jueves, febrero 18, 2010

Brasil en clave potencia

Raúl Zibechi | 12 de febrero de 2010

Disponible en la traducción: Brazil as a Key Player


Programa de las Américas

Brasil ya es un jugador global de primer nivel. En la década que comienza su ascenso será tan importante que está forzando a su principal competidor en la región, los Estados Unidos, a diseñar su política exterior colocando en un lugar destacado la contención de Brasil, un objetivo que puede desestabilizar a toda la región.

"Poco a poco y silenciosamente, como una tela de araña en la noche, un impresionante cerco militar amenaza a Venezuela y, a mediano plazo, al conjunto de gobiernos progresistas de América Latina", escribe Ignacio Ramonet en la edición de enero de Le Monde Diplomatique. Un reciente estudio del Servicio Geológico de los Estados Unidos establece que la República Bolivariana de Venezuela posee 513.000 millones de reservas de barriles de crudo, gracias a los descubrimientos en la Faja del Orinoco, que podrían ser extraídos "con la tecnología que conocemos hoy", con lo que ese país desplaza a Arabia Saudí del primer lugar mundial, ya que cuenta "sólo" con 266.000 millones de barriles de crudo (Agencia Bolivariana de Noticias, 23 de enero).

Tanto la lectura de Ramonet como la conclusión del Servicio Geológico estadounidense se asientan en sólidas bases empíricas. En efecto, no es la primera vez que se estima que las reservas de crudo venezolanas son realmente gigantescas, pero ahora la confirmación proviene de una agencia del Norte y no de funcionarios bolivarianos. De hecho, doblan las que posee las hasta ahora superpotencia petrolífera global. Por otro lado, varios hechos producidos en los seis últimos meses avalan el análisis de Ramonet: en marzo de 2009 se supo que Colombia cedería la utilización de siete instalaciones militares a Estados Unidos; en junio se produjo el golpe de Estado en Honduras, donde radica la base estadounidense de Soto Cano; en octubre el presidente de Panamá, Ricardo Martinelli, anunció la cesión de cuatro instalaciones militares al Pentágono. Sumando las bases de Aruba y Curaçao, islas caribeñas holandesas, son trece bases militares que rodean a Venezuela sólo por el norte y el este. Ahora se suma la rápida conversión de Haití en un gigantesco portaaviones incorporado a la IV Flota.

Apuntando al sur

La intervención es tan desembozada, que el periódico oficialista chino Diario del Pueblo (21 de enero) se pregunta si Estados Unidos pretende incorporar a Haití como un estado más de la unión. El diario recoge un análisis de la revista Time, donde se asegura que "Haití ya se ha convertido en el 51º estado de los Estados Unidos, y aún cuando no lo sea es por lo menos su patio trasero". En efecto, en apenas una semana el Pentágono había movilizado hacia la isla un portaaviones, 33 aviones de socorro y numerosas naves de guerra además de 11 mil soldados. La MINUSTAH, misión de la ONU para la estabilización de Haití, tiene apenas 7 mil soldados. Según Folha de Sao Paulo (20 de enero) Estados Unidos desplazó a Brasil de su papel de comando de la intervención militar en la isla, ya que en pocas semanas tendrá "doce veces más militares que Brasil en Haití", llegando hasta los 16 mil efectivos.

La misma edición de Diario del Pueblo, en un artículo sobre el "efecto estadounidense" en el Caribe, asegura que la intervención militar de ese país en Haití tendrá influencia en su estrategia en el Caribe y en América Latina donde mantiene una importante confrontación con Cuba y Venezuela. Esa región es, en la lectura de Beijing, "la puerta de su patio trasero", a la que busca "controlar estrechamente" para "continuar alargando el radio de su influencia hacia el sur".

Más al sur está toda la región andina, incluida Venezuela claro, pero también, y sobre todo, Brasil. Está fuera de duda la importancia que cualquier país del mundo, más aún el que pretende sostenerse como hegemón, concede al petróleo. Pero eso no quiere decir, como sostiene el Dipló, que "la clave está en Caracas". En efecto, Venezuela es una pieza importante. Muy importante si acaso. Pero la clave para la hegemonía estadounidense está en frenar a Brasil, cuando ya se sabe que no lo puede cooptar.

Algunos datos difundidos en las últimas semanas dan pistas importantes. El diario británico Financial Times publicó el 10 de enero una lista de los diez primeros bancos del mundo, por capitalización en el mercado, en 2000 y en 2009. El cambio producido eriza la piel. En 2000 cinco de los diez gigantes eran de los Estados Unidos: Bank of New York Mellon, Morgan Stanley, Citigroup, Wells Fargo y Goldman Sachs, en los puestos, 1, 3, 4 y 5 respectivamente. El segundo lugar lo ocupaba el británico Lloyds. En suma, entre los diez primeros había cinco bancos estadounidenses y uno británico. La crema del poder financiero provenía de la city londinense y de Wall Street, así como de otros países occidentales.

Apenas nueve años después, el panorama es el que sigue: entre los diez mayores bancos hay cinco chinos (China Merchants Bank, China Citic Bank, ICBC, China Construction, en los cuatro primeros, y Bank of Communications en el sexto), y tres bancos brasileños (Itaú Unibanco en el quinto, Bradesco en el séptimo y Banco do Brasil en el noveno). El cambio es fenomenal. Sólo cabe agregar que algunos ex gigantes de la banca global se hunden muy por debajo. Goldman Sachs cayó al lugar 22 y JP Morgan Chase se ubica en el 31. Mientras los bancos de Wall Street se hundían, la banca china duplicó su valor en 2009. "En medio de las turbulencias, también se ha gestado un giro dramático en el centro de gravedad bancario", concluye Financial Times.

Buena parte de esos bancos, como el Banco do Brasil y tres de los cinco chinos mencionados, son estatales, lo que completa este giro copernicano en el mundo de las finanzas, que era el núcleo del capitalismo con base en Estados Unidos. Para completar esa información, habría que observar ahora una tabla sobre la vulnerabilidad de los países en función de la relación entre la deuda pública y privada y el PIB, difundida en diciembre por el Laboratorio Europeo de Anticipación Política (leap). El primer lugar del ranking global de vulnerabilidad, como se sabe, lo ocupa Islandia, y luego vienen varios pequeños países bálticos y de Europa oriental, para situarse Grecia en el quinto lugar y España en el sexto. El noveno y el décimo lo ocupan Gran Bretaña y Estados Unidos, cuya deuda estatal se acerca peligrosamente al cien por cien del PIB. En el caso de este último, la suma de deuda pública y privada triplica el PIB anual. Si fueran países sudamericanos, hace rato hubieran decretado el default de su deuda, aunque algunos análisis estiman que esa eventualidad no está lejana.



PARA LEER EL ARTICULO ENTERO: http://www.ircamericas.org/esp/6683

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