SOBRE LOS SUBSIDIOS AGRICOLAS Y EL AGRO BORICUA
22 de junio 2007
Es alentador que un diario de amplia circulación como
el Vocero le dedique un editorial a un renglón de
nuestra economía tan maltratado y abandonado como el
agro.
Sobre el tema de los subsidios agrícolas veo necesario
decir unas cosas. El editorial da la impresión errónea
de que los subsidios del gobierno a la actividad
agrícola boricua son una anomalía y que van a
contrapelo de las tendencias mundiales. Nada más lejos
de la verdad.
Según el Overseas Development Institute, más de 20%
del valor de la producción mundial de algodón viene de
subsidios, mayormente de Estados Unidos, China y la
Unión Europea. En la temporada de siembra 2001-2002,
Estados Unidos subsidió su producción algodonera (que
constituye 40% de la producción mundial) con $2,300
millones.
Con sus subsidios masivos, Estados Unidos puede
producir en exceso y vender esa producción en mercados
internacionales bien por debajo del costo. Nos dice el
profesor Peter Rosset en su excelente libro "Food is
Different" que en el año 2002, EEUU vendió:
Trigo a 43% debajo del costo
Soya a 25% debajo del costo
Maíz a 13% debajo del costo
Arroz a 35% debajo del costo
Algodón a 61% debajo del costo
La pregunta obvia es, ¿Cómo vamos a hablar de libre
competencia y libres mercados cuando los agricultores
estadounidenses hacen trampa con estos subsidios?
También, ¿Cómo pueden los agricultores puertorriqueños
o suramericanos- de los africanos ni hablar- competir
cuando sus mercados locales están inundados de
productos importados que se venden debajo del costo de
producción? Es por esto que los países pobres han
denunciado esta práctica injusta en los foros
internacionales repetidas veces.
Con esto no quiero decir que los subsidios de por sí
sean malos. Los hay malos y los hay buenos. Son malos
cuando causan sobreproducción y bajan los precios
internacionales a niveles catastróficos, cuando
provocan prácticas ecológicamente insustentables, y
arruinan al pequeño productor. Pero se pueden utilizar
subsidios para proteger la biodiversidad, combatir la
erosión de manera sustentable, controlar plagas sin
usar venenos agrotóxicos, y asegurar mercados locales
para la producción local.
También debo comentar sobre las palabras del
editorialista al efecto de que cosas como la
globalización son realidades que hay que aceptar. No
es con actitudes conformistas y sumisas que vamos a
echar adelante como nación. Mejor sigamos el ejemplo
solidario y combativo de la Vía Campesina, movimiento
mundial de pequeños y medianos agricultores de 56
países dedicado a promover las relaciones económicas
de igualdad y de justicia social, la preservación de
la tierra, la soberanía alimentaria, la producción
agrícola sostenible y una igualdad basada en la
producción a pequeña y mediana escala. Los
agricultores militantes de la Vía Campesina entienden
muy bien que para perseguir estos objetivos es
necesario rechazar la supuesta inevitabilidad de lo
que llamamos globalización.
Dicho esto, reitero mi satisfacción al ver que a la
agricultura se le está prestando atención en las
páginas editoriales de la prensa del país.
Carmelo Ruiz Marrero
Director, Proyecto de Bioseguridad de Puerto Rico
http://bioseguridad.blogspot.com/
>
> Rumbo a la nueva agricultura
> Editorial - El Vocero
> 19 de junio de 2007
>
>
> La agricultura como industria ha enfrentado en las
> últimas décadas una serie
> de contratiempos relacionados con la efectividad de
> ésta como promotora de
> actividad económica, un reto necesario de cumplir
> para seguir subsistiendo.
>
> El pasar de los años ha convertido a las empresas
> agrícolas en unas muy
> dependientes de los subsidios que ofrece el
> gobierno, gran parte de éstos
> provenientes de fondos asignados en cada presupuesto
> anualmente. De hecho,
> para diciembre del 2006, cerca del 70 por ciento de
> los agricultores
> recibían subsidios por parte del gobierno. Esto lo
> que significa es que para
> poder continuar con sus actividades, necesitan de
> este apoyo económico, o de
> lo contrario tendrían que suspender la operación de
> sus fincas.
>
> Esta realidad lo que nos presenta es cómo en este
> renglón es nuevamente el
> gobierno el que recibe la mayor parte de la carga,
> pues sin su apoyo, la
> agricultura sería una actividad en peligro de
> extinción. La globalización,
> los altos costos de producción, la falta de mano de
> obra que quiera trabajar
> la tierra y la competencia que suponen otros
> mercados, en donde se pueden
> conseguir los mismos productos a precios mucho más
> atractivos, son
> realidades que hay que aceptar para trabajar un plan
> que presente
> alternativas reales para la agricultura
> puertorriqueña.
>
> Existen ciertamente estas alternativas, muchas de
> las cuales enfocan los
> esfuerzos en cultivos cuya demanda ha aumentado en
> los últimos años y que se
> alejan de los productos que tradicionalmente se han
> cosechado en el país.
> Estamos seguros que si el Departamento de
> Agricultura se lo propone y se
> adopta una actitud dinámica y proactiva, logrará
> encontrar las vías
> correctas para encaminar esta industria, de forma
> tal que siga siendo una
> alternativa de sustento para las miles de familias
> que de ella dependen,
> muchas de las cuales aún confían en seguir viviendo
> en la zona rural del
> país.
