viernes, octubre 30, 2009

Livestock Emissions: Still Grossly Underestimated?

Worldwatch Institute: October 20, 2009
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Washington, D.C.-The environmental impact of the lifecycle and supply chain of animals raised for food has been vastly underestimated, and in fact accounts for at least half of all human-caused greenhouse gases (GHGs), according to Robert Goodland and Jeff Anhang, co-authors of "Livestock and Climate Change" in the latest issue of World Watch magazine.

A widely cited 2006 report by the United Nations Food and Agriculture Organization, Livestock's Long Shadow, estimates that 18 percent of annual worldwide GHG emissions are attributable to cattle, buffalo, sheep, goats, camels, pigs, and poultry. But recent analysis by Goodland and Anhang finds that livestock and their byproducts actually account for at least 32.6 billion tons of carbon dioxide per year, or 51 percent of annual worldwide GHG emissions.

Reviewing both direct and indirect sources of GHG emissions from livestock, the study finds that previous calculations have both underestimated and overlooked certain emissions sources as well as assigned emissions they deem to be livestock-related to the wrong sectors. The authors locate these discrepancies in previous analyses of livestock respiration, land use, and methane.

Based on their research, Goodland and Anhang conclude that replacing livestock products with soy-based and other alternatives would be the best strategy for reversing climate change. "This approach would have far more rapid effects on GHG emissions and their atmospheric concentrations-and thus on the rate the climate is warming-than actions to replace fossil fuels with renewable energy."


SOURCE: http://www.worldwatch.org/node/6297

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Revista Biodiversidad, sustento y culturas, N° 62


"En todo el continente los pueblos originarios, las comunidades campesinas, exigen autogobierno, soberanía alimentaria. Defienden sus fuentes de agua, el maíz nativo, todos los cultivos propios, la libertad de posesión, custodia e intercambio de las semillas, sus saberes de siempre. Defienden sus territorios y su biodiversidad de la tremenda invasión de todo tipo de proyectos de extracción y devastación. Rechazan los megaproyectos, los tratados de libre comercio, las leyes de privatización y certificación de sus cultivos, los decretos que rompen la comunalidad de sus entornos. Exigen que no se criminalice la resistencia."

Asomándonos a la mirada de esta niña que nos mira fijamente desde la plataforma donde presencia la acción que ocurre abajo y en el fondo, nos percatamos que el futuro es posible porque hay una entereza inexplicable en los ojos de la gente.

Es difícil leer esta foto sin la cercanía que da conocer su historia. Sabemos que la niña trabaja junto con

su familia en el lavado artesanal de hortalizas, como muchas familias vecinas trabajan también en el lavado más industrial de papa y zanahoria, con detergentes y hasta soluciones cloradas. Es un trabajo que la gente obvia cuando los alimentos llegan a las ferias regionales o a los grandes supermercados, incluso de otras partes del mundo. Pero suma (de a poco o de a mucho) tóxicos y energía fósil a la ya cargada cuenta que abulta los gases con efecto de invernadero. Es una cuenta que el sistema alimentario transnacional carga (pero no reconoce) en su enloquecida carrera por agregarle valor económico a los alimentos con más y más procesos —de la semilla certificada al suelo, a su fertilización y desinfección megaquímica, a la mecanización agrícola, al transporte, al lavado, procesamiento, empaque, estibado, almacenado y nuevo transporte (incluso internacional) hasta arribar a las mesas de hogares y comederos públicos. Esta suma de procesos contribuye a la crisis climática, pero también al sojuzgamiento de todas las personas atrapadas de una u otra forma en ese sistema alimentario transnacional que ni resuelve la alimentación de las comunidades ni los barrios pero sí los utiliza para realizar los trabajos más innobles y dañinos de toda la cadena mientras, como campesinos, los cerca en un sistema agropecuario industrial que le va robando futuro a sus labores y vuelve trabajo semiesclavizado lo que antes era tarea creativa, digna y de enormes cuidados.

Así ocurre en Santa Cruz, Pueblo Nuevo, Estado de México, la comunidad de donde viene la niña de la foto. Producen para el mercado en condiciones cada vez más mermadas por el aumento de casi un 70% en fertilizantes, “fumigantes, insecticidas y nematicidas químicos y en semilla certificada y dizque garantizada para dar fruto”. Y no les queda otra que alquilarse para no pasar hambre. Pero mientras la gente común está atrapada en estos entreveros, y tal vez no tiene cómo percatarse de la crisis climática, la crisis financiera, la crisis energética, la crisis alimentaria, la crisis ecológica, la crisis de la basura, la crisis del agua, la crisis de la urbanización salvaje (y sólo las vive todas juntas como enormidad aplastante de la cual hay que salir a como dé lugar, migrando a otra parte donde al menos se gane un poco más de plata), las instancias internacionales, los gobiernos de todo signo y las grandes empresas anuncian remedios a cada una de estas crisis y destinan cantidades millonarias a reacomodar el teatrito un poco, aunque sea a corto plazo, para seguir haciendo negocios como siempre.

Se privatiza toda el agua posible o la contaminan sin miramientos. Países y empresas acaparan tierras en el extranjero, y siembran allá para autoimportarse alimentos. Hay científicos que quieren dinero para investigar salidas tecnológicas “innovadoras”, a veces muy enloquecidas, para enfriar el planeta sin ir al fondo del asunto. Los intermediarios idean mecanismos mercantiles para comerciar derechos de contaminación mientras se piensa en las comunidades rurales como servidumbre que cuide los patrimonios “de la humanidad” que algún día podrán explotarse de algún modo. Las legislaciones de semillas intentan robarle por fin a las comunidades campesinas e indígenas las claves más profundas del futuro: las semillas. Se trata de certificar, “homologar” y criminalizar con precisión las variedades y los intercambios más eficaces y antiguos con los que la vida campesina ha logrado alimentar al mundo y a fin de cuentas cuidarlo por más de 10 mil años. Transgénicos y agrocombustibles. Tratados de libre comercio. La lógica industrial rompe las escalas de uno y otro y otro proceso: son las agroempresas, los agrotóxicos, el monocultivo, la minería, el petróleo y su química, la deforestación. Se profundiza la invasión de los territorios indígenas (en particular y en forma grave el espacio más vasto de biodiversidad que es la Amazonia). Se vacían las comunidades. Se colman las ciudades. Como todo tiene un límite y las crisis, en su complejidad, se potencian unas a otras y tarde o temprano pueden volcar una crisis irremediable, la gente se harta y se moviliza —sobre todo por el agravio brutal a la dignidad de las personas y las historias comunes.

América está gritando: Honduras lucha ahora contra la imposición militar de su régimen de gobierno. Pero en todo el continente los pueblos originarios, las comunidades campesinas, exigen autogobierno, soberanía alimentaria. Defienden sus fuentes de agua, el maíz nativo, todos los cultivos propios, la libertad de posesión, custodia e intercambio de las semillas, sus saberes de siempre. Defienden sus territorios y su biodiversidad de la tremenda invasión de todo tipo de proyectos de extracción y devastación. Rechazan los megaproyectos, los tratados de libre comercio, las leyes de privatización y certificación de sus cultivos, los decretos que rompen la comunalidad de sus entornos. Exigen que no se criminalice la resistencia. Por todos estos sueños Biodiversidad existe. No los puede capitalizar ningún programa común impuesto desde ninguna instancia inventada porque cada uno tiene su propio reloj y las reales transformaciones vendrán cuando cada uno de estos sueños se sintonicen juntos desde su propio corazón.

SOURCE: http://www.biodiversidadla.org/Principal/Contenido/Noticias/Revista_Biodiversidad_sustento_y_culturas_N_62

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martes, octubre 27, 2009

The Organic Revolution: How We Can Stop Global Warming

Ronnie Cummins


Organic Consumers Association, October 19, 2009

Beyond the gloom and doom of the climate crisis, there lies a powerful and regenerative grassroots force: organic food, farming, and ranching. Even as politicians and the powerful fossil fuel lobby drag their heels and refuse to acknowledge that we have about ten years left of “business as usual” before we irreversibly destroy the climate and ourselves, there is a powerful, though largely unrecognized, life-force spreading its roots underground.

