NUEVA VISIÓN GEOESTRATÉGICA DE BRASIL
NUEVA VISIÓN GEOESTRATÉGICA DE BRASIL, SEGÚN RONALDO CARMONA (UNIVERSIDAD DE SAO PAULO)
por Alfredo Jalife-Rahme La Jornada <jornada.unam.mx
En el encuentro 18 del Foro de Sao
Paulo, en Caracas, el geopolitólogo Ronaldo Carmona –coordinador del
grupo de trabajo temático sobre defensa e investigador de la Universidad
de Sao Paulo– me había invitado a su panel, al que por premuras no pude
asistir.
El documento matricial de Ronaldo
Carmona aborda la “nueva visión estratégica” que se desarrolla en
Brasil, en particular, desde el establecimiento de la Estrategia
Nacional de Defensa (END) en 2008, que comporta tres aspectos nodales:
“La definición de tres áreas
estratégicas de defensa: nuclear, espacial y cibernética”. A mi juicio,
este rubro es insuficiente y pertenece a la etapa de la guerra fría; hoy
el enfoque debe ser también en los rubros de GNR (genoma,
nanotecnología y robótica), sin descuidar la segunda generación
informática y, en especial, la ciberguerra y sus “supercomputadoras”,
donde Estados Unidos goza una primacía disuasiva.
“La delimitación geográfica mas
nítida de las áreas claves de interés estratégico: el Atlántico Sur
(SisGAAz, submarino con propulsión nuclear) y la Amazonia, blanco de
creciente codicia (Sisfron, desplazamiento de unidades militares de sur a
norte)”. Aquí agregaría la Antártida (tan pletórica en materias
primas), cuyo control –en la etapa del cambio climático y su
descongelación– definiría el dominio geopolítico a los dos lados del
Atlántico Sur, lo cual afectaría los intereses de los bloques BRICS,
BASIC (unos BRICS sin Rusia) e IBSA (unos BRICS sin Rusia y China).
“El concepto de tomar como base
de la defensa de Brasil la identificación de la nación –¡supersic!– con
las fuerzas armadas y de las fuerzas armadas con la nacional”. Este
concepto debe “multiplicarse en hipótesis de confrontación con una
potencia muy superior (nota: ¿será Estados Unidos/OTAN/Israel?) en el
esquema de guerra asimétrica”, el cual se volvería “el principal
escenario, y cuya victoria sólo es posible en profunda fusión con el
pueblo”. Ronaldo Carmona aduce que “en gran medida, se trata de una
reiteración del espírito de Guararapes, que forjó la nacionalidad
brasileña”.
El significado simbólico y
patriótico, casi espiritual, del “espíritu de Guararapes”, según su
interpretación por el portal del Ejército brasileño: “El nacionalismo
del espíritu de Guararapes es el nacionalismo racional, estratégico,
seguro, traducido en la práctica por una Petrobras, una Transamazónica,
el decreto de las 200 millas de mar territorial, nuestra política de
fletes marítimos y tantas otras realizaciones como Volta Redonda (la
Ciudad de Acero), hitos del progreso material de Brasil”.
Sería recomendable que los
teólogos neoliberales proponentes de un “espurio modelo Petrobras” en
México entiendan sus alcances nacionalistas vinculados a la geopolítica
soberana y a la grandeza de Brasil.
Justamente en mi encuentro con
Ronaldo Carmona en Caracas coincidimos en que el “espurio modelo
Petrobras” de los teólogos neoliberales arcaicos y entreguistas de
México no tiene nada que ver con el modelo original brasileño en su
quintaesencia nacionalista que han caricaturizado: una desinformación
más de los hijos putativos de Televisa.
El taller de defensa que coordina
Ronaldo Carmona exhibe la “creciente preocupación de las fuerzas de
izquierda en relación con el tema”, como “producto de la tensión cada
vez mayor sobre temas como soberanía e independencia, es decir, la
cuestión nacional, que rebasan los temas clásicos de la izquierda, como
la lucha por la justicia social, la democratización del Estado y la
centralidad del desarrollo”.