22 de junio 2007
Es alentador que un diario de amplia circulación como
el Vocero le dedique un editorial a un renglón de
nuestra economía tan maltratado y abandonado como el
agro.
Sobre el tema de los subsidios agrícolas veo necesario
decir unas cosas. El editorial da la impresión errónea
de que los subsidios del gobierno a la actividad
agrícola boricua son una anomalía y que van a
contrapelo de las tendencias mundiales. Nada más lejos
de la verdad.
Según el Overseas Development Institute, más de 20%
del valor de la producción mundial de algodón viene de
subsidios, mayormente de Estados Unidos, China y la
Unión Europea. En la temporada de siembra 2001-2002,
Estados Unidos subsidió su producción algodonera (que
constituye 40% de la producción mundial) con $2,300
millones.
Con sus subsidios masivos, Estados Unidos puede
producir en exceso y vender esa producción en mercados
internacionales bien por debajo del costo. Nos dice el
profesor Peter Rosset en su excelente libro "Food is
Different" que en el año 2002, EEUU vendió:
Trigo a 43% debajo del costo
Soya a 25% debajo del costo
Maíz a 13% debajo del costo
Arroz a 35% debajo del costo
Algodón a 61% debajo del costo
La pregunta obvia es, ¿Cómo vamos a hablar de libre
competencia y libres mercados cuando los agricultores
estadounidenses hacen trampa con estos subsidios?
También, ¿Cómo pueden los agricultores puertorriqueños
o suramericanos- de los africanos ni hablar- competir
cuando sus mercados locales están inundados de
productos importados que se venden debajo del costo de
producción? Es por esto que los países pobres han
denunciado esta práctica injusta en los foros
internacionales repetidas veces.
Con esto no quiero decir que los subsidios de por sí
sean malos. Los hay malos y los hay buenos. Son malos
cuando causan sobreproducción y bajan los precios
internacionales a niveles catastróficos, cuando
provocan prácticas ecológicamente insustentables, y
arruinan al pequeño productor. Pero se pueden utilizar
subsidios para proteger la biodiversidad, combatir la
erosión de manera sustentable, controlar plagas sin
usar venenos agrotóxicos, y asegurar mercados locales
para la producción local.
También debo comentar sobre las palabras del
editorialista al efecto de que cosas como la
globalización son realidades que hay que aceptar. No
es con actitudes conformistas y sumisas que vamos a
echar adelante como nación. Mejor sigamos el ejemplo
solidario y combativo de la Vía Campesina, movimiento
mundial de pequeños y medianos agricultores de 56
países dedicado a promover las relaciones económicas
de igualdad y de justicia social, la preservación de
la tierra, la soberanía alimentaria, la producción
agrícola sostenible y una igualdad basada en la
producción a pequeña y mediana escala. Los
agricultores militantes de la Vía Campesina entienden
muy bien que para perseguir estos objetivos es
necesario rechazar la supuesta inevitabilidad de lo
que llamamos globalización.
Dicho esto, reitero mi satisfacción al ver que a la
agricultura se le está prestando atención en las
páginas editoriales de la prensa del país.
Carmelo Ruiz Marrero
Director, Proyecto de Bioseguridad de Puerto Rico
http://bioseguridad.blogspot.com/
>
> Rumbo a la nueva agricultura
> Editorial - El Vocero
> 19 de junio de 2007
>
>
> La agricultura como industria ha enfrentado en las
> últimas décadas una serie
> de contratiempos relacionados con la efectividad de
> ésta como promotora de
> actividad económica, un reto necesario de cumplir
> para seguir subsistiendo.
>
> El pasar de los años ha convertido a las empresas
> agrícolas en unas muy
> dependientes de los subsidios que ofrece el
> gobierno, gran parte de éstos
> provenientes de fondos asignados en cada presupuesto
> anualmente. De hecho,
> para diciembre del 2006, cerca del 70 por ciento de
> los agricultores
> recibían subsidios por parte del gobierno. Esto lo
> que significa es que para
> poder continuar con sus actividades, necesitan de
> este apoyo económico, o de
> lo contrario tendrían que suspender la operación de
> sus fincas.
>
> Esta realidad lo que nos presenta es cómo en este
> renglón es nuevamente el
> gobierno el que recibe la mayor parte de la carga,
> pues sin su apoyo, la
> agricultura sería una actividad en peligro de
> extinción. La globalización,
> los altos costos de producción, la falta de mano de
> obra que quiera trabajar
> la tierra y la competencia que suponen otros
> mercados, en donde se pueden
> conseguir los mismos productos a precios mucho más
> atractivos, son
> realidades que hay que aceptar para trabajar un plan
> que presente
> alternativas reales para la agricultura
> puertorriqueña.
>
> Existen ciertamente estas alternativas, muchas de
> las cuales enfocan los
> esfuerzos en cultivos cuya demanda ha aumentado en
> los últimos años y que se
> alejan de los productos que tradicionalmente se han
> cosechado en el país.
> Estamos seguros que si el Departamento de
> Agricultura se lo propone y se
> adopta una actitud dinámica y proactiva, logrará
> encontrar las vías
> correctas para encaminar esta industria, de forma
> tal que siga siendo una
> alternativa de sustento para las miles de familias
> que de ella dependen,
> muchas de las cuales aún confían en seguir viviendo
> en la zona rural del
> país.
Etiquetas: Carmelo, Puerto Rico
0 Comentarios:
Publicar un comentario
Suscribirse a Comentarios de la entrada [Atom]
<< Página Principal