Millions of organic farmers, ranchers, conservationists, and backyard gardeners (supported by millions of organic consumers) are demonstrating that we can build a healthy alternative to industrial agriculture and Food Inc. Our growing organic movement is proving that we can not only feed the world with healthy food, but also reverse global warming, by capturing and sequestering billions of tons of climate-destabilizing greenhouse gases in the soil, through plant photosynthesis, composting, cover crops, rotational grazing, wetlands preservation, and reforestation.

The heretofore unpublicized “good news” on climate change, according to the Rodale Institute and other soil scientists, is that transitioning from chemical, water, and energy-intensive industrial agriculture practices to organic farming and ranching on the world’s 3.5 billion acres of farmland and 8.2 billion acres of pasture or rangeland can sequester 7,000 pounds per acre of climate-destabilizing CO2 every year, while nurturing healthy soils, plants, grasses, and trees that are resistant to drought, heavy rain, pests, and disease. And of course organic farms and ranches can provide us with food that is much more nutritious than industrial farms and ranches—food filled with vitamins, anti-oxidants, and essential trace minerals, free from Genetically Modified Organisms (GMOs), pesticides, antibiotics, and sewage sludge.

In 2006, U.S. carbon dioxide pollution from fossil fuels (approximately 25% of the world’s total) was estimated at nearly 6.5 billion tons. If a 7,000 lb/CO2/ac/year sequestration rate were achieved on all 434 million acres of cropland in the United States, nearly 1.6 billion tons of carbon dioxide would be sequestered per year, mitigating close to one quarter of the country’s total fossil fuel emissions. If pastures and rangelands were similarly converted to organic practices, we would literally be well on our way to reversing global warming.

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VOLUNTARIOS AL RESCATE!



TODAVIA EXISTEN LOS BUENOS SAMARITANOS!

Durante el día de ayer, tuvimos el humilde honor de recibir ayuda voluntaria de un grupo de amigos, amantes de nuestra agricultura, en la tarea de aligerar el mantenimiento atrasado de nuestra siembra. Dicho atraso debido a la ausencia de Silka por enfermedad, inspiró a los participantes a organizarse y hacer el viaje. Queremos, mediante este comunicado, agradecer inmesamente la amable gestión de solidaridad y compañerismo incondicional de Katia Avilés, Yanna y Ruben,Karma, Kahlil, Ricky y Damian.

Luego de darle mantenimiento de desyerbo a las camas de hojas, Yanna y Karma prepararon un delicioso sopon en el fogon.

http://siembratresvidas.blogspot.com/2009/10/voluntarios-al-rescate.html

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lunes, octubre 26, 2009

Biofuels: not so groovy after all

From World War 4 Report

Although still blind to the related human rights violations, the scientific community finally acknowledges that "biofuels" fuel deforestation—and thereby result in a net increase in greenhouse gas emissions. Here's the abstract of the story that appears in the Oct. 22 edition of Science, "Fixing a Critical Climate Accounting Error":

The accounting now used for assessing compliance with carbon limits in the Kyoto Protocol and in climate legislation contains a far-reaching but fixable flaw that will severely undermine greenhouse gas reduction goals. It does not count CO2 emitted from tailpipes and smokestacks when bioenergy is being used, but it also does not count changes in emissions from land use when biomass for energy is harvested or grown. This accounting erroneously treats all bioenergy as carbon neutral regardless of the source of the biomass, which may cause large differences in net emissions. For example, the clearing of long-established forests to burn wood or to grow energy crops is counted as a 100% reduction in energy emissions despite causing large releases of carbon.

The standard "does not count CO2 emitted from tailpipes and smokestacks when bioenergy is being used"? What's up with that? Turns out the folks who wrote the Kyoto Protocol just took the biofuel industry's word for it! From Reuters, Oct. 22:

U.S. ethanol industry group the Renewable Fuels Association said biofuels are by definition emissions neutral because their tailpipe carbon output is absorbed by growing plants.

A cute little propaganda scam, eh? Obviously panicked that their cover has been blown, Biomass Magazine quickly retorts:

Biofuels produced from biomass feedstocks (i.e. plant matter) are, by definition, carbon neutral because carbon dioxide tailpipe emissions from the combustion of biofuels are readily absorbed by growing plants. As such, the tailpipe emissions resulting from the use of a gallon of ethanol produced from corn grown on U.S. farmland are negated by the growing of the corn itself.

Yet, in a newly published article in Science, frequent biofuel critics Tim Searchinger, Dan Kammen, and others argue that this widely held scientific convention is erroneous. They argue that biofuels and other biobased energies should be accountable for the biogenic tailpipe and "smokestack" CO2 emissions that are absorbed by growing feedstocks and carbon emissions that could result from land clearing. The authors argue that existing and proposed regulations, such as the so-called U.S. cap and trade bill, create an accounting loophole that will lead to increased deforestation. They conceptually propose an unnecessary and impossible system that would trace actual flows of carbon.

However, the release of CO2 from recently living organisms has no overall effect on atmospheric CO2 levels and is therefore carbon neutral because atmospheric CO2 decreases when a plant photosynthesizes, then increases back to its initial level when that carbon (in the form of a biofuel) is burned and returned to the atmosphere. In this way, biofuels "recycle" organic carbon.

Now by what logical contortions do they conclude that "CO2 from recently living organisms has no overall effect on atmospheric CO2 levels"? And does a field of "biomass feedstocks" absorb as much carbon as a forest—putting aside the issues of biodiversity, watershed protection, cultural survival for indigenous forest-dwellers, etc.? Let's see what some other voices have to say on the question.

From the Union of Concerned Scientists:

Clearing mature forests and replacing them with fast-growing younger trees is not a solution. To be sure, younger trees draw carbon out of the atmosphere more quickly. But cutting down mature forests releases large quantities of CO2. And replacing natural forests with tree plantations destroys biodiversity—the web of life that supports and nourishes all plants and animals.

From the World Rainforest Movement:

Even if OECD countries are responsible for 77% of the world fossil fuel-related emissions of CO2...they advocate for a "solution" that consists on using the photosynthetic activity of tree leaves to capture CO2 and retain carbon in the wood. These so-called "carbon sinks" are fast-growing species' plantations to be installed in the South. The model is simple: the North will continue emiting CO2 to the atmosphere and the South will be responsible of capturing it throught the new installed "forest cover". They call it "joint implementation" and is the most recent argument used by plantation promoters to justify their activity. According to one calculation, 300 million hectares of fast-growing trees are required to absorb the annual global emissions of CO2 if the present rate of emissions continues, as is expected. There’s no scientific evidence of their efficiency, since their capacity to capture CO2 can be much influenced by climate change...

Such plantations have little in common with forests. Consisting of thousands or even millions of trees of the same species, bred for rapid growth, uniformity and high yield of raw material and planted in even-aged stands, they require intensive preparation of the soil, fertilisation, planting with regular spacing, selection of seedlings, mechanical or chemical weeding, use of pesticides, thinning, and mechanized harvesting... Industrial tree plantations have in many cases been preceded by firing or clearcutting of native forests and have therefore become a new and major cause of deforestation.

From the Global Justice Ecology Project:

The expansion of oil palm plantations usually takes place at the expense of transforming natural ecosystems, particularly tropical rainforests. This has disastrous consequences... [T]he destruction of the forest implies the release of carbon dioxide (CO2) - one of the greenhouse effect gases, whose accumulation in the atmosphere is responsible for global warming and subsequently climate change. Moreover, if a comparative assessment of CO2 is made between the two systems (forests and plantations), it will be seen that tropical forests, because of their complexity, store and absorb much more carbon than plantations.

If you folks at Biomass Magazine think you have persuasive answers to these arguments, we'd love to hear from you. Really.

See our last post on the climate crisis.

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cornsitution

article from grist:
by TOM PHILPOTT
What do industrially produced meat and corn-based ethanol have in common?

