jueves, noviembre 11, 2010

Reflexiones en torno al conflicto de Malvinas

Sin soberanía interna, no habrá soberanía externa

Andrés Solíz Rada

En el análisis del conflicto entre Argentina y América Latina, por una parte, e Inglaterra, la Unión Europea (UE) y EEUU, por otra, por el control de la Antártida, las islas Malvinas, Georgias y Sándwich del Sur, sería erróneo no tomar en cuenta las maniobras de los agresores, ya que los centros de poder mundial siempre buscan profundizar su dominación. Si se apropiaron de los recursos estratégicos, se empeñan en anular todas las formas de asociación y defensa de los Estados nacionales. Si esa meta ha sido alcanzada, buscan la destrucción de los Estados para retornar al colonialismo, que implica la pérdida inclusive formal de soberanía política.

Andrés Solíz Rada

Andrés Solíz Rada Abogado y periodista y ex parlamentario. En los últimos 30 años fue uno de los más destacados defensores de los recursos naturales en Bolivia. Fue el primer ministro de Hidrocarburos de la gestión de Evo Morales.

Indigenismo y separatismo


El debilitamiento de varios Estados nacionales sudamericanos ha sido fomentado, en los últimos años, a través del ultra indigenismo, del autonomismo y de concesiones desmesuradas a provincias y regiones. La nueva Constitución Política del Estado de Bolivia (CPE) reconoce a 36 naciones indígenas, con apropiación de recursos naturales renovables, veto a contratos sobre los no renovables, libre determinación, validez igualitaria de justicias comunitarias y virtual derecho a fundar nuevas naciones. Lo anterior nos recuerda a la ex Yugoslavia. El avance de autonomías regionales, que en muchos casos buscan el separatismo, tuvo lugar en Santa Cruz de la Sierra (Bolivia), Guayaquil (Ecuador) y Zulia (Venezuela). El objetivo residió en debilitar a los gobiernos de Evo Morales, Rafael Correa y Hugo Chávez, por no ser dóciles a EEUU.


En su primer período de gobierno (2006-2010), Evo enfrentó el separatismo de la “Nación Camba”, en el oriente boliviano, mediante el indigenismo a ultranza. A este período corresponde la nueva CPE y el reconocimiento a 36 naciones inexistentes. Una vez derrotado el proyecto separatista, el régimen ha detenido las pretensiones indigenistas, financiadas por ONG. Ahora está tratando de recuperar la centralidad estatal. Sin embargo, al no haber enfrentado a los separatistas con las banderas de la unidad nacional, el país ha quedado sin la cohesión social necesaria para enfrentar al narcotráfico, a la inseguridad ciudadana y al contrabando.


En el Sur argentino, donde el Estado nacional necesita acentuar su presencia, debido al conflicto con los ingleses, los gobiernos provinciales han conseguido atribuciones excesivas. No se trata, como podría creerse, de plantear el retorno a centralismos dañinos que, efectivamente, han desconocido los aportes de culturas originarias y legítimos reclamos autonómicos. Se trata más bien de lograr que nuestros Estados nacionales incorporen las diversidades culturales, así como justas demandas autonómicas y provinciales, en el marco de nuestros Estados nacionales y en la perspectiva de la Patria Grande.


La preservación de nuestros Estados nacionales se hace aún más urgente, sobre todo, como advirtió Miguel Angel Barrios, en su “Manual de Seguridad y Geopolítica de América Latina”, en momentos en que, después de 500 años, ha comenzado la des occidentalización del mundo, ya que, por primera vez en forma sostenida y permanente, el flujo de riqueza, por la acumulación de divisas por parte de China y el incremento de los déficit de EEUU y la UE, se desplaza ahora del Oeste al Este del planeta.

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La ausencia de base ética del euro centrismo se refleja en su incapacidad de incluir en sus textos de enseñanza el tráfico de esclavos que acompañó a la acumulación originaria del capitalismo. De esta manera, pretende separar sus conquistas económicas, artísticas, científicas o culturales del comercio de esclavos y de la succión de materias primas. En su opinión, tales conquistas se deberían, exclusivamente, al “genio” del “hombre blanco”, cuya supuesta superioridad genética justificaría sus genocidios, latrocinios y la principal responsabilidad de la polución ambiental.


