Varios ejemplos de nuestros materiales durante este último año ilustran lo anterior.
1. Vía Campesina: Con su lema optimista de "globaliza la esperanza", su amplia base internacional e independiente, y su campaña para la soberanía alimenticia, Vía Campesina ha estado estableciendo un nuevo programa desde abajo que ya ha logrado cambiar los términos del debate y sin duda ganará terreno adicional durante el año siguiente. Es posible que parezca extraño imaginarse una organización de campesinos—un sector abatido por todas partes por las fuerzas de la globalización—como el precursor del cambio. Pero Vía Campesina, con las 149 organizaciones que la integran en 56 países, es la culminación de una larga historia de proyectos comunitarios innovadores y forma de organización autónoma.
Tras un foro de Vía en la Ciudad de México este verano pasado, indicamos que "Según la globalización erosiona las comunidades, amenaza la calidad y la accesibilidad de nuestro abastecimiento de alimentos y destruye ecosistemas, los campesinos son los que están defendiendo estos valores. Al hacerlo, guardan claves importantes para la supervivencia futura del planeta y para reconstruir el tipo de sociedad que queremos para nuestros hijos".
2. Banco del Sur: Las instituciones financieras internacionales como el Banco Mundial y el FMI han sido desacreditadas en muchos países latinoamericanos debido a las consecuencias ruinosas de sus exigencias económicas neoliberales. El Banco del Sur constituye un intento de cooperación regional para crear una alternativa real para el financiamiento del desarrollo. Según cobra forma, el nuevo banco se enfrenta a una serie de conflictos de interés. Dos sobresalen: las negociaciones complejas entre los países grandes y pequeños con respecto a los votos y contribuciones, y el debate entre las interpretaciones económicas ortodoxas de su propio rol y prioridades sociales. Sin embargo, como indica Raúl Zibechi, "El nuevo banco ofrece los beneficios de escapar los controles financieros ejercidos por los países en desarrollo y los mercados de capital", al igual que "satisfacer las necesidades de los pueblos y de aquellos que históricamente has sido excluidos".
3. El reto andino: Ecuador y Bolivia están experimentando cambios profundos que les brindan esperanza a naciones por todo el mundo. Los gobiernos actuales en ambos países establecieron Asambleas Constituyentes para la reforma de sus constituciones para asegurar mayor igualdad política y la redistribución justa de riquezas y recursos. Se están topando con tremendos obstáculos según le hacen frente a los grandes intereses y empiezan a realizar reformas institucionales. En Bolivia, las reformas procuran quebrar estructuras de poder económico oligarca y poder político racista que se han ido adaptando desde los tiempos coloniales para mantener el control de la elite. La Asamblea concluyó en medio de conflictos tensos y seguidos, y la constitución ahora pasa al voto popular. En Ecuador, la Asamblea y sus grupos de trabajo todavía están en la etapa de recaudar propuestas y desarrollar consenso. Según escribimos recientemente, "el esfuerzo para usar el estado para retomar y redistribuir recursos cedidos a los intereses privados económicos durante la globalización, de darles el voto a las poblaciones indígenas, de disminuir las grandes diferencias entre los ricos y los pobres de nuestra época se merece una oportunidad y sin duda proporcionará lecciones para el resto del mundo".
Otros ejemplos del reto andino a la globalización que se impone desde arriba vienen no de los gobiernos si no de las batallas que se libran de día a día en las comunidades. Siguiendo el ejemplo de la " Guerra del agua" en Cochabamba, los ecuatorianos de Guayaquil se han organizado para exigir el derecho al agua y la vuelta al control público. A pesar de que nuevos gobiernos han abierto brechas históricas para el cambio en la región, seguirán siendo los movimientos de base que impulsan este proceso.
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