Well, they both thrive on the assumption that it’s good idea to devote vast swaths of land to an incredibly resource-intensive crop—corn—and then run that crop through an energy-sucking process to create a product of dubious value.

And .. they both got tagged as major drivers of climate change this past week.

Ethanol took the harder blow of the two, I think. It came wrapped in the Oct. 23 issue of Science. In a concise and devastating “policy forum” piece, a team of authors led by University of Minnesota researcher Tim Searchinger fingered a gaping defect in existing European and pending U.S. climate policy: biofuel gets treated as carbon-neutral, ignoring carbon emissions from land-use change. According to the paper ($ub req’d), the Kyoto Protocol, the European Union’s cap-and-trade law, and the final version of Waxman-Markey (the House climate bill that passed over the summer) all contain the a “far-reaching but fixable flaw”:

[They] does not count CO2 emitted from tailpipes and smokestacks when bioenergy is being used, but it also does not count changes in emissions from land use when biomass for energy is harvested or grown. This accounting erroneously treats all bioenergy as carbon neutral regardless of the source of the biomass, which may cause large differences in net emissions. For example, the clearing of long-established forests to burn wood or to grow energy crops is counted as a 100% reduction in energy emissions despite causing large releases of carbon.

Or, as Searchinger put it to a Wall Street Journal reporter, “Literally, in theory, if you chopped up the Amazon, turned it into a parking lot, and burned the wood in a power plant, that would be treated as a carbon-emissions reduction strategy.”

The implications of the flaw are staggering: existing climate law, coupled with U.S. and European biofuel mandates, could lead to vast forest clearing—unleashing a gusher of greenhouse gases in the name of … averting climate change. That’s sort of like trying to save your sight by gouging out your eyes. The authors state:

One study estimated that a global CO2 target of 450 ppm under this accounting would cause bioenergy crops to expand to displace virtually all the world’s natural forests and savannahs by 2065, releasing up to 37 gigatons (Gt) of CO2 per year (comparable to total human CO2 emissions today). Another study predicts that, based solely on economic considerations, bioenergy could displace 59% of the world’s natural forest cover and release an additional 9 Gt of CO2 per year to achieve a 50% “cut” in greenhouse gases by 2050. The reason: When bioenergy from any biomass is counted as carbon neutral, economics favor large-scale land conversion for bioenergy regardless of the actual net emissions. [Emphasis added.]

It should be noted that this “flaw” in U.S. climate policy is no accident. House Ag committee chair Collin Peterson fought like a pitbull to enshrine it in Waxman-Markey. To the agribusiness lobby Pererson represents, tarnishing the good name of ethanol is tantamount to setting fire to a Bible during Sunday school.

Another article in the same Science issue explores another massive problem with biofuels: water scarcity. As the author puts it: “A widespread shift toward biofuels could pinch water supplies and worsen water pollution. In short, an increased reliance on biofuel trades an oil problem for a water problem.” (Emphasis added.) According to the author, it takes between 90 and 190 liters of water to extract a kilowat-hour worth of oil. To get thhe same amount of energy from corn-based ethanol? Try 2.2 and 8.6 million liters of water. Ouch.

As for meat, get this: two researchers associated with the World Bank claim in a new World Watch piece (PDF) that meat production is responsible for more than half of global greenhouse gas emissions. Previously, the most widely cited estimate came from the FAO, which reckoned meat contributes an already-stunning 18 percent.

So why the difference in assessments? The biggest factor is respiration—the breathing out of C02—by livestock. According to the authors, livestock respiration adds massive carbon to the atmosphere—that factor alone, they claim, is equal to 13 percent of global annual GHG emissions.

I don’t have the scientific chops to assess their reasoning. I do wonder if the vast number if the C02 breathed into the air by farm animals isn’t partially offset by the vast number of wild animals elimainated by meat production. It’s not a pretty thoughtm but think of the habitat swallowed up by corn and soy fields globally—and the billions of animals who now monger exist to breathe out carbon.

However, I agree that meat production is deeply implicated in climate change—and must be cut dramatically. But I find these authors’ conclusion stunning: They want to replace industrially raised meat with industrially raised soy. In place of a chicken in every pot, they want to see a “chicken” in every pot. They call on the food industry to dramatically scale up the production of highly processed fake meat—and even offer marketing advice. They declare:

A successful campaign would avoid negative themes and stress positive ones. For instance, recommending that meat not be eaten one day per week suggests deprivation. Instead, the campaign should pitch the theme of eating all week long a line of food products that is tasty, easy to prepare, and includes a “superfood,” such as soy, that will enrich their lives.

They also express enthusiasm for “artificial meat cultivated in laboratories from cells originating from livestock, sometimes called ‘in vitro’ meat.”

Sorry, but given ideas like that, I’m not ready to let a couple of World Bank guys dictate the future of cuisine. Getting a carnivorous culture to reduce meat consumption is going to be tricky no matter what. Rather than push folks to embrace soy weenies and test-tube “shmeat,” I’d rather see a revival of minimally processed rice and beans, a move toward meat as a side dish, and a return to diversified farming that uses manageable amounts of manure to nourish cropland. Let’s ban the CAFO—but not eviscerate what’s left of our palates.



http://www.grist.org/article/2009-10-23-corn-meat-ethanol-global-warming/

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hurricane_coalstack

This week both The Washington Post and Greenpeace reported on the failure of the Noel Kempff Mercado Climate Action Project to reduce carbon dioxide emissions. This decade old “carbon offset” forest project in Bolivia demonstrates that “carbon trading” and other market mechanisms (CDM, REDD, cap and trade, so forth) will not effectively slow the burning of fossil fuels. These financial instruments are scams, frauds, and human rights violations.

This is not really news. Indigenous people from the forests of the world have been denouncing carbon markets since they were first introduced.* These critiques were brought before national and United Nations policy makers over and over and over, and, were essentially censored. Last month, The Indigenous Environmental Network (IEN) released a report that details the crimes of REDD and other carbon trading mechanisms. And, frankly, failure to reduce greenhouse gas emissions is the least of the crimes.

Unfortunately, both the current UNFCCC COP15 meetings and the bills (ACESA, Boxer-Kerry) being considered in US congress lean heavily toward carbon trading and other false solutions.
Short-sighted financial tricks will only prolong and impoverish the road to sustainability. The longer the deceits block the way forward; the more strange, unrecognizable, and uncomfortable the inevitably sustainable future.

The Indigenous Environmental Network REDD Report

Washington Post Article

Greenpeace Report pdf

*Collection of historic declarations containing statements against so-called market solutions:

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sábado, octubre 24, 2009

On Thursday night the Gulf Oil refinery in the nearby town of Cataño blew up. The blast and shock waves were felt twenty miles away. It was a sound like nothing I had ever heard in my life (the shock wave actually opened my bedroom door). In the four or five seconds after the explosion, the fireball was as bright as the three o'clock sun The fire is still burning, the plume of smoke is like nothing ever seen in Puerto Rico.


Explosion Refineria Gulf Puerto Rico 10 by Mr.Chevere.

Fuego en Refineria Gulf by G.T. Photography.

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jueves, octubre 22, 2009

The Great Land Grab: Rush for World’s Farmland Threatens Food Security for the Poor


Oakland CA: In a new report, The Great Land Grab: Rush for World’s Farmland Threatens Food Security for the Poor, the Oakland Institute sounds the alarm on the threat that land grabbing poses to food security and livelihoods. Land grabs--the purchase of vast tracts of land from poor, developing countries by wealthier, food-insecure nations and private investors--have become a widespread phenomenon, with foreign interests seeking or securing between 37 million and 49 million acres of farmland between 2006 and the middle of 2009. While such land grabs have not gone unnoticed, much attention has focused on individual countries, such as China and Saudi Arabia, buying land in poor nations. The Great Land Grab lays bare the insidious role played by international financial institutions like the International Finance Corporation of the World Bank and Foreign Investment Advisory Service (FIAS), as well as rich nations, in promoting and facilitating this widespread land reappropriation--all in the name of promoting food security through foreign investment in agriculture.

