sábado, mayo 28, 2011

Del anticapitalismo y el ecologismo como alternativa política

17/05/2011


Esther Vivas

| Intervención jornadas homenaje a José Saramago en Granada. Mesa con Juantxo López de Uralde de Equo.

El punto de partida para un debate como el de hoy es constatar que la humanidad se encuentra frente a una crisis ecológica global que forma parte intrínseca de la crisis sistémica del capitalismo. Y una de las diferencias respecto a las crisis económicas anteriores, de los años 70 o el crack del 29, es, precisamente, su vertiente ecológica.
De hecho, no podemos analizar la crisis ecológica global de forma separada de la crisis en la que estamos inmersos ni de la critica al modelo económico que nos ha conducido a la misma. También es necesario rechazar sin paliativos la lógica de maximización del beneficio del sistema capitalista y su orientación productivista que no tiene en cuenta los límites del planeta tierra.
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Una crisis que en su conjunto pone encima de la mesa la incapacidad del sistema capitalista para satisfacer las necesidades básicas de la mayor parte de la población y que amenaza la propia supervivencia de la humanidad.
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Así lo demuestran los planes de rescate que se han aplicado a Grecia, Portugal e Irlanda, las medidas de ajuste del gobierno de Zapatero y los recortes anunciados en muchos otros países de la Unión Europea. Estamos ante una verdadera “guerra social en Europa”. Una ofensiva que busca acabar con los pocos derechos sociales que todavía quedan en el continente y que las empresas consideran un lastre para su competitividad en la economía global.
La crisis plantea por lo tanto la necesidad urgente de cambiar el mundo de base. Y éste es para mí el punto de partida para enfrentarnos a la crisis ecológica, y hacerlo desde una perspectiva anticapitalista y ecologista radical.
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De hecho, el fracaso de las pasadas cumbres del clima en Copenhague (diciembre 2009) y Cancún (diciembre 2010) ponen en evidencia la incapacidad del capitalismo para solucionar y dar respuesta a una crisis que él mismo ha creado. Ambas citas resultaron ser un fracaso absoluto y una oportunidad perdida donde ni siquiera la retórica hueca y la pompa de los jefes de Estado pudo esconder la falta de medidas reales aprobadas.
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De hecho, las citas de Copenhague y Cancún dejaron claro que no hay voluntad política para dar respuesta a la crisis climática y ecológica a la que nos enfrentamos. Una solución real requeriría de transformaciones sociales y económicas profundas. Y se ha visto, claramente, que no hay voluntad de llevarlas a cabo.
Se plantean falsas soluciones al cambio climático, respuestas tecnológicas, en el marco del capitalismo verde, como si la tecnología nos pudiese salvar de este callejón sin salida al que nos ha conducido el sistema capitalista.
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De hecho, se niega la causa central de la crisis climática: la lógica de este sistema usurpador, del crecimiento sin límites, que es el capitalismo y que nos ha conducido a una crisis global sin precedentes.
Cambio de paradigma
De este modo, la crisis plantea la necesidad de un cambio radical de paradigma y este cambio de paradigma se tiene que hacer desde una perspectiva anticapitalista. Pero, ¿qué queremos decir con anticapitalismo?
Anticapitalismo es el término que se ha ido imponiendo para designar un horizonte de ruptura con el actual orden de cosas.
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Algunas propuestas consisten en reivindicar que el sistema bancario esté al servicio de las personas y que no sirva a unos pocos para hacer negocio. Es necesario la nacionalización de la banca. Exigir, así mismo, el acceso universal a la vivienda y la creación de un parque público de viviendas. ¿Cómo se entiende hoy gente sin casa y casas sin gente? En el Estado español, 250 mil desahucios en el 2010 y tres millones de pisos vacíos.
El anticapitalismo empieza con el rechazo a lo existente para pasar después a la defensa de otra lógica opuesta a la del capital y a la de la dominación. Los límites del término son, en cierta medida, los límites de la fase actual, todavía de resistencia y de (re)construcción, marcada por la dificultad de expresar una perspectiva estratégica en positivo y un horizonte de sociedad alternativo.
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Y para nosotros anticapitalismo y ecologismo son dos combates que tienen que ir estrechamente unidos. Cualquier perspectiva de ruptura con el actual modelo económico que no tenga en cuenta, como elemento central, la crisis ecológica está totalmente destinada al fracaso. Y a la vez, toda perspectiva ecologista sin una orientación netamente anticapitalista, de ruptura con este sistema, está totalmente desorientada, se queda en la superficie del problema y al final puede acabar siendo un instrumento al servicio de las políticas de marketing y del capitalismo verde. Hay que desmarcarse del ecologismo institucionalizado y situar el combate ecologista en una lógica de cambio de sistema. No queremos poner un barniz verde al actual modelo sino que queremos cambiarlo.
Frenar el cambio climático y atajar la crisis ecológica global, implica modificar de raíz el modelo de producción, distribución y consumo, y no simples medidas o retoques cosméticos. Las soluciones a la crisis ecológica pasan por tocar los cimientos del sistema capitalista. Por tocar el “disco duro” del este modelo.
El capitalismo global se basa en la privatización y la mercantilización masiva de los bienes comunes de la humanidad y la naturaleza y es incompatible con la preservación de los equilibrios del ecosistema.

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