domingo, septiembre 13, 2009


El Grupo Consultivo para la Investigación Agrícola Internacional se une al acaparamiento de tierras de cultivo a nivel global


Probablemente sólo era cuestión de tiempo para que el aparato de investigación agrícola internacional quedara atrapado en el actual furor por tierras que varios gobiernos e inversionistas corporativos impulsan con el fin de asegurar el abastecimiento de alimentos desde el exterior.

Después de todo, en los días que corren fluye mucho dinero destinado para “seguridad alimentaria”: una serie de nuevos proyectos que tienen como finalidad adquirir y desarrollar enormes áreas de tierra para la producción dislocada de cultivos. GRAIN identificó más de cien de estos tratos, muchos de los cuales fueron provocados por las crisis financiera y alimentaria de fines del año pasado.1

Seis meses después, el Instituto de Investigación sobre Políticas Alimentarias (IFPRI por sus siglas en inglés) calculó que recientemente, de hecho se habían rentado, comprado o estaban sujetas a procesos de negociación para producir alimentos en el extranjero entre 15 y 20 millones de hectáreas, casi todas en África y Asia.2 El Banco Mundial se lanzó a realizar un estudio importante sobre el asunto (que el propio banco respalda puesto que agudiza el aumento de la privatización y los agronegocios en el Sur) y que quedará concluido a fines de este año.3 Este año, el acaparamiento agrario se ha vuelto una característica de casi todas las discusiones oficiales relacionadas con las políticas de seguridad alimentaria al más alto nivel, sea en las reuniones de los líderes del G8, en la Unión Africana o en la Asamblea General de Naciones Unidas.

Decenas de miles de millones de dólares se han movilizado hasta el momento (casi todo en documentos), para que estos negocios de tierras culminen en nuevas y productivas plantaciones.4 Es dinero nuevo que bailotea en un mundo plagado de hambre creciente. No hay duda entonces de que los institutos de investigación que desarrollan nuevas variedades de semillas, maquinaria agrícola o tecnologías de riego por mandato humanitario quieren que les toque también parte de la acción. ¿Pero pueden darse el lujo? El IFPRI, una de las 16 unidades de investigación fundadas por el Grupo Consultivo para la Investigación Agrícola Internacional (CGIAR) en el Banco Mundial, expresó sus preocupaciones de que estos tratos de acaparamiento agrario pudieran ser contraproducentes e intenta promover una serie de principios para que logren tener un esquema en el que “todos ganen”. Pero antes de que pudiera secarse la tinta del velado llamado a la cautela por parte del IFPRI, una de sus entidades hermanas, el Instituto Internacional de Investigación sobre el Arroz, conocido por su nombre y sus siglas en inglés [International Rice Research Institute-IRRI], ya se mojaba los pies en las aguas de los acaparamientos de tierra.

El IRRI se involucra

Un documento interno, puesto recientemente en la página electrónica del IRRI revela que el instituto ha estado aconsejando a Arabia Saudita en el contexto de su estrategia para adquirir tierras de cultivo en otros países para cumplir con su propia producción alimentaria. La información queda al descubierto en las notas de una reunión de marzo de 2009 en Riyadh, entre el doctor Robert Ziegler, director general del IRRI, y funcionarios del gobierno y del sector privado de Arabia Saudita. El IRRI, con sede en Filipinas. es con frecuencia considerado el más importante instituto de investigación sobre el arroz en el mundo. Arabia Saudita es el tercer importador más grande de arroz y muchos de sus planes de cultivo en el extranjero giran en torno a este grano básico. Para los saudíes, es mucho lo que está en juego. La proyección es que la cuenta por concepto de sus importaciones alimentarias se eleve a 15 mil millones de dólares este año, 25% más que en 2008.5

Las notas tomadas por el IRRI durante estas discusiones, que inicialmente fueron colocadas en su página electrónica, revelan que el IRRI ha estado reuniéndose y asesorando al gobierno de Arabia Saudita y a compañías saudíes en relación con inversiones en la producción de arroz. Indican también que ambos lados han estado trabajando en una propuesta que formalice el papel del IRRI en el desarrollo e instrumentación de proyectos de cultivo de arroz, del reino saudí, en el extranjero.

El 7 de marzo de 2009, Zeigler y dos otros representantes del IRRI se reunieron con el doctor Ahmed Al-Sadhan, el administrador general de la oficina nacional para estrategias industriales dentro del ministerio de Comercio e Industria, así como con representantes de algunas de las principales compañías involucradas en los esfuerzos coordinados de Arabia saudita por asegurar una producción alimentaria en el extranjero, incluía la empresa Tabuk Agricultural Development Company (TADCO). Esta fue una reunión de seguimiento a la visita previa que realizó una delegación saudita de funcionarios gubernamentales y hombres de negocios a las oficinas centrales del IRRI en Filipinas. Durante el viaje a Arabia Saudita, la delegación del IRRI visitó también el Islamic Development Bank y dos compañías involucradas en la planeación de producciones dislocadas de arroz: Olayan Financing Company y Foras International. Las notas dejan claro que, durante la visita a Arabia Saudita, el IRRI asesoró a los funcionarios oficiales en torno a inversiones en el extranjero para producir arroz.

“El consejo de Bob [Ziegler] fue que invirtieran en que países no muy poblados, con buenos recursos y buen clima para la producción arrocera. Los potenciales países mencionados durante la reunión incluían Etiopía, Sudán y Egipto. Bob añadió también Tanzania, Mozambique, Mali y el sur de Brasil”, se lee en las notas de la reunión efectuada en las oficinas del doctor Ahmed M. Al-Sadhan.

Sin embargo, el IRRI niega haber proporcionado asesoría a gobierno alguno sobre adquisiciones de tierra en el extranjero para producir alimentos. “El IRRI no está involucrado en ningún proyecto de adquisición de tierras para producir arroz —esto no es parte de la misión del IRRI”, dice la institución en una respuesta de fraseo muy cauteloso a la petición que le hizo GRAIN de que aclararan el asunto.

No obstante, durante esta misma reunión en Riyadh, ambos lados discutieron el papel formal del IRRI dentro del plan de seguridad alimentaria del gobierno saudí, lo que condujo a la propuesta de que el IRRI proporcionaría “lineamientos” para el desarrollo de un “marco de trabajo de lo que necesita ser logrado en términos de investigación, requerimientos, países elegidos y respaldo necesario, etcétera”.

Con base en esta discusión la reunión propuso que el IRRI presentara un plan de 5 años para finales de marzo. Este plan debería resaltar “las áreas de investigación que necesitaran apoyo adicional en el IRRI y que son relevantes para la iniciativa saudí en el extranjero, el presupuesto aproximado, y algunas directivas de inversión en la producción de arroz en el extranjero”, escribe el IRRI en sus notas. También hubo algunas discusiones entre ambos lado acerca del papel que asumiría el Africa Rice Centre (WARDA), otro centro del CGIAR, con sede en Cotonou.

En su misiva a GRAIN, el IRRI reconoce que ha presentado “notas conceptuales para propuestas de investigación” a Arabia Saudita pero que “no se ha llegado a acuerdo alguno con el Reino de Arabia Saudita y al presente no hay proyectos del IRRI que financie éste”.

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