The report concludes that the current debate surrounding the land grab phenomenon fails to adequately and rigorously examine the consequences of this trend, and exposes how the huge sell-offs of resources undermines food security and land reform efforts. The authors implore that we question the assumption that increased investment in agriculture is beneficial for all parties involved.

“The history of foreign direct investment in agriculture reveals the plethora of social and economic problems that have plagued local citizens and belies the claims that the current land acquisitions will positively impact the development of poor nations,” said Shepard Daniel, fellow at the Oakland Institute and lead author of the report. “Throughout history, corporate agribusiness has been known to establish itself in developing countries with the effect of either driving independent farmers off their land or turning farmers into plantation workers. No matter how convincing the claim that these massive international acquisitions will bring much-needed agricultural investment to poor countries, evidence shows there is simply no place for the small farmer in the vast majority of these land grab situations that will only increase monoculture-based, export-oriented agriculture, further jeopardizing international food security,” she continued.

“Our report dismantles the myth of the 'win-win' argument that has been offered to quell concerns around this trend. A myopic focus on potential benefits, such as increased investment in agriculture in poor countries, is sidelining the issue of food security for the world’s poor and land reform from the forefront of the debate,” said Anuradha Mittal, Executive Director of the Oakland Institute and co-author of the report. “Food security and the implementation of land reform policies are inextricably linked. There are 1.5 billion small-scale farmers in the world who live on less than 2 hectares of land; secure and equitable access to and control over land allows these farmers to produce food, which is vital for their own food security as well as that of rural populations throughout the developing world,” she continued.

The Great Land Grab critically examines the role of the private sector in agricultural development and exposes implications of private sector control over food resources. The report concludes that those who promote the benefits of private sector growth in agriculture fail to recognize that acquisition of crucial food-producing lands by foreign private entities poses a threat to rural economies and livelihoods, land reform agendas, and other efforts aimed at making access to food more equitable. “Much press coverage and research has focused on the food security motivations of food import-dependent countries,” said Daniel. “We forget, however, that the main thrust of investment is coming from the private sector, whose interests do not lie in establishing food security, but rather in making a profit in international food markets.”

An estimated 1.02 billion people—one sixth of humanity—suffer from chronic hunger, and, in one of the world's cruelest ironies, 70 percent of this starving population live and work on small-scale farms and in rural areas. To tackle the growing crisis of world hunger, policy makers and agriculture experts will gather at the World Food Summit in November 2009; preparation for the summit is revolving around increased investment in agriculture. However, as The Great Land Grab points out, there is a dangerous disconnect between increasing agricultural investment through rich countries amassing land in poor countries and the goal of secure and adequate food supplies for poor and vulnerable populations.

The Great Land Grab: Rush for World’s Farmland Threatens Food Security for the Poor is a publication of the Oakland Institute (www.oaklandinstitute.org), an independent policy think tank whose mission is to increase public participation and promote fair debate on critical social, economic, and environmental issues.

Download the Report

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Killing Fields

the battle to feed factory farms

A hidden chain of destruction stretches from the factory farms in Europe to the forests of South America - where huge soy plantations, grown to feed chickens, cows and pigs in Europe, are wiping out wildlife and making climate change worse.


To make way for soy plantations, thousands of people are being forced from their land. Indigenous people are being evicted and forests are being cleared.

This ground breaking film investigates the impacts of growing soy in South America and shows how small scale farming that is good for people and the environment is losing out to big business of pesticides – poisoning rural communities, water sources and nature.


Meanwhile in Europe small scale farming that is good for people and the environment is losing out to big business.

This ground breaking film investigates the impacts of growing soy in South America to feed factory farms in Europe. Our campaign gives people unwittingly caught up in this damaging chain hope that they can break out of it.

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miércoles, octubre 21, 2009

A009_tegua_relocation
A small island, Tegua in Vanuatu is claimed
to be the first in the world to have to move its community because of rising sea levels.

October 19, 2009 by Stop the Blob at Global Justice Ecology Project

Rising Tide North America and Carbon Trade Watch would like you to join us on the October 24th day of global climate action to spread the word about the biggest financial scam in history – Carbon Trading.

In order to stabilize the climate before billions of people around the world suffer the consequences, it is imperative that carbon-trading schemes are stopped and real, democratically determined solutions are implemented.

We cannot afford to waste any more valuable time and resources relying on such market-driven strategies to deliver science-based goals (such as 350 ppm of CO2) when so many lives and livelihoods are at stake. If we truly wish to protect people and planet, then we must put climate justice before corporate profits.

However, first and foremost, we need to dispel the misguided notion that carbon trading has anything at all to do with climate change mitigation, or the present and future wellbeing of our communities.

We are proud to announce the launch of www.350reasons.org – a website presenting 350 reasons why carbon trading will not serve to stabilize the climate. You can submit your own reasons for opposing carbon trading via a web-form on this site. We will release the full 350 reasons next week.

The 350 reasons pamphlet can also be downloaded starting Monday Oct 19 at www.350reasons.org.

350 Reasons Why Carbon Trading Does Not Work

Here are just a few:

Carbon Trading prevents the world’s largest historical debt from being paid. The world’s major polluting corporations owe this debt to poor, frontline communities around the world – communities that contribute the least to, and suffer the lion’s share of the impacts of climate change.

Carbon Trading creates fraudulent derivative markets that reward the biggest industrial polluters and their financiers with windfall profits, while stealing natural resources such as clean air, clean water, clean soil and clean food from the global commons.

Carbon Trading allows corporations to finance or create carbon dumps in the Developing World while continuing to emit toxic climate pollution in the backyards of working poor, Indigenous and people of color communities in Developed Countries.

Carbon Trading impedes democratic governance by allowing corporate polluters, market managers, and commodity traders to determine whether and where to reduce greenhouse gases and toxic co-pollutants without allowing frontline communities to participate in those decisions.

Carbon Trading perpetuates subsidies and support for major industrial polluters such as big oil and energy companies, and creates new financing for bogus corporate solutions such as clean coal, safe nuclear, bio-fuels and waste incineration – adding more polluting smokestacks in the backyards of already-burdened communities

Carbon Trading keeps much-needed resources from being invested in real solutions and just transition strategies in renewable energy, energy efficiency, energy conservation, waste reduction, economic localization, closed-loop production, healthcare, public education and affordable housing.

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martes, octubre 20, 2009

Novedades de GRAIN
octubre de 2009
http://www.grain.org/biodiversidad/?type=53


Biodiversidad 62 dedica su número de octubre a la crisis climática. Buscamos variadas maneras de abordar y entender esta crisis y su relación con otras: alimentos, finanzas, energía, contaminación, basura, agua, urbanización salvaje.


Todas estas crisis se viven juntas como enormidad aplastante, sin que en realidad los funcionarios de las agencias internacionales multilaterales ni de los gobiernos particulares, y mucho menos las empresas privadas, las enfrenten en toda su magnitud o en sus orígenes. No tocan los intereses que las promueven. No fomentan las respuestas reales que podrían, si no remediarlas (porque su complejidad es muy extrema), por lo menos aminorarlas o frenar su posible y pronto estallido para tal vez entonces encarrilar el mundo en otra dirección más posible, justa y respetuosa.

Biodiversidad 62 presenta voces que, desde diversos rincones desnudan algún aspecto crucial para entender la crisis climática, o nos muestran algunas posibles alternativas al extremo desequilibrio planetario al que nos encaminamos si seguimos los remiendos industriales y seudocientíficos que promocionan como solución.

En textos de fondo, análisis, reportajes, manifiestos, notas periodísticas, reseñas y crónicas, se abordan las causas profundas, los cambios extremos, las supuestas salidas tecnológicas "innovadoras", a veces muy enloquecidas, para enfriar el planeta sin ir al fondo del asunto. Cómo es que los intermediarios y sus mecanismos mercantiles trafican derechos de contaminación mientras se piensa en las comunidades rurales como servidumbre que cuide los patrimonios "de la humanidad" que algún día podrán explotarse de algún modo.