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Recursos tangibles


Al observar que EEUU usó el pretexto de buscar armas químicas inexistentes para invadir Irak, la que causó más de un millón de muertos, es posible dimensionar los extremos a los que son capaces de llegar las grandes potencias, a fin de controlar los recursos vitales del planeta. Las reservas mineras, de gas y petróleo en el Atlántico Sur y la ubicación estratégica de las Malvinas son el gran escollo que tienen Argentina y América Latina para su recuperación.


La necesidad de la UE de aferrarse a la Antártida se tornó más perentoria por el fortalecimiento geopolítico de China, Rusia, la India y Brasil, agrupadas en el famoso BRIC. Brasil tuvo que adquirir, en abril pasado, un submarino nuclear de Francia, a fin de preservar sus reservas de gas y petróleo de la Bahía de Santos, ante la decisión del Pentágono de desplegar su Cuarta Flota en las costas sudamericanas. La instalación de bases militares norteamericanas en Colombia precedió también a esa decisión brasileña. Lo anterior, incrementó el apoyo de Lula a la causa de las Malvinas, a tiempo de reiterar la irracionalidad que significa que el Reino Unido mantenga la ocupación de las Malvinas, ubicadas a 14.000 kilómetros de su territorio, a fin de prolongar la presencia británica, que se inició con la invasión militar del 2 de enero de 1833.


Los ejercicios bélicos británicos en las Malvinas, realizados de manera sistemática, con misiles disparados desde territorio argentino y que caen en aguas territoriales argentinas, la reciente decisión del Presidente uruguayo José Mugica, de impedir que un barco de guerra inglés que viajaba a Malvinas, se abastezca de combustible en el puerto de Montevideo, plantean al gobierno de Cristina Fernández de Kirchner la urgencia de derogar el aún vigente tratado de “eterna” amistad suscrito por Buenos Aires y Londres, el 2 de febrero de 1825, anular el anexo económico al Tratado de Madrid, de 1990, por el que el país agredido concede a Inglaterra la condición de nación más favorecida en temas comerciales y de inversiones, revocar al Barclays Bank de Londres (accionista de la Desire Petróleum que explora el petróleo de las Malvinas) la autorización para negociar el canje de la deuda externa, anular las concesiones a la British Petróleum en su cuenca petrolera y poner fin a la abrumadora presencia de empresas de la Commonwealth en la minería argentina.


El funcionamiento del Banco del Sur, el restringir la presencia de capitales de EEUU y de la UE en el MERCOSUR, así como la urgencia de lograr que nuestros Estados nacionales anoten a su nombre en Bolsas de Valores nacionales y extranjeras el valor de nuestras reservas de gas, petróleo, litio, cobre y otros minerales es parte indisoluble de la causa de Malvinas. Esto último es posible hacerlo. Sólo se trata de copiar lo que hace Brasil, a fin de que el valor de sus reservas de hidrocarburos esté inscrito en Bolsas de Valores a nombre de Petrobrás, lo que le permite obtener enormes financiamientos, con los que es posible comprar modernas tecnologías o estructurar sociedades con capitales privados, pero en las que nuestros Estados nacionales negocien desde posiciones ventajosas.


América Latina necesita comprender que nuestras fronteras interiores limitan con las transnacionales que explotan nuestros recursos naturales y se quedan con la mayor parte de los excedentes económicos. Si nuestras fronteras interiores no están debidamente protegidas, nuestra soberanía externa seguirá siendo vulnerable.


Recursos intangibles


El Siglo XIX se caracterizó por el reparto colonial del mundo periférico y el Siglo XX, por el implacable saqueo de materias primas. De no producirse cambios sustanciales, en el Siglo XXI, las potencias controlarán las conciencias. Los avances en esa dirección se han producido mediante ONG y la producción casi exclusiva de informaciones y análisis noticiosos euro centristas. En tanto las transnacionales y los Bancos han copado, en gran medida, la explotación, comercialización e industrialización de materias primas, las ONG dominan países periféricos a través de “ayudas sociales” y orientación de la microeconomía. Las ONG son patrocinadas, en enorme proporción, por EEUU y la UE, por organismos internacionales, como el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), y por sus transnacionales.


A modo de ejemplo, recordemos que el famoso Foro Social Mundial, en el que participan con frecuencia relevantes personalidades antiimperialistas, como Fidel Castro, Lula o Hugo Chávez, es financiado por la Fundación Ford, vinculado a la CIA y al gobierno de EEUU. La consigna del Foro: “Otro Mundo es Posible”, ¿será posible alcanzarla con desembolsos de empresas, como la Ford, interesadas en mantener la expoliación de las semicolonias? En semanas precedentes, el presidente de Chile, Sebastián Piñera, transfirió su acciones en “Chile Visión” (que perteneció a una universidad estatal), a la Time Warner, vinculada a la CNN, HBO y otros consorcios estadounidenses.