Comenta que en fechas recientes,
“los cuatro partidos de izquierda brasileños que participan en el
gobierno de Dilma Rousseff realizaron un seminario en Brasilia sobre la
relación entre la política de defensa y el proyecto nacional de
desarrollo”, en el que participaron el ministro de Defensa, Celso
Amorim, y el ministro de Ciencia y Tecnología, Marco Antonio Raupp.
Por cierto, el anterior canciller
Celso Amorim, hoy ministro de Defensa –a mi juicio, uno de los mejores
geoestrategas de Latinoamérica (baste comparar con el foxiano Castañeda
Gutman)–, explica luminosamente las razones geopolíticas del éxito
multipolar de Brasil (ver Bajo la Lupa, 18/1/12). Para mí, “el Brasil de
Lula/Dilma” simboliza la esencia del nuevo orden multipolar.
Ronaldo Carmona tiene muy claro
el panorama geopolítico y estratégico global: “Vivimos un escenario
internacional cada vez más cercano a los pronósticos de las visiones
realistas y de la teoría del imperialismo”, y arguye que “existen tres
aspectos que ejemplifican las nubes cargadas en la situación
internacional”: 1) “redefinición estratégica de Estados Unidos para
extender su hegemonía en el tiempo” con “el blanco centrado en la
contención de China (sic)”, lo cual rehabilita las tres tesis
geopolíticas clásicas (Mahan, Mackinder y Spykman); 2) rehabilitación
del “imperialismo humanitario” (intervención en guerras civiles
provocadas desde el extranjero: Libia, Siria e Irán, y en países con
bajo nivel de cohesión interna, incluso en Sudamérica), y 3) “control de
los recursos naturales escasos” que abundan en Sudamérica.
Considera que la “situación en
Sudamérica, que busca mayor cohesión y unidad en su pensamiento
geoestratégico, es bastante distinta (¡supersic!) a Centroamérica y el
Caribe, más pegados (sic) a Estados Unidos” en el área de “su” perímetro
de seguridad, o “Mediterráneo americano”, como lo denominó Mahan.
Aborda en forma específica a
Sudamérica y su “principal vulnerabilidad”: el “bajo nivel de
desarrollo”, que contrasta con su enorme potencialidad, lo cual aboga
por un “proyecto de integración regional”. ¿Lo dejará Estados Unidos?
Agregaría otras dos
vulnerabilidades para que florezca el desarrollo: finanzas (controladas
por la banca israelí anglosajona) y tecnología de punta (Estados
Unidos).
Destaca los avances en el
“proyecto de integración en defensa de Sudamérica” en la Unasur y apunta
al nuevo pensamiento estratégico común del Consejo de Defensa
Sudamericano (CDS) y sus dos tesis: el “enemigo interno” (¡cómo abundan
las mulas de Troya!) y “guerra del vecino como enemigo”.
El CDS/Unasur preconiza un
escenario de amenazas o búsqueda de sometimiento por parte de las
potencias centrales debido a las características sudamericanas de poseer
excedentes en bienes estratégicos claves en: a) energía (petróleo, gas,
uranio, etcétera), b) recursos minerales, incluso estratégicos o raros,
c) excedentes acuíferos, d) biodiversidad, en especial la concentrada
en la Amazonia, y e) capacidad de producción de alimentos, y proteína
animal y vegetal en general.
Aduce que “la integración común
sudamericana exige una actitud de cooperación hacia adentro y de
disuasión hacia afuera frente a amenazas de naturaleza extrarregional”.
Concluye que “la presencia de
fuerzas extrarregionales en la región sudamericana se convierte en
cuestión clave: Guyana ‘francesa’; bases militares o acuerdos para
franquear acceso a bases nacionales; presencia marítima en el Caribe y
en el Atlántico sur”.
¿Podrá salvar el espíritu de Guararapes a la Sudamérica emergente?
www.alfredojalife.com
0 Comentarios:
Publicar un comentario
Suscribirse a Comentarios de la entrada [Atom]
<< Página Principal