Cómo es que los mecanismos del sistema alimentario transnacional desperdician energía conforme buscan agregarle valor económico a la comida con más y más procesos -- de la semilla certificada al suelo, a su fertilización y desinfección megaquímica, a la mecanización agrícola, al transporte, al lavado, procesamiento, empaque, estibado, almacenado y nuevo transporte (incluso internacional) hasta arribar a las mesas de hogares y comederos públicos.

Cuál, por último es la responsabilidad del sistema agrícola industrial con su desprecio extremo del suelo, y cuáles las posibles alternativas procedentes de una agricultura, de escala humana, en manos campesinas, con cultivos y tierra propios, comunales, que restituyan materia orgánica al suelo y logren el enfriamiento del planeta. Cómo, esas alternativas, sólo serán posibles en comunidades que defiendan su territorio, sus semillas, su cuidado agrícola del mundo, y el autogobierno que permita profundizar en soluciones respetuosas, creativas y forjadas desde la gente en mutuo acuerdo.

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New from GRAIN
October 2009
http://www.grain.org/articles/?id=55
http://www.grain.org/m/?id=266


THE NEW FARM OWNERS
Corporate investors lead the rush for control over overseas farmland

This new report [1] from GRAIN brings to light the role of the financial industry in today's global land grab for overseas food production. While so much attention has been focused on the involvement of states, like Saudi Arabia, China or South Korea, the report points out that the lead actors in the global farmland grab are not countries or governments but corporations.

The report includes a table [2] outlining over 120 investment structures, most of them newly created, which are busy acquiring farmland overseas in the aftermath of the financial crisis. Their engagement, whether materialised or targeted, rises into the tens of billions of dollars. The table makes plain that today's emerging new farm owners are private equity fund managers, specialised farmland fund operators, hedge funds, pension funds, big banks and the like. A new, powerful lobby of corporate interests is thus coming together, which wants favourable conditions to facilitate and protect their farmland investments. The funds are also exclusively geared towards large-scale agribusiness operations that produce for export markets. They will inevitably take away access for peasants and pastoralists to the land, water and other resources they need for local food production. One farmers' leader from Synérgie Paysanne in Benin rightly says these land grabs are "exporting food insecurity".

In light of these findings, GRAIN cautions those contemplating the various "win-win" scenarios that are being promoted to look more closely at who the investors are and what they really want. It should be apparent that making these investments work is simply not the right starting point. Supporting small farmers' efforts for real food sovereignty is where the solution to the food crisis lies.

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[1] GRAIN, The new farm owners - Corporate investors lead the rush for control over overseas farmland, Against the grain, October 2009, http://www.grain.org/articles/?id=55

[2] GRAIN, The new farm owners table, Against the grain, October 2009, http://www.grain.org/m/?id=266

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lunes, octubre 19, 2009

MENSAJE DEL MOVIMIENTO MUNDIAL POR LOS BOSQUES TROPICALES (WRM) ACERCA DEL CONGRESO MUNDIAL FORESTAL

Estimad@s amig@s:
El próximo 18 de Octubre tendrá comienzo en la ciudad de Buenos Aires (Argentina) el Congreso Forestal Mundial (CFM).
Una serie de organizaciones llevarán a cabo actividades paralelas al congreso oficial durante los días previos a su comienzo, para manifestar sus preocupaciones en torno al mismo. Durante esos días, integrantes de diversos movimientos sociales se reunirán para discutir e intercambiar experiencias de lucha y resistencia entre comunidades afectadas por los monocultivos de árboles, pero sobre todo para debatir los temas que realmente importan como la Soberanía Alimentaria de las comunidades afectadas por el avance de los monocultivos.
Como contribución al proceso, el WRM ha preparado una seria de materiales vinculados al Congreso Forestal Mundial, a los que se puede acceder a través de la portada de nuestra página web. Allí se puede encontrar una serie de materiales, entre los que destacamos:
* “¿Por qué nos preocupa el Congreso Forestal Mundial?”, donde se resumen los aspectos del Congreso que generan mayores inquietudes en materia social y ambiental.
* “El fraude de la ‘neutralidad en carbono’ en el Congreso Forestal Mundial”. El Congreso se ha declarado “carbono neutral” y para esto comprará créditos de carbono a una empresa celulósica brasilera que recientemente ha sido denunciada por la Defensoría Pública de Brasil. El artículo denuncia además el fraude del mercado del carbono.
* “Declaración de las mujeres sobre los impactos de la expansión de los monocultivos de árboles exóticos sobre la pradera”. Quienes promueven las plantaciones muchas veces utilizan entre sus argumentos de que ésta es una actividad que redunda en beneficios para las mujeres. Sin embargo, mujeres de Brasil, Argentina y Uruguay desenmascaran y denuncian en esta declaración los impactos negativos diferenciados de las plantaciones que ellas sufren.
* “Argentina: Misiones - pinos, pasteras y mentiras”. Dado que Misiones es descrita como la “principal provincia forestal del país”, seguramente será mostrada como el “ejemplo” en materia de desarrollo forestal. En este artículo se difunden testimonios locales que muestran la gran mentira del desarrollo forestal.
Por entrevistas en Buenos Aires: (+ 598 98) 407572
Por información adicional: wrm@wrm.org.uy / www.wrm.org.uy/inicio.html
Saludos cordiales,
El equipo del WRM

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Son los ricos los que están quemando el planeta

George Monbiot
The Guardian - Lunes 28 Septiembre 2009

El crecimiento de la población no es un problema -se produce en que consumen menos. Entonces, ¿por qué nadie acusa a los súper-ricos? No es una coincidencia que la mayoría de los que están obsesionados con el crecimiento de la población, son personas blancas que ya se les ha pasado el arroz: es por lo único que no pueden ser acusados.

El brillante científico de los sistemas de la Tierra, James Lovelock, por ejemplo, dijo el mes pasado “Aquel que no vea el crecimiento de la población y el cambio climático como dos caras de la misma moneda son o ignorantes o se esconden de la verdad. Estos dos enormes problemas medioambientales son inseparables y discutir uno, ignorando el otro es irracional”. Pero es Lovelock quien está siendo ignorante e irracional.

Un informe publicado ayer en la revista Environment and Urbanization muestra que los lugares donde la población ha estado aumentando más rápido son aquellas en que las emisiones de dióxido de carbono han aumentado más lentamente y viceversa. Por ejemplo entre 1980 y 2005 el África Sub-Sahariana produjo el 18,5% del crecimiento global de la población y sólo el 2,4% del aumento de CO2. En América del Norte hubo un aumento del 4% de población pero un 14% en las emisiones. El 63% del aumento de población ha ocurrido en lugares con muy bajas emisiones.

Incluso estos datos no capturan toda la esencia. El informe dice que una sexta parte de la población es tan pobre que no produce emisiones. Éste coincide con ser el grupo con un aumento mayor de población. Los hogares en India que ganan menos de 3.000 rupias al mes (45€) usan una quinta parte de la electricidad por cabeza y una séptima parte del combustible para el transporte de los hogares que ganan 30.000 rupias o mas. Los que no tienen techo casi no utilizan nada. Aquellos que viven de procesar residuos (una gran proporción de los sin-clase urbanos) a menudo ahorran más gases de efecto invernadero de los que producen. Muchas de las emisiones por las que los países pobres son culpados deberían por justicia pertenecer a los países desarrollados. La quema del gas de las compañías exportadoras de petróleo desde Nigeria ha producido más emisiones de gases con efecto invernadero que todas las otras fuentes en el África sub-sahariana junta. Incluso la deforestación en los países pobres está conducida principalmente por operaciones comerciales para traernos madera, carne y pienso para el ganado para alimentar a los consumidores ricos. Los habitantes rurales pobres hacen incluso menos daño.

