miércoles, febrero 27, 2008



BIOCOMBUSTIBLES, EL REMEDIO ES PEOR QUE LA ENFERMEDAD

Por Vandana Shiva (*)

NUEVA DELHI, Feb (IPS) En 2008 ya nadie puede negar que se está produciendo el cambio climático causado por actividades humanas. Sin embargo, los compromisos ya adoptados para mitigarlo y ayudar a los más vulnerables a enfrentar sus efectos son insuficientes y no incluyen el reconocimiento del desastre.

La mitigación requiere cambios materiales en las pautas de producción y consumo. La globalización ha dado impulso a lo largo y ancho del mundo tanto a la producción como al consumo y por lo tanto a mayores emisiones de dióxido de carbono. Las normas de la Organización Mundial del Comercio (OMC) sobre liberalización comercial fuerzan a los países a seguir una senda que implica el aumento de las emisiones. Del mismo modo, el Banco Mundial, al conceder préstamos para superautopistas, usinas termoeléctricas, agricultura industrial y ventas al por menor por parte de las grandes corporaciones, constriñe a emitir mayores cantidades de gases invernadero.

También son responsables empresas gigantes como Cargill y Walmart. Cargill es un actor importante en la difusión del cultivo de soja en Brasil y de las plantaciones de palmas aceiteras en las selvas pluviales de Indonesia, y por lo tanto tiene responsabilidad en el incremento de las emisiones y la quema de bosques. Y el modelo de Walmart de comercio centralizado a larga distancia es una receta segura para el aumento de la carga del dióxido de carbono en la atmósfera.

El primer paso para la mitigación requiere un enfoque sobre las
acciones reales de los actores reales. Las acciones reales de estos actores son, por ejemplo, una actividad contraria a la agricultura ecológica y los sistemas locales de producción de alimentos. Los actores reales son el gran agronegocio global, la OMC y el Banco Mundial. Las acciones reales implican la destrucción de las economías rurales con bajas emisiones por medio de la diseminación de urbanizaciones planificadas por compañías de construcción. Incluyen también la destrucción de los sistemas sustentables de transporte basados en energía renovable y en transporte público en lugar de automóviles privados. Los actores reales que empujan esta transición hacia lo no sustentable en materia de movilidad son las compañías petroleras y las grandes corporaciones automovilísticas.




El Protocolo de Kioto eludió por completo responder a la necesidad de detener las actividades que llevan a mayores emisiones y al desafío político de imponer normas a los contaminadores y de hacerles pagar de acuerdo con los principios acordados en 1992 en la Cumbre de la Tierra. En lugar de ello, Kioto puso en marcha el mecanismo de canje de derechos de emisiones, que de hecho recompensa a los contaminadores al otorgarles derechos sobre la atmósfera y a comerciar esos derechos para contaminar. Hoy en día, el mercado de canjes de emisiones ha llegado a 30.000 millones de dólares y se estima que llegue hasta un billón de dólares.

Otra falsa solución para el cambio climático es la promoción de
biocombustibles elaborados con maíz, soja, aceite de palma y jatropha. Los combustibles producidos con biomasa continúan siendo la más importante fuente de energía de los pobres en el mundo: la energía utilizada para cocinar proviene de biomasas no comestibles tales como el estiércol de vaca, los tallos de mijo y de las legumbres y especies agroforestales de bosques. Los biocombustibles industriales son los alimentos de los pobres transformados en calor, electricidad y transporte.

El presidente George W. Bush ha programado la producción de 35.000 millones de galones de biocombustibles para 2017. Inevitablemente, el aumento masivo en la demanda de granos se producirá a expensas de la satisfacción de necesidades elementales de los seres humanos, con la gente pobre marginada del mercado de alimentos debido al aumento de sus precios.

En primer lugar, la deforestación causada por la expansión de las plantaciones de soja y de palmas está conduciendo al aumento de emisiones de CO2. La FAO estima que 1.600 millones de toneladas o sea del 25 al 30% de los gases invernadero enviados hacia la atmósfera cada año provienen de la deforestación. Para el 2022, las plantaciones destinadas a la producción de biocombustibles pueden llevar a la destrucción del 98% de las selvas pluviales de Indonesia.

Estados Unidos empleará el 20% de su maíz para producir 5.000 millones de galones de etanol, que sustituirá el 1% del uso de petróleo. Si fuera usado el 100% del maíz para producir etanol, sólo sería sustituido el 5% del total de petróleo utilizado actualmente. Claramente ello no constituye una solución ni para poner tope al uso de petróleo ni para mitigar el cambio climático.

Estas falsas soluciones no harán sino incrementar la crisis climática y, al mismo tiempo, agravarán y profundizarán la desigualdad, el hambre y la pobreza. (FIN/COPYRIGHT IPS)

(*) Vandana Shiva, bióloga, ambientalista y escritora
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