domingo, diciembre 12, 2010

Humo negro

La COP de Clima llega a su fin con resultados peligrosos para la humanidad

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A las 3:07 de la madrugada de este sábado la presidenta de la COP, la canciller mexicana Patricia Espinosa, dio por aprobado el texto surgido del grupo de trabajo del Protocolo de Kioto, en el marco de las negociaciones oficiales de clima de Cancún. El texto fue martillado por Espinosa aunque Bolivia había dejado en claro que no apoyaba ese documento, y por tanto, que no había consenso, criterio que debe guiar las resoluciones en estas negociaciones de la ONU.

El embajador boliviano ante la ONU, Pablo Solón, pidió inmediatamente la palabra y demandó a Espinosa que respetara la legalidad y que se estaba sentando un predecente “funesto” al “martillar” un acuerdo sin que hubiera consenso. La canciller mexicana dijo que el consenso no significaba que no se pudiera llegar a un acuerdo por la oposición de un país.

Poco más tarde, a las 3:33 minutos de este sábado, Espinosa aprobó el texto del grupo de trabajo sobre acción cooperativa a largo plazo, nuevamente con la oposición de Bolivia, que había pedido que se siguiera debatiendo. La canciller de México se limitó a contestar que las posiciones de Bolivia quedarían en las actas.

De esta forma, la conferencia de Clima de Cancún acaba de cerrar con un acuerdo que no obliga a reducción de emisiones a los países industrializados, fortalece los mercados de carbono, presenta una concepción de los bosques como sumideros de carbono y desconoce los derechos de los pueblos indígenas. El nuevo texto no refleja el sentido de urgencia que plantea la ciencia para atender la crisis del clima.

Con los actuales niveles de emisiones y con las promesas de reducciones existentes, la temperatura promedio mundial podría aumentar hasta unos cinco grados, al tiempo que los científicos advierten que ese crecimiento no debería sobrepasar los dos grados para evitar grandes catástrofes climáticas.

“Este acuerdo es en sustancia el Entendimiento de Copenhague” de la COP 15 de Clima del año pasado", había evaluado Pablo Solón en conferencia de prensa el viernes por la tarde, cuando los textos se habían dado a conocer.

Al igual que el documento elaborado sólo por un grupo de países en la ciudad danesa en diciembre de 2009, el texto de Cancún se basa en un sistema de ofertas voluntarias, o “promesas” de los países industrializados sobre reducciones de emisiones y otros puntos. “Estamos en una situación complicada, nos preocupa profundamente”, había dicho Solón el viernes.

El nuevo acuerdo habla de continuar negociando un segundo período de compromisos dentro del Protocolo de Kioto, pero no menciona fecha para la conclusión de esas negociaciones y no asegura ese segundo período. Por el contrario, deja la puerta abierta para que se desmantele Kioto, único acuerdo vinculante sobre clima que obliga a los países ricos a reducir emisiones.

Sobre esos recortes de emisiones, los nuevos textos se basan en “promesas” sin hacer referencia a una cifra de recortes conjunta de los países desarrollados. No obstante, aunque no se asegura la continuidad de Kioto, se aseguran mecanismos de flexibilidad para los países ricos presentes en ese protocolo, aún luego de su eventual final, para que esos Estados desarrollados puedan alcanzar sus promesas. Entre esas flexibilidades está el comercio de emisiones y el Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL).

Los nuevos documentos conciben a los bosques como reservorios de carbono y, según relató Bolivia, apuntan al comercio de emisiones, al tiempo que no aseguran el pleno derecho de pueblos indígenas y comunidades locales.

En materia de financiamiento climático, se crea un fondo verde pero no se estipula claramente cómo funcionará, al tiempo que habla de “movilizar” recursos económicos y no de “proveerlos”, como establece la Convención de Clima. No se establece cómo se garantizarán los recursos financieros. Sin embargo, sí se estipula que el Banco Mundial jugará un rol fundamental.

En lo referido a transferencia de tecnología del Norte al Sur, se crean dos nuevas entidades que analicen el tema pero no se estipula de dónde saldrán los fondos para su funcionamiento. No dice nada sobre derechos de propiedad intelectual, un tema que preocupa a los países en desarrollo que necesitan de las nuevas tecnologías y no pueden pagar sus patentes.

Bolivia pidió legalidad y que se respetara la regla del consenso. No fue suficiente. Con un aplauso cerrado se aprobó un acuerdo que no reconoce en los hechos que los países industrializados son los responsables históricos de la crisis del clima, un criterio fundamenal de la propia Convención de la ONU sobre el tema.


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