El autor del informe, David Satterhwaite, señala que la vieja formula enseñada a los estudiantes de desarrollo (I=PAT) es errónea*. El impacto total debería medirse como I=CAT: consumidores por la riqueza por la tecnología. Gran parte de la población mundial utiliza tan poco que ni siquiera se verían reflejados en esta ecuación. Son los que tienen más hijos.

Cuando existe una correlación muy débil entre el calentamiento global y el crecimiento de la población, hay una correlación fuerte entre el calentamiento global y la riqueza. He estado estando un vistazo a unos cuantos súper-yates, ya que necesitaba algo para entretener a los ministros laboristas al estilo que están acostumbrados. En primer lugar, estudié los planes para la Flota de Royal Falcon RFF135, pero cuando descubrí que solo quemaban 750 litros de combustible por hora me di cuenta que no iba a impresionar a Lord Mandelson. Puede que levante un poco las cejas en Brighton con el Overmarine Manguita 105, que quema 850 litros por hora. Pero lo que de verdad me impresionó fueron los Yates Wally en Mónaco. El Wally Power 118 (que da una sensación de poderío) consume 3.400 litros por hora navegando a una velocidad de 60 nudos. Es casi un litro por segundo o 31 litros por kilómetro.

Por supuesto, para hacer una verdadera impresión debo gastarme una pasta en accesorios de madera de teca y de caoba, llevar unas cuantos motos acuáticas y un mini-submarino, llevar a mis invitados al puerto en un avión privado o en helicóptero, ofrecerles atún, sushi y caviar de beluga y pilotar la bestia tan rápido que aplaste la mitad de la vida marina en el mediterráneo. Como propietario de uno de esos yates infligiré mas daño a la biosfera en 10 minutos que la mayoría de africanos durante todas sus vidas.

Alguien que conozco que socializa con los súper-ricos me dice que en la zona de la ribera baja del valle del río Tamesis vive la gente que calienta sus piscinas descubiertas a la temperatura de las bañeras durante todo el año. Les gusta estar tumbados en sus piscinas en las noches de invierno contemplando las estrellas. El coste del combustible es de 3.000£ al mes. 100.000 personas viviendo como estos se cargaran nuestros sistemas de apoyo de vida más rápido que 10.000 millones de personas viviendo como los agricultores africanos. Pero al menos los súper ricos tiene la buena costumbre de no procrear demasiado, por lo que los ricos viejos que se quejan de la súper-población les pueden dejar tranquilos.

El pasado mes de Mayo el Sunday Times publicó un articulo titulado "Billionaire club in bid to curb overpopulation". (Club de millonarios para reducir la sobre-población) Decía que “algunos de los más millonarios de Estados Unidos se han reunido secretamente” para decidir que buena causa apoyarían. “Se llego a un consenso: apoyarían una estrategia en la que el aumento de la población seria tratado como una potencial amenaza ambiental, social e industrial.” En otras palabras; Los ultra ricos han decidido que son los más pobres los que están destrozando el planeta. No esperes una metáfora, es imposible satirizarlo.

James Lovelock como Sir David Attenborough y Jonathan Porrit, patrocinan Optimum Population Trust (la fundación para la poblaciónóptima). Es una de las docenas de campañas y fundaciones cuyo sóloobjetivo es desaconsejar a la gente que tenga hijos en nombre de salvarla biosfera. Pero no he sido capaz de encontrar una sola campaña con elúnico objetivo de exponer los impactos de los súper ricos.

Los obsesionados pueden decir que la gente que tiene muchos hijos puede que un día sean ricos. Pero ya que los ricos cada vez se apoderan de más y más, los recursos se están acabando y esto para la mayoría de los más pobres, es una perspectiva poco halagüeña. Hay importantes motivos sociales para ayudar a la gente a controlar la natalidad, pero pocos motivos ambientales- excepto entre las poblaciones ricas.

La Optimum Population Trust pasa por alto el hecho de que el mundo está en una transición demográfica: el ritmo en el aumento de la población se están reduciendo casi en todas partes y según Nature el número de personas es muy probable que alcance un máximo en este siglo, aproximadamente 10.000 millones. La mayor parte del crecimiento se producirá entre aquellos que casi no consumen nada.

Pero nadie anticipa una transición en el consumo. La gente tiene menos hijos al ser más rica, pero no consumen menos- consumen más. Como muestra los hábitos de los súper ricos, no hay límites para el despilfarro. Se espera que el consumo aumente con el crecimiento económico hasta que la biosfera diga ya basta. Cualquiera que comprenda esto y todavía considere la población y no el consumo como el gran tema está, según palabras de Lovelock “escondiéndose de la verdad”. Es el peor caso de paternalismo, culpar a los pobres por los excesos de los ricos.

Entonces, ¿dónde están los movimientos de protesta contra los apestosos ricos que están destruyendo nuestros sistemas de vida? ¿Donde está la acción directa contra los súper-yates y los aviones privados? ¿Dónde esta la guerra de clases cuando se necesita?

Es hora que tengamos las agallas de nombrar el problema. No es sexo, es el dinero. No son los pobres, son los ricos.

Traducido por Félix Nieto para Globalízate

Artículo Original: Stop blaming the poor. It's the wally yachters who are burning the planet
Population growth is not a problem - it's among those who consume the least. So why isn't anyone targeting the very rich?


Notas del traductor:

*La fórmula describe el impacto de la actividad humana en el medio ambiente, fue desarrollada en la década de los 70 en un debate entre Barry Commoner, Paul R. Ehrlich and John Holdren. I = P × A × T

Impacto humano (I) en el medio ambiente es igual al producto de la población (P), prosperidad (A: consumo per capita) y tecnología (T: impacto ambiental por unidad de consumo)
http://en.wikipedia.org/wiki/I_PAT

He traducido wally yatches como ricos en el título ya que la traducción yates wally no es muy sugerente, aun así he buscado el significado y se refiere a una compañía que diseña y fabrica yates de altas prestaciones, basada en Montecarlo y fundada en 1994 por Luca Basanni. http://en.wikipedia.org/wiki/Wally_Yachts

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domingo, octubre 18, 2009

The Population Myth

People who claim that population growth is the big environmental issue are shifting the blame from the rich to the poor

By George Monbiot. Published in the Guardian, 29th Septeember 2009

It’s no coincidence that most of those who are obsessed with population growth are post-reproductive wealthy white men: it’s about the only environmental issue for which they can’t be blamed. The brilliant earth systems scientist James Lovelock, for example, claimed last month that “those who fail to see that population growth and climate change are two sides of the same coin are either ignorant or hiding from the truth. These two huge environmental problems are inseparable and to discuss one while ignoring the other is irrational.”(1) But it’s Lovelock who is being ignorant and irrational.

A paper published yesterday in the journal Environment and Urbanization shows that the places where population has been growing fastest are those in which carbon dioxide has been growing most slowly, and vice versa. Between 1980 and 2005, for example, Sub-Saharan Africa produced 18.5% of the world’s population growth and just 2.4% of the growth in CO2. North America turned out 4% of the extra people, but 14% of the extra emissions. Sixty-three per cent of the world’s population growth happened in places with very low emissions(2).

Even this does not capture it. The paper points out that around one sixth of the world’s population is so poor that it produces no significant emissions at all. This is also the group whose growth rate is likely to be highest. Households in India earning less than 3,000 rupees a month use a fifth of the electricity per head and one seventh of the transport fuel of households earning Rs30,000 or more. Street sleepers use almost nothing. Those who live by processing waste (a large part of the urban underclass) often save more greenhouse gases than they produce.

Many of the emissions for which poorer countries are blamed should in fairness belong to us. Gas flaring by companies exporting oil from Nigeria, for example, has produced more greenhouse gases than all other sources in sub-Saharan Africa put together(3). Even deforestation in poor countries is driven mostly by commercial operations delivering timber, meat and animal feed to rich consumers. The rural poor do far less harm(4).

The paper’s author, David Satterthwaite of the International Institute for Environment and Development, points out that the old formula taught to all students of development - that total impact equals population times affluence times technology (I=PAT) - is wrong. Total impact should be measured as I=CAT: consumers times affluence times technology. Many of the world’s people use so little that they wouldn’t figure in this equation. They are the ones who have most children.

