Repunta la agricultura cooperativista en Puerto Rico
Carmelo Ruiz Marrero
CLARIDAD, 30 de diciembre 2004
Carmelo Ruiz Marrero
CLARIDAD, 30 de diciembre 2004
La unión de la agricultura y el cooperativismo es necesaria para establecer en Puerto Rico una robusta economía nacional fundamentada sobre la justicia social, sostienen los directivos y miembros de la Cooperativa Agrocomercial.
En diciembre de 2004 la cooperativa, también conocida como La Márketin, celebró sus 70 años de fundada con una feria agrícola en Cayey. Allá estuvieron agricultores del país vendiendo directamente al consumidor productos como china (naranja), plátano, café, vegetales, recao y plantas ornamentales y medicinales, al igual que comida cocinada al fogón.
Fue un momento propicio para rememorar la historia de la cooperativa. Surgió en el período del auge del tabaco, cuando las grandes empresas tabacaleras de Estados Unidos, como American Tabacco, la Consolidated y la General Cigar, le pagaban una miseria al pequeño agricultor puertorriqueño por su producto. Era "dividir y conquistar", cada agricultor tabacalero enfrentándose a los grandes pulpos corporativos por su cuenta.
En las décadas de 1910 y 1920 los tabacaleros comenzaron a organizarse para defender sus intereses colectivamente bajo la bandera del cooperativismo. Y en agosto de 1934 se fundó la Puerto Rico Tobacco Marketing Cooperative Association (para entonces el gobierno no incorporaba ninguna institución en español). Eventualmente se le llegó a conocer simplemente como la "Márketin".
“Esta cooperativa la formaron agricultores tabaqueros para unirse y mercadear su producto, y juntos tener poder de regateo frente a las corporaciones americanas que vinieron en la primera mitad del siglo 20 a controlar el mercado del tabaco”, contó el agrónomo José A. Cosme Ortega, presidente de la junta directiva.
La industria puertorriqueña del tabaco fue muriendo una muerte lenta en las siguientes décadas debido a varios factores, entre ellos una oferta que excedió la demanda y cambios en los gustos de los fumadores. La Márketin se cambió de nombre a Cooperativa Agrocomercial en la década de 1980 y se salió del negocio agonizante del tabaco. Entonces sobrevivió participando en el mercado de bienes raíces, arrendando las tierras y edificios que tenía por toda la isla.
Pero con la llegada del nuevo siglo la cooperativa se recompuso y volvió de lleno a la agricultura, con Cosme presidiendo la junta y el agrónomo Rafael A. Rivera Rosa como gerente general.
Una alternativa real
En nuestro encuentro en la feria en Cayey, Cosme expresó que anhela que la cooperativa sea "un puntal en el futuro desarrollo agricola, hacia una agricultura más tecnológica, más intensiva y más económicamente rentable."
"Ya el concepto de la agricultura como un modo de vida y subsistencia pasó a la historia porque eran las familias agrícolas las que operaban ese tipo de agricultura. Hoy dia tienen que ser empresas rentables", dijo Cosme.
El líder cooperativista planteó que instituciones como la Liga de Cooperativas y la Administración de Fomento Cooperativo quieren ayudar a la agricultura y tienen la mejor de las intenciones pero que no parecen tener noción de que la agricultura es un tipo diferente de actividad económica.
Esas instituciones "deben superar la fase burocrática, que siempre es la piedra que entorpece el ser más proactivo. Porque cuando bregas con proyectos agrícolas estás bregando con cosas vivas, que son perecederas. En el agro las cosas hay que hacerlas cuando hay que hacerlas, no mañana ni el dia antes. Ese concepto la gente tiene que tenerlo claro para que la toma de decisiones sea tan ágil como sea necesario para las empresas agrícolas."
"Para mí el cooperativismo es una necesidad en la agricultura", afirmó el caficultor cialeño Tato Rodríguez, del barrio Frontón. "La inmensa mayoría de los caficultores son pqueños. La única manera en que podriamos funcionar bien y con beneficio directo a ese pequeño caficultor es a través del cooperativismo." Rodríguez trabaja en la creación del café de la cooperativa, llamado Cibales, el cual se procesa en una torrefacción en Frontón que perteneció a Andrés Jiménez "El Jíbaro".
Explicó Rodríguez que al pequeño agricultor le conviene cultivar varios productos y evitar el monocultivo, en el cual literalmente se apuesta la finca a un solo producto. En un policultivo si una cosecha fracasa debido a factores económicos o inclemencias del tiempo, todavía tiene otros productos agrícolas de los cuales depender. Dio como ejemplo el guineo, para el cual siempre hay mercado y se da todo el año, a diferencia del café, que sólo se puede cosechar en cierta época del año.
"El cooperativismo es el único sistema dentro del andamiaje jurídico legal en que vivimos que permite al agricultor tener una vida decorosa", declaró el agrónomo Rivera Rosa. Se refirió a otros sistemas económicos y legales como el de China, en donde las relaciones del productor con el mercado y el estado son esencialmente distintas. Pero dentro de lo posible en Puerto Rico, expresó el agrónomo, el cooperativismo es la mejor opción.
Rivera Rosa entiende que para echar la agricultura hacia adelante hay que evitar el sistema de intermediarios que dejan al agricultor usualmente con sólo 10% del dinero que genera su cosecha. Dio como ejemplo de esto el caso del plátano. "Viene un intermediario y te compra la cosecha entera por 15 centavos cada uno y la vende a 35."
Según Rivera Rosa esa explotación se contrarresta mediante mercados agrícolas donde el productor y consumidor hacen negocio directamente, sin la intervención de intermediarios. También mediante cooperativas como la Agrocomercial las cuales con sus economías de escala hacen posible el integrar verticalmente todas las fases de producción, distribucion y adicion de valor para una mayor eficiencia.
"Nuestro estatus como cooperativa nos hace posible el dar incentivos y subsidios para la adquisición de implementos agricolas como fertilizantes a bajo costo y sin pagar arbitrios", dijo Rivera Rosa. "Por el intercambio que tenemos con cooperativas internacionales también podemos suplir unas materias primas que actualmente el agricultor paga a sobreprecio."
"El problema eterno de este país es que el gobierno, irrespectivamente de partidos, no fomenta la agricultura", denunció Carlos J. Román Hernández, vicepresidente de la junta de directores de la Agrocomercial y presidente de su comité educativo. "Si estimulara la juventud a establecer empresas agrícolas modernas te diría que la agricultura en Puerto Rico sería una alternativa real para satisfacer las necesidades inmediatas nuestras."
Román Hernández añadió que el gobierno fomentaría la agricultura si entendiera que el activo más importante de un país es su mano de obra. "Si no fomentamos el que la juventud vea la agricultura como una alternativa real, vamos a tener un pueblo dependiente esperando cupones. Los gobiernos fomentan el mantengo y compiten en torno a quién da más. Y el que más da es el que más votos saca. Creo que esa no es la alternativa.
"Como decimos los cooperativistas, lo importante no es darle pescado a la gente todos los días, sino enseñarle a pescar. Para que entonces la gente no dependa de nadie sino de sí mismos. Asi tendríamos un pueblo digno, que vea el trabajo como algo que dignifica."
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