Para EEUU, Inglaterra o Francia sería inconcebible que grupos islámicos o consorcios chinos o japoneses adquirieran la CNN, la BBC de Londres o Radio Francia Internacional. Lo que ocurre es que a nombre de una “libertad de expresión”, acuñada en su beneficio por los intereses del capital financiero, los países periféricos sufren procesos de alienación, como el que tuvo lugar en la Guerra de las Malvinas, en cuya oportunidad, el general Pinochet, con apoyo de sectores de opinión pública, permitió al Reino Unido usar bases militares chilenas, en contra del pueblo argentino y latinoamericano.


En los últimos meses, se ha avanzado en la posibilidad de crear la “Unión Latinoamericana de Agencias Noticiosas”, la que podría servir de inicial contrapeso a los descomunales aparatos mediáticos de las potencias. Una de las primeras tareas del nuevo organismo residirá en generar nuestras propias categorías conceptuales relativas a la libertad de expresión, actualmente usada por medios de comunicación al servicio del capital financiero.


Las naciones continente


De lo expuesto se deduce, como nos enseñó Alberto Methol Ferré, que si la América morena desea alcanzar su destino en el Siglo XXI tiene que convertirse en una Nación Continente, concebida, de manera precursora, por el general Juan Domingo Perón. Nuestra Nación formará parte del nuevo mundo plural, junto a China, la India y Rusía, e integrado también por EEUU y la UE, pero sin su actual hegemonía. El proyecto de Nación Latinoamericana industrializada ha dado sus primeros pasos con el MERCOSUR y la UNASUR. La UNASUR debe tener como cimientos, por su mayor peso económico, al Brasil (aporte lusitano), por una parte, y a la Argentina y Venezuela (aporte hispano), por otra. Recordemos que España y Portugal, que estuvieron unidos en el pasado, estructuraron nuestros perfiles iberoamericanos. Si Brasil opta, como hasta ahora, por asumir un papel hegemónico y excluyente frente a sus vecinos, debilitará el proyecto continental, pero también empantanará su propio proyecto nacional.


La Nación iberoamericana es incompatible con el ultra indigenismo disgregador y con los proyectos autonómicos a ultranza, así como con visiones provincianas. La Nación continente latinoamericana está basada en la defensa del castellano, como idioma unificador, que nos permite insustituibles intercambios culturales, científicos y tecnológicos con el resto del mundo, así como en nuestro mestizaje, teñido con los aportes de culturas indígenas que nos enorgullecen.


Las Naciones continente derrotarán a la globalización neoliberal, basada en la desregulación de los Bancos, la que ha permitido a EEUU emitir millonarias cantidades de dólares sin respaldo alguno y que pretende mantener mediante el nuevo consenso post Washington. En la nueva globalización de las naciones continente, cada una de ellas tendrá sus propios Bancos y pondrá fin a los delincuenciales paraísos financieros.


La Nación continente latinoamericana, al estar basada en la autoestima y en cero tolerancia a la corrupción, desarrollará una nueva visión ética de la sociedad, en la que los costos para resolver el problema de la contaminación ambiental serán pagados por todos los países del mundo, en proporción en la que lo contaminaron. Este acuerdo está llamado a impedir que el planeta se transforme en una estepa humeante, envuelta en humos radiactivos, como advirtió Fidel Castro.


La Nación continente latinoamericana protegerá sus recursos tangibles e intangibles, eliminará los enclaves coloniales como los del Reino Unido en el Atlántico Sur o los de Holanda en las Antillas. Contribuirá a remodelar el desequilibrado orden informativo mundial y logrará que la América mestiza aporte a la estructuración de un nuevo orden económico mundial, con preservación ecológica, libre de las peores formas de corrupción y del narcotráfico, pero también sin que la codicia continúe siendo el motor de la sociedad, para dar paso a un mundo más equilibrado, más justo y más humano.


(*) Exposición del autor (texto ampliado) en el Primer Congreso Latinoamericano: “Malvinas, una causa de la Patria Grande”, en la Universidad Nacional de Lanús, el 29 de octubre de 2010

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