While there’s a weak correlation between global warming and population growth, there’s a strong correlation between global warming and wealth. I’ve been taking a look at a few superyachts, as I’ll need somewhere to entertain Labour ministers in the style to which they’re accustomed. First I went through the plans for Royal Falcon Fleet’s RFF135, but when I discovered that it burns only 750 litres of fuel per hour(5) I realised that it wasn’t going to impress Lord Mandelson. I might raise half an eyebrow in Brighton with the Overmarine Mangusta 105, which sucks up 850 l/hr(6). But the raft that’s really caught my eye is made by Wally Yachts in Monaco. The WallyPower 118 (which gives total wallies a sensation of power) consumes 3400 l/hr when travelling at 60 knots(7). That’s nearly one litre per second. Another way of putting it is 31 litres per kilometre(8).

Of course to make a real splash I’ll have to shell out on teak and mahogany fittings, carry a few jet skis and a mini-submarine, ferry my guests to the marina by private plane and helicopter, offer them bluefin tuna sushi and beluga caviar and drive the beast so fast that I mash up half the marine life of the Mediterranean. As the owner of one of these yachts I’ll do more damage to the biosphere in ten minutes than most Africans inflict in a lifetime. Now we’re burning, baby.

Someone I know who hangs out with the very rich tells me that in the banker belt of the lower Thames valley there are people who heat their outdoor swimming pools to bath temperature, all round the year. They like to lie in the pool on winter nights, looking up at the stars. The fuel costs them £3000 a month. One hundred thousand people living like these bankers would knacker our life support systems faster than 10 billion people living like the African peasantry. But at least the super wealthy have the good manners not to breed very much, so the rich old men who bang on about human reproduction leave them alone.

In May the Sunday Times carried an article headlined “Billionaire club in bid to curb overpopulation”. It revealed that “some of America’s leading billionaires have met secretly” to decide which good cause they should support. “A consensus emerged that they would back a strategy in which population growth would be tackled as a potentially disastrous environmental, social and industrial threat.”(9) The ultra-rich, in other words, have decided that it’s the very poor who are trashing the planet. You grope for a metaphor, but it’s impossible to satirise.

James Lovelock, like Sir David Attenborough and Jonathan Porritt, is a patron of the Optimum Population Trust (OPT). It is one of dozens of campaigns and charities whose sole purpose is to discourage people from breeding in the name of saving the biosphere. But I haven’t been able to find any campaign whose sole purpose is to address the impacts of the very rich.

The obsessives could argue that the people breeding rapidly today might one day become richer. But as the super wealthy grab an ever greater share and resources begin to run dry, this, for most of the very poor, is a diminishing prospect. There are strong social reasons for helping people to manage their reproduction, but weak environmental reasons, except among wealthier populations.

The Optimum Population Trust glosses over the fact that the world is going through demographic transition: population growth rates are slowing down almost everywhere and the number of people is likely, according to a paper in Nature, to peak this century(10), probably at around 10 billion(11). Most of the growth will take place among those who consume almost nothing.

But no one anticipates a consumption transition. People breed less as they become richer, but they don’t consume less; they consume more. As the habits of the super-rich show, there are no limits to human extravagance. Consumption can be expected to rise with economic growth until the biosphere hits the buffers. Anyone who understands this and still considers that population, not consumption, is the big issue is, in Lovelock’s words, “hiding from the truth”. It is the worst kind of paternalism, blaming the poor for the excesses of the rich.

So where are the movements protesting about the stinking rich destroying our living systems? Where is the direct action against superyachts and private jets? Where’s Class War when you need it?

It’s time we had the guts to name the problem. It’s not sex; it’s money. It’s not the poor; it’s the rich.

www.monbiot.com

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From: Red Nacional de Accion Ecologista <renace20@hotmail.com>

RENACE

RED NACIONAL DE ACCION ECOLOGISTA

De la Argentina

17 octubre 09

REENVIAMOS

aaA Acerca del Congreso Forestal Mundial

ENCUENTRO POR LA VIDA Y CONTRA LOS AGRONEGOCIOS

Los arboles son mucho más que madera

Por: Javier Souza Casadinho Coordinador regional RAPAL

Se desarrolla en Argentina el XX congreso forestal mundial promovido por organizaciones internacionales y empresas que favorecen y se enriquecen con los agronegocios. Este hecho no puede pasar desapercibido dado que uno de los objetivos de este encuentro es promover el monocultivo de arboles exóticos o importados con lo cual se alteran gravemente las relaciones al interior de los ecosistemas naturales y con ello la vida misma. En este proceso creciente de cultivo de árboles, la expansión productiva ocurre en una estructura agraria en la cual se manifiesta una creciente concentración económica, afectando de esta manera a miles de productores, principalmente a los más pequeños. Se hace presente y visible la desnacionalización de la producción agrícola y su inclusión en un complejo agroindustrial ligado a la oferta monopólica de insumos y tecnologías – semillas y maquinarias-. Complejo impulsado y en manos de unas pocas empresas extranjeras.

Alunas preguntas que debemos hacernos

¿Cómo afecta la deforestación a los ecosistemas?

Unida a los procesos de expansión de la frontera agropecuaria se asiste a un proceso de eliminación creciente de los bosques, selvas y montes nativos, para implantar árboles que provienen de otros lugares del mundo –exóticos-. Árboles y arbustos son arrancados y con ellos se afecta a todos los ecosistemas que los posee como componentes indispensables.

Cuando se elimina un árbol se afecta a todo el ecosistema, desde las pequeñas bacterias que se alimentaban de las hojas que caían al suelo – reciclando los nutrientes -, hasta las abejas que anidaban en sus ramas, las plantas herbáceas que crecían a su sombra y aún los pequeños animales que residían sobre las ramas y en el mismo tronco. Además como elemento regulador del clima; los árboles proveen sombra, con sus hojas protegen al suelo de las gotas de lluvia y aún regulan la escorrentía, la infiltración y almacenamiento del agua.

¿Cómo afectan los monocultivos de árboles a la alimentación de las comunidades?

Arrancados los árboles las comunidades ya no pueden obtener de ellos su alimento, tampoco podrán curarse y además ya no accederán a la miel, pequeños animales y plantas herbáceas que el monte o bosque eran capaces de proveer. Luego de un par de años de monocultivo herbáceo, los suelos pierden rápidamente la fertilidad, volviéndose polvorientos, sin vida, incapaces de sostener la nutrición de los cultivos que sobre ellos se cultiven. Estos cultivos desplazan a cultivos como la papa, la batata, la mandioca, o el maíz, cultivos arraigados en las comunidades, capaces de prepararse y combinarse de diferente manera según los usos y las costumbres propios de cada una de ellas.

¿Existen árboles transgénicos? ¿Como pueden afectarnos?

Los organismos transgénicos son aquellos que han sido modificados en su estructura genética de tal manera que expresen una característica que naturalmente no poseían-. Aunque en la actualidad no hay plantaciones legales de este tipo en la región, si hay estudios de investigación para poder desarrollarlos y cultivarlos a campo.

La utilización de plantas transgénicas determina que nuestros suelos y el esfuerzo de las comunidades se destinen a producir plantas para alimentar a cerdos y vacas chinas y Europeas mientras que las comunidades americanas consumen alimento s de baja calidad nutritiva. Esto es lo que viene sucediendo con el modelo productivo basado en la soja transgénica en los países del cono sur de Latinoamérica.

¿La implantación de árboles exóticos promueve el uso de plaguicidas?

Los monocultivos no poseen la capacidad de sustentarse por sí mismos por lo cual requieren de aportes crecientes, de la protección permanente, de plaguicidas. El modelo de monocultivos forestales ha determinado un sobre uso de plaguicidas en especial de herbicidas – como el glifosato - y de insecticidas –como el mirex-. Es sabido que los herbicidas no solo eliminan, y solo parcialmente, a las mal llamadas malezas sino que eliminan una gran cantidad de hierbas silvestres capaces de alimentar a las poblaciones rurales y periurbanas. Además estos “yuyos” proveen alimentos y cobijo a una gran cantidad de insectos benéficos indispensables en los agroecosistemas.

