Cancún: ¿Justicia climática o capitalismo verde?
17/12/2010
Josep Maria Antentas y Esther Vivas | Público
En medio de un cierto desinterés general terminó hace una semana la cumbre de Cancún. Quizá porque su fracaso era previsible los “líderes mundiales” quisieron evitar otro embarazoso fiasco hipermediatizado y optaron por dar al evento un perfil mucho más bajo que su predecesora en Copenhague. No en vano, según la documentación dada a conocer por Wikileaks, el jefe del gabinete del presidente de la Comisión Europea Durão Barroso afirmó que Cancún sería como “Pesadilla en Elm Street II, y ¿quién quiere ver esa película de terror otra vez?”. Razón no le falta.
******La vacuidad del acuerdo alcanzado contrasta con la claridad de la declaración final del Foro por la Justicia Climática. En ella se demanda “una transición justa a un cambio profundo del modelo de producción y consumo” y se revindican medidas como: compromisos de reducciones obligatorias de emisiones de gases de efecto invernadero para estabilizar el aumento global de la temperatura en un máximo de 1.5°C; reparaciones y compensaciones de la deuda y los crímenes climáticos cometidos en los países del Sur; y el fin de las falsas soluciones tecnocráticas y basadas en la economía de mercado, como los mercados de carbono, la energía nuclear y los agrocombustibles o el programa REDD.
La visión a largo plazo de los manifestantes en Cancún contrasta vivamente con el trágico inmediatismo de los dirigentes políticos. Curiosamente, cuando el movimiento “antiglobalización” emergió abruptamente en 1999 en Seattle frente a la Organización Mundial del Comercio, la respuesta del establishment fue denunciarlo como un movimiento incoherente y falto de propuestas. Esta crítica fácil nunca fue verdad. Ideas y medidas no han faltado, como se ha podido comprobar en los múltiples foros sociales realizados. La crisis global mostró ya claramente que si alguien carece de ideas y soluciones, más allá de aferrarse a la conservación del modelo actual y de intensificar sus elementos más destructivos, son los principales gobiernos del mundo. El debate sobre el cambio climático ha puesto aún más negro sobre blanco esta realidad.
Etiquetas: Calentamiento global, Cancun, Esther Vivas
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