategias militares y de invasión; lograr acuerdos comerciales favorables; y promover la extracción de los recursos de los países que reciben créditos.
3. Esta deuda es también responsabilidad del Norte: ha promovido la crisis al otorgar préstamos de manera arbitraria, auto-interesada, irresponsable y explotadora, y al imponer sus políticas la ha profundizado. Los gobiernos ricos, corporaciones transnacionales e instituciones como el FMI, el Banco Mundial y la OMC tienen que asumir la responsabilidad por su papel en la creación y mantenimiento de esta situación.
Reconocemos asimismo el papel de gobiernos irresponsables y corruptos en el Sur en la creación de esta deuda. Estos gobiernos tienen el deber de restituir lo que han robado y explotado a los pueblos del Sur.
4. Aplaudimos a los y las activistas que han hecho campaña en Noruega, en colaboración y solidaridad con los movimientos en el Sur, y que han logrado convencer al gobierno de dicho país a convertirse en el primer prestador en anular reclamos de deuda sobre la base del reconocimiento de la irresponsabilidad de sus propias prácticas crediticias. Sabemos que han sido años de intensa acción lo que ha llevado el gobierno de Noruega a esta posición. Llamamos a otros prestadores a examinar las deudas que reclaman, a cuestionar la justicia y legitimidad de esos reclamos y reconocer su propia responsabilidad. Todos los prestadores – gobiernos, instituciones financieras y corporaciones privadas – deben asumir este desafío.
5. Sabemos que nuestra fuerza reside en el compromiso y determinación de los movimientos sociales, campañas e individuos trabajando solidariamente en todo el mundo. El desafío a la injusticia de la dominación de la deuda ha venido y viene de estos esfuerzos incansables y vocales. Estos, después de muchos años, ha logrado transformar la crisis de endeudamiento de un tema poco conocido, que muchos gobiernos no admitieron, a un asunto de debate mundial. También ha resultado en logros como los de Noruega y la realización de auditorías oficiales en Ecuador y otros países. Como movimientos populares y organizaciones del Sur y del Norte, tenemos la determinación de trabajar y levantar nuestras voces de manera conjunta, hasta lograr que nuestra demanda de poner fin a la dominación de la deuda devenga irresistible.
6. Dado el sufrimiento humano causado por la explotación colonial y actual de los países del Sur, el desequilibrio del poder económico y político y la devastación ecológica infligida al Sur por los intereses comerciales, gobiernos e instituciones financieras del Norte, no cabe duda que el Norte tiene una deuda con el Sur. Afirmamos que el Sur es acreedor de una enorme deuda histórica, social, cultural, política y ecológica, que sigue acumulándose. Hay que reconocer esta deuda y exigir su restitución y reparación.
7. Hacemos un llamado por el establecimiento de relaciones económicas justas entre países y en lo interno. NO estamos pidiendo iniciativas controladas por los prestadores, como el PPAE (Países Pobres Altamente Endeudados) o el PRSP (Estrategia para la Reducción de la Pobreza), para aliviar los flujos financieros de algunos países empobrecidos, ni tampoco pedimos reducciones de deuda dependientes de las condiciones establecidas por las instituciones del Norte. Llamamos a los países ricos y poderosos del mundo a reconocer que se benefician de la explotación del Sur y que no asumen su responsabilidad al respecto. Afirmamos el derecho de los pueblos a exigir responsabilidad a sus propios gobiernos y hacemos un llamado a los gobiernos a respetar ese derecho. Llamamos a realizar auditorias oficiales y ciudadanas de las deudas, y a la realización de una auditoría ciudadana de las instituciones financieras internacionales. Llamamos a anular la deuda sin la imposición de condiciones por parte de los prestadores y a hacer restitución y reparaciones. Hacemos un llamado especial para que se anule la deuda reclamada a países que sufren situaciones de crisis y/o conflicto. Comprometemos nuestra solidaridad con aquellos gobiernos que deciden repudiar la deuda ilegítima. Demandamos la eliminación total de la deuda ilegítima, odiosa, injusta e impagable.
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