Los plaguicidas contaminan al ambiente afectando especialmente a los seres humanos. Pueden aparecen dos tipos de intoxicaciones; las de rápida manifestación - agudas - cuyos síntomas son los vómitos, las diarreas y las que aparecen mucho tiempo después del contacto – las crónicas -. Estas últimas pueden determinar la aparición de canceres, mal de Parkinson, etc. El caso del mirex, utilizado para controlar hormigas, es el más preocupante dado que se trata de un tóxico persistente, acumulándose en las cadenas tróficas, viajando a grandes distancias y resistiendo a la degradación química, física y biológica.

5-¿La forestación con monocultivos afecta el acceso a la tierra de las comunidades?

El monocultivo de árboles expulsa a los pueblos ya por que requiere sus tierras como porque afecta a la alimentación. Para poder producir las comunidades necesitan acceder a la tierra y al agua en cantidades suficientes según los cultivos y sistemas productivos que en cada comunidad suelen practicarse. Si bien el problema del acceso a la tierra se remonta a los orígenes mismos de los procesos de colonización europea cuando los pueblos originarios fueron despojados de sus tierras, en la actualidad este proceso se continua y profundiza a partir de la expansión de la frontera agropecuaria – incluido el cultivo de árboles - . Así las comunidades despojadas de su tierra no solo ya no pueden cultivar los cultivos destinados a la venta y los destinados al autoconsumo sino que tampoco pueden acceder a las especies vegetales silvestres, árboles, plantas herbáceas, pequeños animales, etc. Se desencadenan así migraciones internas desde las comunidades a grandes centros urbanos con lo cual se interrumpen vínculos con el territorio y se incrementa la población en las ciudades

6-¿Qué es y que rol juegan las Certificaciones Forestales?

Debido al avance de la forestación, surge un pedido de distintas voces de todos los campos sociales (consumidores, ambientalistas, ONG´s, comunidades afectadas) para que los productos derivados de árboles tengan certificaciones que demuestre el manejo responsable de los ambientes donde se realizan el cultivo y las extracciones. Surge así el FSC (Consejo de Administración Forestal) que certifica un manejo ambiental sustentable, beneficioso socialmente y económicamente viable para los bosques del mundo. El hecho de destacar y dudar de estas certificadoras, es que NO son un órgano estrictamente independiente, ni incluye en su estructura de monitoreo y evaluación a las comunidades locales y el ambiente. Además en esta certificación se permite el uso de plaguicidas de alto impacto en el ambiente, incluida la salud de las personas. El FSC también es cuestionado por que sus intenciones de certificar vienen relacionadas con las grandes corporaciones económicas interesadas en la producción forestal y que sus definiciones de plantaciones sustentables, distan muy lejos de lo que las comunidades piensan y desean.

7-¿La forestación con especies exóticas afecta a las variedades nativas de árboles?

Se asiste a un proceso de desaparición creciente de árboles criollos. Desde la revolución verde iniciada a principios de la década del 50´ se da un largo y constante proceso de introducción de semillas mejoradas, semillas “milagrosas” que acompañadas de un paquete tecnológico basado en plaguicidas, fertilizantes y maquinaria han determinado el reemplazo y pérdida de semillas criollas adaptadas al clima, ecosistemas y culturas locales.

Los árboles nativos se hallan adaptados al clima y al suelo, recreando a su alrededor verdaderos ecosistemas integrados por otros vegetales, insectos, bacterias, mamíferos – incluidos nosotros -. Todos ellos se relacionan de manera armónica obteniendo alimento y espacio para vivir. Reemplazados los arboles nativos por los importados se acaban las relaciones determinando la desaparición de cadenas alimentarias integras, afectando principalmente a los seres humanos

8-¿Se relaciona la forestación con la aparición de enfermedades?

Las causas que determinan la aparición de enfermedades son múltiples pero se relacionan entre sí. Como se sabe el progreso del dengue tiene que ver con la expansión de las zonas de distribución y las posibilidades de supervivencia del mosquito Aedes aegypty, ambas se hallan relacionadas con el modelo agrícola vigente y el cambio climático, estas a su vez vinculadas entre sí. Si bien es posible hablar de la multicausalidad de las enfermedades es indudable que el modelo productivo basado en los monocultivos, la utilización de herbicidas, fungicidas e insecticidas posee su impacto en la tasa de reproducción y supervivencia del vector.

En primer lugar la deforestación y quema de bosques y montes, para dedicar las tierras al cultivo de árboles exóticos, ha determinado la migración de los mosquitos hacia otras zonas donde han encontrado condiciones óptimas para su supervivencia. En este caso también posee una notable influencia el cambio climático en especial la elevación de las temperaturas y el cambio en las condiciones de humedad. Ahora bien el cambio climático no ha ocurrido naturalmente o por azar, por el contrario se relaciona tanto con el incremento en las actividades industriales, los transportes, la quema de bosques que generan dióxido de carbono como con el descenso en la superficie cubierta por árboles, que absorben ese compuesto.

9-¿Cuál es el rol de los árboles en los ecosistemas?

Los arboles poseen un papel claro e irremplazable en la elevación de la productividad del sistema y en la mantención del equilibrio biológico. Dado que las raíces son capaces de explorar el perfil del suelo hasta por una profundidad que excede los 5 metros constituyen una excelente bomba de nutrientes hacia la superficie. Allí los nutrientes quedan a disposición de plantas de crecimiento radicular más pequeño. La generación de un micro hábitat favorable dado por la sombra, mayor cantidad de nutrientes y disponibilidad de agua propicia el crecimiento de otras especies silvestres y/o cultivadas. Se observa la recomposición paulatina de los contenidos de materia orgánica de suelo mejorando sus características químicas, físicas y biológicas.

10 ¿Qué podemos hacer para revertir la situación?

El entramado de causas internas y externas con origen en el desarrollo de políticas desacertadas hace necesario tener en cuenta una política clara y definida respecto al resguardo y promoción de los árboles nativos.

Si bien el respeto permite la no invasión sobre los modos de producción y elaboración de los alimentos se hace necesario el desarrollo de una política integral con medidas que no solo protejan, sino promuevan la soberanía alimentaria:

Entre otros temas debemos pensar, luchar y discutir sobre:

a-El acceso a la tierra y al agua en cantidad y calidad suficiente para el sustento de las comunidades.

b-La protección de los bosques y montes nativos creadores y dadores de vida

c-La promoción de la agroecología como modo de cultivo y de vincularnos con el ambiente no solo por que permite la producción de alimentos de alta calidad e inocuidad sino porque respetan los ciclos naturales y los conocimientos de los pueblos.

d-La promoción de las rotaciones y los policultivos incluyendo árboles a fin de favorecer una adecuada nutrición de los suelos y el manejo ecológico de los insectos y enfermedades.

e-La valoración de los arboles criollos como integrantes fundamentales de los ecosistemas, fuentes apropiadas de alimentos no solo por que se hallan adaptadas a los suelos y clima local sino porque pueden procesarse de múltiples formas, potencializando su capacidad alimentaria.

f-La promoción de las ferias de semillas como instancia de encuentro de saberes y haceres en torno a la producción de cultivos y elaboración de alimentos.

g-El mantenimiento de áreas de monte, bosque y selva indispensables para el equilibrio de los sistemas y la continuidad de la vida de las poblaciones que allí se asientan desde tiempos inmemoriales

Marcos paz , 15 de octubre de 2009

CONTACTOS PARA PRENSA

Javier Souza - RAPAL javierrapal@yahoo.com.ar

Carlos Vicente - GRAIN / ACCION POR LA BIODIVERSIDAD - RENACE (011) 156 3088809 carlos@grain.org

WRM Movimiento Mundial por los Bosques - Uruguay (+ 598 98) 407572 wrm@wrm.org.uy

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